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Cinco inversores rusos buscan casonas para abrir en ellas hoteles con encanto

Los empresarios encuentran dificultades en la protección de los edificios, según su intermediario

El palacete de San Bernardo, uno de los edificios que se pretende convertir en un hotel con encanto. LP / DLP

Las Palmas de Gran Canaria se ha consolidado como un destino interesante para empresarios de otros países que están dispuestos a hacer de la ciudad una sede de negocios. Actualmente, cinco inversores ruso parlantes han puesto sus miras en la capital, donde buscan antiguas casonas para convertirlas en los denominados hoteles con encanto. Así lo asegura el director de la Agencia Inmobiliaria Internacional St. Real Canarias, Vadym Syroyezhko, quien se afana en la labor de encontrar las propiedades adecuadas entre los más de 1.100 inmuebles de todo tipo que hay en venta en todo el municipio.

Según explica el también gestor inmobiliario, la ciudad cuenta con "muchísimas" casas que podrían adquirir un nuevo cariz alojativo, siguiendo la tendencia que desde hace cuatro años se ha implantado en la capital grancanaria. Syroyezhko comenta que las zonas donde más presencia tienen estas vetustas edificaciones son los barrios de Ciudad Jardín, Tafira y Vegueta. De hecho, junto con Triana el casco histórico se beneficiará del nuevo Plan Especial de Protección (PEP) impulsado por el Ayuntamiento para sustituir al actual Pepri (Plan Especial de Protección y Reforma Interior) y con el que se permitirá abrir los usos hoteleros a todas las casas protegidas, sin limitarlo a unas pocas calles.

Para el empresario de origen ucraniano que instaló su inmobiliaria en la plaza de Santo Domingo hace ya dos años, la nueva normativa es un motivo de celebración. Entre otras cosas porque precisamente han sido las restricciones en lo que a la protección y al uso de los inmuebles se refiere, lo que le ha hecho perder a más de un cliente. "Hace poco tuvimos inversores interesado en el palacete de San Bernardo", cuenta, "pero se echaron para atrás porque mínimo había que esperar un año para que se cambiase el uso a alojativo- turístico".

Desde su punto de vista, el principal problema radica en la costosa burocracia que hay que sortear y que en ocasiones hace la venta inviable. "Nosotros buscamos la manera de agilizar el trámite y nos pusimos en contacto con técnicos y arquitectos del Consistorio que tampoco sabían darnos un plazo determinado e incluso algunos nos habló de una espera que podía dilatarse hasta los cuatro años".

No obstante, en el caso concreto del palacete de San Bernardo, que se encuentra dentro de la zona más céntrica del nuevo planeamiento del PEP, ya se ha conseguido el cambio de uso, según Vadym Syroyezhko. De manera que solo queda que se consolide alguna oferta, ya que el director de St. Real Canarias asegura que están buscando nuevos inversores para este emplazamiento.

Sus principales clientes vienen de países que pertenecieron a la antigua Unión Soviética y, especialmente, son hablantes rusos, tal y como resalta. Muchos llegan a la ciudad dispuestos a montar hoteles o restaurantes, pero no son los únicos. También vienen matrimonios o familias que desean instalarse aquí y formar parte de la pequeña comunidad eslava a que existe en la ciudad y que no supera los dos centenares de miembros entre los que también se encuentra el ucraniano. A ellos es a quienes la inmobiliaria busca propiedades de menor tamaño. Si bien el gran reto que tiene Syroyezhko es lograr vender todas las casonas que hay en Vegueta y convertirlas en hoteles.

Para ello, el gestor inmobiliario considera que la administración local tiene que colaborar aún más allá de la modificación del planeamiento. "A muchos inversores extranjeros les choca mucho ver el mal estado en el que está el cableado de las calles o el aspecto ruinoso de algunos edificios situados junto a los inmuebles que quiere comprar", afirma, "por eso el Ayuntamiento debería hacer algo y que de esa forma mejorase la demanda de la ciudad".

Hay que recordar que actualmente tanto las casas emblemáticas como los hoteles de Triana y Vegueta ya han superado la mitad de las 400 camas que permite como capacidad alojativa máxima en el casco histórico el Plan General de Ordenación (PGO). Y aún así, está previsto que abran sus puertas dos nuevos hoteles con encanto.

La primera autorización del Consejo de Patrimonio la recibió un inmueble diseñado por Miguel Martín- Fernández de la Torre situado en el número dos de Doctor Chill, donde comenzaron las obras de reforma el año pasado para albergar una veintena de habitaciones. El de la calle Peregrina tendrá algunas menos, 14, y la empresa Roda International contempla iniciar las obras este año. Asimismo, existe un permiso para crear otro hotel de seis habitaciones en la plaza de Santa Ana, a la espera de que salga adelante el proyecto.

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