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El Julio Luengo tendrá habilitada la galería de servicio tras su reapertura

Los vehículos de emergencia podrán circular con mayor facilidad por el túnel al término de las obras que ejecuta el Cabildo

El Julio Luengo tendrá habilitada la galería de servicio tras su reapertura

Entrar en el Julio Luengo por la noche es toda una aventura. Lejos de la imagen habitual en la que coches entran y salen o esperan avanzar hacia su destino, este transitado corredor capitalino aparece más solitario de la cuenta. Los chalecos reflectantes y el ruido constante de distintas maquinarias delatan la presencia de sus nuevos moradores: los operarios y vehículos especializados que desde hace varias semanas se afanan de madrugada en adaptar esta infraestructura a las necesidades que actualmente tiene Las Palmas de Gran Canaria. "Cogimos un túnel en el siglo XX y estamos haciendo una actuación para dejarlo en el siglo XXI", anuncia Ángel Víctor Torres, consejero de Obras Públicas e Infraestructuras del Cabildo de Gran Canaria que el pasado jueves visitó las instalaciones que en su próxima reapertura contarán con una galería de intersección despejada de sedimentos y lodo para el paso de vehículos de emergencia, cámaras conectadas al centro de control de La Laja y un semáforo en la entrada norte.

Apenas hay que avanzar unos metros para toparse con los primeros trabajadores que, agachados, se encargan de recalcar el blanco las tres señales de velocidad que presiden el asfalto. "Ese 70 no se pintaba desde 1993, cuando se inauguró el Julio Luengo", cuenta como anécdota el consejero antes de proseguir con la ruta en la que el fuerte olor a pintura va a ser otro de los acompañantes. Y es no solo la señalética se somete a un baño de color níveo, también lo están haciendo las barandas y sus bases "para que haya mucha más luminosidad y dé más seguridad".

Y es que este último punto es el que más preocupa tanto a los ciudadanos como al Ejecutivo insular, cuyo representante hizo hincapié en la mejora que en esta materia se está haciendo, sobre todo, de cara a posibles inundaciones futuras. Ángel Víctor Torres asegura a la ciudadanía que tras las obras que acabarán, según la previsión técnica, en dos o tres semanas, el túnel va a ser mucho más seguro.

"Lo que pasó en el último temporal era algo inesperado y aunque los problemas estaban en la entrada y salida, por las escorrentías, el túnel en sí se comportó de una manera correcta. Lo que estamos haciendo ahora es prevenir por si vuelve a suceder", apunta. En ello, la administración grancanaria va a invertir 1,1 millones de euros, 300.000 de los cuales se han destinado a esta primera fase. "Hemos pedido al Gobierno de España a través del convenio de carreteras nueve millones de euros para seguir actuando en el túnel, pero no podíamos seguir esperando y por eso tomamos la iniciativa".

Se trata de una acción integral que pasa por la colocación de grupos electrógenos que le dan mayor autonomía, o la supervisión de los soportes que de los extractores que tenían cadenas de seguridad y que han recuperado el color azul que tenían hace 23 años gracias a una labor intensa de adecentamiento. También se están limpiando con chorros a presión la bóveda y los hastiales (laterales) para quitarles el hollín acumulado durante tantos años, tal y como explica el director general de Obras Públicas, José Francisco Duque. "Y por fin se ven las pintaderas en las paredes, que antes estaban completamente negras", apostilla Torres.

Asimismo, la galería de intersección que une los dos túneles y que hasta ahora había permanecido cerrada por los sedimentos y lodos acumulados por las lluvias, también comenzará a funcionar. De este modo, tras el paso de la maquinaria, este punto de conexión abrirá próximamente para que puedan transitar por él, si la situación lo requiere, vehículos de emergencia, ambulancias y coches de la policía.

Según explicó José Quevedo López, el director de conservación del proyecto, este conducto tan solo estuvo operativo en 1993, cuando se inauguró el Julio Luengo, cuya configuración es un tanto singular, ya que está formada por dos tubos independientes de aproximadamente 600 metros cada uno que se prolongan otros 500 más en un único falso túnel hasta la boca este.

Cuenta Quevedo que esta infraestructura que tiene tres carriles por sentido y está acabada en hormigón prefabricado, fue en su día muy puntera. "No había ninguno como este en toda Canarias y al ser de carácter urbano lo asumió bajo su competencia el Ayuntamiento", asevera. No fue hasta el año pasado cuando se transfirió dicha responsabilidad al Cabildo insular, a pesar de que en el 1999 el gobierno grancanario "cogió sus competencias en materia de carretera y empezó a aplicar su política de conservación en el resto de los túneles". Pero el Julio Luengo se quedó atrás. "Estamos intentado recuperar ese desfase temporal", aclara el director de conservación.

Para ello, existe un plan de acción para el Área Metropolitana de la capital que va más allá de las obras por fases que actualmente desarrollan entre 12 y 15 trabajadores a través de la UTE Api, Satocan y Hermanos Tito durante las madrugadas de lunes a jueves en las que permanece el túnel cerrado. Y es que según los profesionales, este es tan solo el punto de partida para la conservación idónea del Julio Luengo.

A partir de ahora, se realizarán las intervenciones y revisiones pertinentes con la misma periodicidad con la que se realizan en otros túneles. Además, tal y como comentó José Francisco Duque, la consejería de Obras Públicas e Infraestructuras está trabajando en establecer un protocolo en coordinación con los servicios de emergencias y contando también con el apoyo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. El objetivo es crear un texto que recoja de forma clara las pautas de intervención en caso de que sea necesario.

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