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Clásicos de Las Canteras

"No me medico para la diabetes, mi medicina es pasear por la playa"

"Lo más raro que he visto en Las Canteras es a un cisne blanco nadando por la costa, cerca de La Puntilla", asegura José Ramírez, excomodoro de la escuela de vela latina del Real Club Victoria

José Ramírez. YAIZA SOCORRO

¿Por qué elige Las Canteras?

Pues porque es un pulmón y es donde mejor se puede estar. En vez de sentarme en un bar o un restaurante o una terraza, pues ese tiempo lo gasto caminando todos los días por la orilla de la playa. Es mi forma de mantenerme en forma y con buena salud.

¿Qué es lo que la playa puede mejorar, a su juicio?

La playa puede mejorar en muchas cosas. Es decir, yo estoy un poco harto de los políticos porque todos, al entrar a gobernar, dicen que la playa de Las Canteras es el orgullo de la ciudad y alegan que es la jota de la corona de nuestro entorno, pero ninguno viene después aquí a ver los defectos para poderlos solucionar y darnos las respuestas a nosotros, ya que ellos están obligados por ser los que hemos nombrado. Se limitan a la palabrería y a henchir el pecho cuando hablan de la playa, pero luego no hacen nada por ella.

¿Qué es lo más raro que ha visto en la playa?

Pues el ver un cisne aquí en la playa de Las Canteras. Es lo más raro que he visto, un cisne blanco nadando por la costa, no sé si se le escapó a algún barco o qué fue exactamente lo que sucedió.

¿Me puede decir tres perfiles típicos de Las Canteras?

Pues a Pacuco Jorge, que fue una institución en el Victoria como futbolista y que con sus 94 años sigue dando su paseo diario por Las Canteras, mientras se fuma su puro. Después, otra institución en la playa, aunque ya está muerto, es la estatua que usted puede ver en La Puntilla, el pescador. Es El Cachalote, muy querido por aquí, fue muy difícil para el entorno de la playa su trágica muerte en la mar. Bueno, y Paco Lemes que está desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde: él es el que abre la playa por la mañana y la cierra por la tarde. No hay día en el que no le vea sentado en la arena, nadando o caminando por la orilla, o con sus familiares o él solo.

¿Trae usted la comida de casa?

No, yo vivo aquí al lado. Me convienen mucho las caminatas por Las Canteras porque yo soy diabético y no me medico ni nada: mi medicina es esta, y no me ha ido muy mal. Lo que hago es pasar la mañana por la playa y al mediodía me retiro para comer, pero en mi casa.

¿Cuál de los ambientes de la playa le gusta más: La Cícer, La Puntilla, Playa Chica?

Es primordial la zona de La Puntilla, desde primera hora hasta altas horas de la noche. Este es el entorno en el que más se mueve la gente porque están los restaurantes, los pescadores por la mañana temprano... Es un lugar que tiene mejores condiciones climatológicas, porque el viento no pega fuerte al estar la montaña. Yo me quedaría con La Puntilla, sin duda.

¿Cuál es su primer recuerdo de la playa?

Hombre, de los primeros recuerdos que tengo es cuando íbamos mis amigos y hermanos y yo a pedir espinas de pescado allá, a la antigua factoría, porque no había qué comer. Era pescado salado y para sacarle el gustillo, chupábamos las espinas con la sal. Así podíamos subsistir. En ese momento tendría unos diez años. Ahora mismo ya tengo 82 años, pero aquel momento estaba la cosa muy mala, peor que en la actual crisis, y los chicos pasábamos hambre.

¿Cómo se diferencia a un buen isletero en Las Canteras?

Bueno, por el deje. Sí, porque es el arranque que ellos tienen, el "¡Primo!", es un poco la jerga que los isleteros tienen. Por aquí pasan muchos cada día, y terminas acostumbrándote a su forma de ser, a su forma de hablar. Además, la mayoría de isleteros se quedan en esta misma zona de La Puntilla, por lo que no hay pérdida.

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