La Provincia - Diario de Las Palmas

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Corte europeo, tela africana

La diseñadora ecuatoguineana Teresa Villarreal Eñinga vende en su tienda del Puerto prendas de tipo occidental realizadas con tejido del continente vecino con las que ha creado la marca Africanais

Teresa Villarreal Eñinga, de Africanais, en su establecimiento, junto a algunos de sus diseños.

Uno de los rasgos idiosincráticos de Las Palmas es la procedencia diversa de sus residentes, especialmente en la zona del Puerto, en la que la presencia de tripulantes de flotas de varios continentes y el asentamiento de comerciantes de lugares remotos confluyó con el turismo internacional que venía al reclamo de la playa de Las Canteras. De entre todos estos grupos humanos, los oriundos de los países de África Occidental situados al sur del Sahara sobresalen por sus ropas tradicionales, con telas de hermosos estampados. Aunque de poco tiempo a esta parte, cada vez más europeos lucen también estos tejidos por las calles de la ciudad. La causante de este cambio en la apariencia de los habitantes, que es como decir en la apariencia de la ciudad, se llama Teresa Villarreal Eñinga y es la propietaria del establecimiento Rincón Tropical (calle Bernardo de la Torre, 37).

La diseñadora ecuatoguineana, que arribó hace algunas décadas a Las Palmas para estudiar puericultura, abrió este comercio -antes instalado en la calle Joaquín Costa- para vender productos alimenticios, pelucas, cosmética africana y telas. Todo ello lo ofrece aún en su local, pero hace un año Villarreal decidió hacer realidad un sueño largamente acariciado: usar los tejidos importados de Senegal, Nigeria, Ghana y Guinea Ecuatorial que atraen la mirada hacia su escaparate, para confeccionar las faldas, los pantalones, los trajes de chaqueta, las americanas, las cazadoras, las camisetas y hasta los kimonos que conforman su marca Africanais.

Admiradora de figuras de la alta costura como Coco Chanel, Valentino, Roberto Cavalli o Carolina Herrera, Teresa Villarreal viaja constantemente a distintas capitales africanas y a París para aprovisionarse de tejidos con figuras de animales totémicos y plantas o con dibujos abstractos. Los ciudadanos de origen africano asentados en Las Palmas se las compran, pero no le adquieren sus diseños. Estos se los llevan "en un 99%", europeos -canarios, peninsulares y turistas de los principales países emisores-.

La diseñadora cuenta divertida, que "de vez en cuando entran hippies por aquí, atraídos por las telas africanas, pero cuando ven mis diseños se marchan sin atreverse a preguntar siquiera porque creen que todo debe ser caro". Otros en cambio se obcecan tanto en comprar que consiguen hasta que Teresa les abra la tienda un domingo. "Me pasó con una turista italiana, que había pasado por delante del escaparate la noche anterior", cuenta. "Yo estaba dentro, trabajando, tocó la puerta y me pidió por favor que le dejara entrar porque se iba esa misma tarde. Se llevó muchas cosas".

La música de Costa de Marfil, Camerún, Ghana y Guinea Ecuatorial inunda el local mientras la propietaria atiende al reportero. De vez en vez la conversación es interrumpida por la entrada de clientas oriundas del continente vecino al Archipiélago, que preguntan por las telas y se llevan latas con fufú -harina de plátano- o bankú -puré de yuca- o cosméticos apropiados para su piel morena y sus cabellos rizados. El reportero, entre tanto, despliega la vista por las estanterías y vitrinas en las que se exhiben también zapatos de tacón, sandalias, alpargatas, bisutería, bolsos, carteras de fiesta, pareos y sombreros, realizados del todo o en parte con materia textil africana.

Aunque pocos, comparados con los occidentales, por la tienda aparecen de vez en vez también turistas africanos que elogian la belleza de las telas pero no suelen adquirir ninguna pieza porque de ellas andan más que surtidos en su países. Otros visitantes infrecuentes, en cambio, como el nutrido grupo que vino en un crucero brasileño, se han dejado buenas sumas en el local. "Compraron sobre todo muchos zapatos", explica la diseñadora.

Los clientes fijos saben que Teresa Villarreal no admite el regateo, práctica habitual en el comercio africano. Pero una vez asumido que el precio es fijo, hay espacio en el local para clientes que abarcan un amplio espectro de poder adquisitivo. Desde el fan de las camisetas, que se lleva una con un recorte estampado en forma de elefante, hasta la de un grupo grande que quiere hacer una celebración por todo lo alto. Ésta es, precisamente, la naturaleza del encargo principal en el que trabaja ahora la creadora ecuatoguineana: una boda que se oficiará próximamente en Lanzarote según el rito yoruba y en la que contrayentes e invitados lucirán trajes de gala con telas africanas diseñados por Teresa Villarreal Eñinga.

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