La Rosa de los Vientos

Fue por casualidad, como tantos comienzos, que tratando de diseñar una placa de bronce con forma de rosa de los vientos, para insertarla en el pavimento de la Plaza del Pilar Nuevo, mirando al mar, en la trasera de la Catedral, me di cuenta de algo aparentemente trivial, que la Catedral de Canarias está orientada al noreste en lugar de hacia el este. Más ajustadamente, al este-noreste. Y ustedes dirán: ¿Y eso qué importa ?

La orientación común de las iglesias

Pues que la orientación común de las iglesias cristianas es hacia el este geográfico, punto donde nace el sol equinoccial y resulta que la Catedral de Canarias, el templo más importante del Archipiélago, la primera catedral de Ultramar, no está orientada de la misma manera que el común de las iglesias. Y sin embargo, con pequeñas desviaciones menores de tres grados, la cercana ermita de San Antonio Abad, centro fundacional de la ciudad, la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, la iglesia de San Agustín, incluso la pequeña iglesia de San Juan Bautista, sí lo están.

Las primeras iglesias no diferían de las sinagogas judías y se orientaban hacia Jerusalén. A partir del siglo IV las antiguas iglesias sirias cambiaron su orientación y dirigieron su ábside, su eje y su plegaria hacia el este geográfico, hacia la salida del sol, hacía la Jerusalén Celeste. A partir de entonces, el lugar por donde sale el sol sería el mejor símbolo para expresar la espera escatológica del último día, del triunfo definitivo sobre la muerte y sobre el mal; el emblema de Cristo, sol de justicia, que no se pondrá jamás.

Desde las construcciones megalíticas del occidente europeo, Ur, Babilonia, Egipto y Roma, en el judaísmo y el islam, América y Asia; la correcta orientación del templo es crucial. Las estrellas, la luna y el sol guiaron la mano de sus arquitectos.

El trabajo del arquitecto

¿Para eso se hizo venir de Sevilla, en 1500, a un arquitecto para que fijara sus trazas, apenas 22 años después de la "fundación" de la ciudad? ¿Para semejante "des-orientación"? El propio término confirma su etimología y el juego de palabras.

Pues tras la delimitación del lugar sagrado, el siguiente y trascendental acto de "fundación" -palabra de deriva de poner fundamento, es decir: cimiento-, la primera tarea del arquitecto, es señalar la "correcta" alineación. Acaso el acto esencial, más allá de la propia concepción general, su trazado, sus medidas y proporciones, pues todas las partes pueden ir variando, y así ha sido en nuestra catedral también durante la "vida" de su fábrica; pero la alineación, bien puede perdurar aún después de incendios y reconstrucciones.

¿Des-orientación o alternativa?

Lo que realmente me llamaba la atención no era que su orientación se apartara tanto del este equinoccial geográfico, sino que -según mi mala memoria- ese ángulo aproximado estaría muy cerca de la dirección, o acimut, de la salida del sol durante el solsticio de verano, es decir: del alba del día de San Juan. Y esta ciudad tiene como santo patrón al Bautista, por coincidir su festividad con la propia fundación del campamento originario. ¿Habrá sido consciente el hecho de orientar la Catedral hacia el naciente de San Juan, en lugar del hacia el este geográfico?

"Un" grado de error

Resultó que la orientación al solsticio de verano, claro está, no era perfecta. Siguientes mediciones me señalaban un desplazamiento aproximado de 1,5 grados entre el eje de la Catedral y el azimuth del alba -dirección de la salida del sol- durante el solsticio de verano o en el día de San Juan*

Porque la simple aproximación a esta efeméride de tanta significación astrológica, día de un santo tan cargado de simbolismo, cuando la ciudad fue fundada, me resultaba un hecho demasiado bonito para cederlo a la mera casualidad. Y mi cabeza, como la del Bautista, no paraba de dar vueltas.

Recordemos que las viejas catedrales peninsulares en ocasiones conservan orientaciones de anteriores iglesias preexistentes, o que las nuevas catedrales de las ciudades reconquistadas, al erigirse sobre los restos de mezquitas anteriores, no podían "corregir" su orientación, teóricamente hacia la Meca -el asunto es más complejo-. Por tanto, cabe suponer que tal cuestión de la "orientación" debía estar muy viva en la Andalucía en aquel tiempo, cuando se hizo venir a un arquitecto de la propia sede arzobispal de Sevilla, cuando se construía la mayor catedral gótica de la cristiandad, donde coincidían o eran llamados a consulta los más prestigiosos arquitectos del momento, como Simón de Colonia y otros.

El sol "se mueve"

¿Y si lo importante no fuera la mera orientación (de escasa utilidad en lugares cerrados) sino que el sol alcanzara un cierto ángulo, una cierta altura, para que pudiera señalar algo que estuviera en el suelo o en una pared, como se dice que ocurre en otras iglesias? Pues las super-orientaciones mágicas o científicas a las que nos tienen acostumbradas las revistas y documentales sobre las pirámides, Stonehenge, u otros lugares, coinciden en acontecer en sitios de horizontes abiertos como grandes llanuras, altos de montañas o costas. La orientación perfecta y el rayo de luz horizontal sólo es apto para entornos libres de horizontes despejados.

El rayo descendente

Por tanto caí en la cuenta que una orientación perfecta en el interior de un edificio o en medio de una ciudad sin un horizonte despejado, no parece que pueda producir grandes efectos.

Por el contrario, la aparente imprecisión de la orientación podría haber sido buscada, pues el movimiento del sol durante el día lo hace evolucionar hacia el sur a medida que asciende, proyectando su luz cada vez con mayor inclinación. Pero no, con menos de dos grados de recorrido horizontal el sol apenas se alzaría otros dos grados sobre el horizonte, y en la longitud de la nave de la catedral apenas conseguirá descender poco más de dos metros y señalar algún punto indeterminado de muro frontal interior. Salvo que piquemos en los sillares y encontremos un tesoro, parece que esta señal no conduce a ninguna parte.

Una mirilla telescópica...

Entonces se me ocurrió otra idea aún más descabellada. Me di cuenta que este enorme edificio religioso y por tanto simbólico, de larga historia y valores culturales, sin apenas ventanas en su testero oriental, dispone casualmente de un espectacular visor, una mirilla de agrimensor, de telescopio, que nos señalará claramente a donde apunta la iglesia.

¡Parece hecho completamente a propósito! El templete vacío que remata el eje de la fachada neoclásica, a través de cual vemos las nubes, es también un ojo del cielo, por donde el sol nos mira. El juego solar que busco también funcionaría en la plaza, de hecho funcionaría mucho mejor, puesto que dispone de mayor longitud.

Acaso con esos dos grados de diferencia, cuando el sol se alineara exactamente con el eje de la catedral y el templete, la luz que por allí pasara pudiera descender y señalar al edificio enfrentado, el antiguo Cabildo, sede del poder civil, enfatizando su relación.

... Y algunas objeciones elementales

Ya sé, ya sé, que la orientación debió ser marcada en 1497 o 1500 a lo sumo, que la Plaza Mayor se conformó en las primeras décadas del siglo XVI y que las fachadas actuales no son las originales de aquellos siglos.

La fachada actual de la Catedral es una fachada cortina, distinta y adelantada de la fachada gótica original. Pudo haber sido ideada en 1809, por José Luján Pérez, aunque su diseño final y especialmente el de su remate central pasó por muchos vicisitudes, arquitectos y alternativas, hasta alcanzar la solución definitiva de levantar un templete, ofrecida por Arturo Mélida, desde Madrid, el 1 de junio de 1896.

El viejo Ayuntamiento, antes Cabildo, construido en los albores del siglo XVI, se incendió en 1842; y muy rápidamente se encargó un nuevo proyecto concebido por el maestro Manuel González González y supervisado y modificado por el arquitecto Juan Daura Jover, desde Cádiz. La actual fachada pudo estar terminada en 1856.

Rotundamente, las nuevas fachadas no tienen nada que ver con sus predecesoras. No solo han cambiado su forma, sino su tamaño y su exacta posición. ¡Pero qué importa! A fin de cuentas, el sol de hoy es el mismo que alumbró al obispo Diego de Muros y al arquitecto Diego Alonso de Montaude hace 500 años; y, a pesar de los cambios de fachadas, incendios y reconstrucciones, las "alineaciones" permanecen. Insisto: No busco maravillas, sino márgenes razonables.

Nuevas contrariedades

Sin embargo al seguir analizando al cuestión, me percaté que el ancho de la plaza es menor que el ancho de la Catedral y sus ejes están desplazados varios metros. Así como el eje del Ayuntamiento. La plaza ni siguiera es regular: sus lados mayores no son paralelos, y los menores tampoco. ¿Si no se molestaron en fijar estas sencillas operaciones, cómo iban a preocuparse por alinear invisible y secretamente dos edificios, para proyectar la sombra del uno en el otro en una fecha concreta?

Después de considerar tal cúmulo de imprecisiones, ya no supe qué más buscar y abandoné la pesquisa. Hasta que me di cuenta que todas esas "incorrecciones" juegan a favor del fenómeno que intuyo y busco. Así que dejémonos de preliminares y pasemos al cálculo.

Distancias, ángulos y cálculos con las fachadas actuales

El ángulo estimado del eje de la Catedral es de 26,09 grados respecto al este geográfico, equivalente a un acimut de 63,91 grados. El acimut de la salida del sol el día de San Juan es 62,90 grados. Por tanto la imprecisión de su orientación sería del orden de 1,01 grados. El ángulo diferencial entre el orto y el alineamiento entre fachadas es de 3,38 grados.

Según programas de cálculo ajustando la concreta latitud y longitud de la Plaza de Santa Ana: La salida del sol sobre el horizonte del mar en el día de San Juan de 2016 se produjo a las 7 horas, 7 minutos y 4 segundos. A las 7 horas 37 minutos y 28 segundos el sol alcanzó la alineación entre los dos edificios y entonces dispuso de un ángulo vertical de incidencia de 5,48 grados.

Finalmente he podido contar con una medición láser topográfica precisa. Considerando así las distancias, diferencias de cota y alturas del templete y del escudo, y calculando su cotangente, resulta un ángulo vertical de 4,80 grados. Lo cual supone un margen de 0,68 grados, equivalente en esta distancia a 1,28 metros. Pero éste es un cálculo de referencia respecto al centro de los elementos, y resulta que el hueco del templete mide casi 6 metros de altura y el escudo solo aproximadamente 2,50 metros; por tanto hay margen para que se produzca el fenómeno con suficiente precisión. Parece imposible de creer, pero es así.

Distancias, ángulos y cálculos con las fachadas históricas

De las fachadas históricas disponemos solo de dibujos. Así que, como dibujante también, confío del buen hacer de aquellos colegas, para tomar sus proporciones y estimar las alturas pertinentes.

Con todos estos datos en el ordenador, dibujé, calculé y encontré nuevas sorpresas. Esta vez el sol podría haber llevado la luz desde la cruz de remate de la Catedral y proyectar su sombra sobre el blasón real, la logia, el balcón de edictos y el propio Salón del Consejo. Desde luego que todo esto merece ser explicado detalladamente.

Conclusiones

A quien piense que todo esto no puede ser cierto, que es muy aproximado, mera trivialidad, casualidad de lotería o distracción rocambolesca; quien piense que es imposible, o improbable , o que habría sido necesario sofisticados cálculos matemático-astronómicos de gran precisión e intencionalidad, he de señalarles dos apuntes. Primero, que si hubiesen querido hacerlo, sabían como hacerlo; y segundo, que este juego, por el contrario a lo que hoy parece, no es difícil de hacer, sino muy fácil. He sido yo quien he querido contar mis torpes tropiezos y pesquisas para transmitirles, en lo posible, la expectación y el misterio de este hallazgo. Ese conocimiento y su uso continuado era común y elemental para cualquier maestro de obras o arquitecto de la época, práctico en construir relojes de sol.

Si el efecto se produce hoy, y si pudo haberse producido con los edificios anteriores, con otras fachadas y con otras distancias, es porque se mantiene su peculiar alineación. A partir de ahora, sólo nos restará ir acumulando otros datos que pudieran rebajar nuestro escepticismo. Estoy en ello.

Aun no he podido estimar con precisión durante cuanto tiempo se producirá el fenómeno, pero es seguro que al menos durante una semana antes y una semana después del día de la festividad.

Confesión

Lo cierto es que mucho antes de ver todas las dificultades, mucho antes de ponerme a invertir tanto tiempo en mediciones, cálculos, tablas, dibujos y gráficos, fotografías, montajes que resultaran claros y didácticos, con el temor y la posibilidad de que la realidad me desmintiera, hice lo que cualquiera, lo más sencillo y sensato. Madrugué un día de junio para ir a ver qué pasaba. El resultado superó mis ilusiones. Resolví volver la mañana del mismísimo 24 de junio con mejor cámara, y con el trípode. Y aquí presento las pruebas.

Exhorto final

El fenómeno está cargado de magia y emoción, porque nos hace sentir partícipes de un singular secreto, un misterio, que guardaba nuestra ciudad, en los aniversarios de su fundación, durante una efeméride astronómica y astrológica tan señalada y simbólica como es el amanecer del día de San Juan. Realmente es muy bonito de presenciar y se lo recomiendo a todos. Y a quien no lo crea, que no se lo piense más y vaya a verlo por sí mismo, si la panza de burro nos lo permite.

Estoy elaborando un vídeo explicativo con algunas animaciones; además de otros textos a propósito de su significado, comprobaciones y referencias, que espero poder ofrecer próximamente en diferentes entregas.