La Provincia - Diario de Las Palmas

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La represalia del corsario

Tras ser derrotado por la milicia canaria y antes de abandonar la ciudad, Van der Does saqueó e incendió varios edificios de la capital

Ilustración de Van der Does. LP /DLP

Han pasado 417 años desde que Las Palmas de Gran Canaria sufriera una de las gestas bélicas más relevantes de la historia del Archipiélago. Entre el 26 de junio y el 8 de julio de 1599 la flota holandesa liderada por el general Pieter Van der Does, integrada por 74 navíos de guerra y un ejército de 8.000 oficiales y soldados, atacó la capital de la Isla.

La ciudad se vio asediada por las embestidas de la armada neerlandesa, en guerra contra España por la interrupción de las relaciones comerciales con los Países Bajos. Gracias al espíritu combativo de la defensa isleña, bajo las órdenes del capitán general Alonso de Alvarado, evitó hasta en cuatro ocasiones que la escuadra enemiga tomase su objetivo.

Sin embargo, la inferioridad en número y de armas por parte de los canarios supuso finalmente que, en el que fue el quinto intento, las tropas de Van der Does desembarcaran. Los ancianos, mujeres y niños dejaron sus hogares y se refugiaron en la Vega, al tiempo que la milicia isleña preparaba una defensa que apenas duró hasta el siguiente ataque enemigo. Las autoridades y defensores canarios tomaron la decisión de evacuar la ciudad, y se establecieron en la villa de Santa Brígida mientras los neerlandeses contiuaban ocupando la capital grancanaria.

Van der Does, que amenazaba con conquistar el resto de la Isla, pedía 400.000 ducados de oro -a modo de recompensa- a cambio de la zona con la que ya se había hecho. No obstante, esta petición no fue atendida por los isleños, que se prepararon en las inmediaciones del Monte Lentiscal -en el actual municipio de Santa Brígida, que entonces no existía como tal- paradefenderse ante una nueva incursión enemiga.

Fue clave, en este momento, el conocimiento de los terrenos de la zona de El Batán que poseían los isleños. Jugó tanto a favor de los milicianos canarios que consiguieron batir en retirada a los holandeses. Van der Does dispuso el abandono de la ciudad, no sin antes de partir saquearla, quemar los retablos de la catedral e incendiar varios edificios, como el palacio episcopal y la casa de Bartolomé Cairasco, entre otros. Además, se llevaron las campanas de la catedral, un episodio que dio pie a que 410 años después Holanda regalara una campana a la ciudad como símbolo de reconciliación.

La batalla de El Batán, así como los acontecimientos del ataque de Van der Does dieron lugar a una de las efemérides más trágicas y heroicas de la historia de las Islas. La conmemoración de estos hechos es ya una tradición en la ciudad, que honrará un año más a los militares, milicianos y canarios que hace 417 años dieron sus vidas por la defensa de Gran Canaria.

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