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Un barrio cuesta arriba

Los vecinos de Parque Central se quejan de la desidia del Consistorio con el acceso a los edificios y con la limpieza de sus calles

Nina Calero descansa en una de las escaleras del barrio antes de seguir su camino desde el supermercado. YAIZA SOCORRO

Los vecinos del barrio capitalino de Parque Central están preocupados por la "desafección" que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tiene hacia la zona ya que, según ellos, hasta el día de ayer hacía más de cuatro años que ninguno de sus representantes pisaba sus calles. Varios de estos residentes aprovecharon la oportunidad de que el concejal del distrito de Ciudad Alta, Mario Regidor, paseó por sus calles y jardines para presentarle sus quejas y reclamar más atención.

Una de esas vecinas es Nina Calero, una persona de avanzada edad que tiene problemas para desplazarse desde su vivienda al supermercado o al centro de salud. "Las personas que tenemos problemas de movilidad nos vemos obligadas a bajar por un sinfín de escaleras, con lo que ello supone de peligro", afirmó. Este es uno de los requerimientos más demandados por los vecinos, muchos de los cuales son personas mayores que se ven con serias trabas para moverse por las vías.

Para María del Carmen García, la accesibilidad a algunos de los edificios es "muy deficiente", ya que sus entradas dificultan la recepción de vehículos de emergencias, como bomberos o ambulancias, que tengan que actuar con rapidez. En este tema coincide con otra de sus vecinas, Ninoca, quien se mostró descontenta con "el laberinto" que según ella hay que recorrer para llegar a algunos inmuebles.

Las callejuelas que recorren Parque Central se encuentran atestadas de pequeñas escaleras o escalones dispersos que suponen un serio contratiempo para todas las personas con discapacidad o con problemas para desplazarse. En su día, como comentaron los vecinos, se realizaron obras para mejorar estos aspectos, aunque, en opinión de algunos de ellos acabaron peor de lo que estaban.

Las soluciones del Consistorio fueron quitar algunos tramos de escalera para colocar, en su lugar, rampas que facilitaran la movilidad por los desniveles del barrio. Sin embargo, dichas pendientes se han convertido en un nuevo quebradero de cabeza para los residentes. Muchas de ellas son más inaccesibles que los propios escalones que vinieron a sustituir. Son excesivamente empinadas y muchos discapacitados temen salir de sus viviendas.

Según García el barrio se encuentra "completamente abandonado", y aseguró que desde las elecciones del año 2011 ningún miembro de los sucesivos gobiernos municipales se ha preocupado en pasar por allí. "El gabinete de Jerónimo Saavedra fue el último, pero cuando se fueron en 2011 dejaron hasta un muro que estaban haciendo a medio construir", continuó.

Además, Ninoca apuntó el problema para estacionar los vehículos en época escolar. "Cuando hay clases en el instituto, todos los chiquillos parecen tener coche y es imposible encontrar aparcamiento", aseveró. Las zonas de aparcamiento del barrio son limitadas para la cantidad de personas que viven en él y cuando comienzan las clases, son prácticamente ocupadas por los profesores y alumnos del centro, teniendo los residentes que buscar lejos de sus casas una plaza.

Jardines

La limpieza también se ha convertido en algo que solucionar para los residentes de Parque Central. Un vecino señaló que las zonas ajardinadas entre los edificios están mal cuidadas porque el Consistorio y el jardinero de las fincas no se ponen de acuerdo con las competencias de ciertos parterres. Asimismo, explicó que, cuando los vecinos han querido podar algunas palmeras que molestaban el tránsito de los peatones, Parques y Jardines les ha sancionado. "Solo vienen a multar, pero poco más hace por las plantas", dijo la misma fuente.

Los excrementos de perros molestan, a su vez, en el día a día de los vecinos. Para Monserrat Curbelo, el Ayuntamiento debería colocar más papeleras que insten al dueño del animal a recoger sus residuos y tirarlos a la basura. "Existe muy poco control sobre las cacas de los perros", apostilló igualmente Calero, que se quejó de lo sucias que están las calles y las plazas del barrio. Ambas opinaron que el concejal debería "hablar con quien tenga que hablar" para que haya más presencia policial por las vías y se disuada a los vecinos de dejar las heces de los canes en el suelo.

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