Josevi González era el más elegante del genterío que había ayer en el barranco de Guiniguada. Con una pajarita roja, una camisa blanca, una chaqueta de terciopelo azul, unos pantalones cortos blancos y unas playeras negras, todo a juego con su piel morena; este autónomo estaba dispuesto a partir por segunda vez el año 2016 en pleno mes de agosto. "He venido a todas las ediciones", afirmaba. Y es que Josevi es uno de esos que viven en un fin de año eterno, ya sea 14 de agosto, las cinco de la tarde del 31 de diciembre o las 00.00 horas del 1 de enero, días en los que Vegueta se engalana para acoger a miles de personas. La cuarta edición de la Campanadas de Verano dio ayer un salto de calidad con la celebración de un concierto en directo y la instalación de 29 chiringuitos que, junto a otros 31 locales de la zona, montaron una fiesta a la que estaba previsto que se apuntaran hasta 20.000 personas.

La cosa empezó esta vez desde bien temprano. Cuando el reloj marcaba las seis de la tarde, Los Lolas se subieron al escenario para satisfacción de sus incondicionales. Con Sergio Franquis al frente, este grupo comenzó con su particular versión de canciones míticas que atrajo pronto a centenares de personas hasta el asfalto de la carretera del centro. "La música en directo es lo mejor", aseguraba Ana Arencibia mientras movía el cuerpo al ritmo de la banda. "No está de mal una fiesta de este tipo para el ocio de verano", manifestaba junto a un grupo de amigos entre los que se encontraba Gerardo García, un grancanario residente en Madrid que no dudó en traerse a su novia Débora García para que conociera esta peculiar fiesta. "Hay muy buen ambiente y la música está muy bien", decía esta madrileña que disfrutaba a su vez de la típica panza de burro que cubría a los primeros asistentes de los rayos del sol.

De la Península, concretamente de Gijón, también llegaban Paula Díaz, Carlota Rayón, Lucía Cuesta y Olga García. Con la piel rojiza por el lorenzo que aprieta por Maspalomas, donde están disfrutando de unas vacaciones, estas universitarias decidieron visitar la capital para pasar un día diferente. "¿A qué se debe este fin de año?", preguntaba Rayón nada más llegar a los chiringuitos de la carretera GC-110. La misma duda le entraba a Débora García. La respuesta la daba Vanessa Santana, gerente de la Asociación de Ocio y Restauración de Vegueta (AVOR): "Las Campanadas de Verano se hicieron primero porque normalmente el fin de año lo pasas con tu familia y después sales de fiesta, aquí lo celebras con tus amigos directamente; y también porque la ciudad en agosto estaba muerta y es una forma de decir que Las Palmas de Gran Canaria sigue viva en verano".

Para la organización, la cuarta edición de este festejo estival supone un paso adelante importante, como recalcaba el presidente de AVOR Santiago Viejo. "La verdad es que estamos muy contentos porque está mejor organizado y con la zona del Guiniguada tenemos más espacio que en años anteriores cuando estábamos sólo en las calles de Vegueta", apuntaba.

Esta afirmación la corroboraba Francisco Flores. "Este año está muy logrado, porque se ha cerrado la calle y el concierto está muy bien", decía este joven que, en compañía de Gustavo Hernández y Pedro Octavio, participaba en esta Nochevieja en la que, sin embargo, pocos se atrevieron a acudir con la vestimenta adecuada. Quienes decidieron combinar el traje con las prendas de verano, como invitaba la organización, fueron una minoría en relación al número de asistentes. Uno de los pocos que se atrevió a anudarse la corbata fue Javier Delgado, que la combinó con una camisa blanca, un pantalón corto oscuro, unas cholas y unas gafas de sol. "La fiesta está muy bien", declaraba este trabajador de una empresa de mantenimiento que esperaba a las uvas para irse a casa porque "mañana [por hoy para el lector] toca trabajar".

Ese momento no llegó hasta la medianoche. Unos pocos minutos antes el diseñador de Moda Cálida Arcadio Domínguez y la drag queen 'Kiova y Diábolo' se subieron al tablado para dirigir los últimos minutos del 14 de agosto de 2016. A las doce en punto comenzaron las campanadas y los miles de asistentes empezaron a comer una cantidad ingente de uvas, "no sabemos cuantos kilos exactamente", apuntaba Vanessa Santana; que proporcionaron los comerciantes para dar la bienvenida al 15 de agosto de 2017.