Los alcaldes se suceden en el Ayuntamiento de la capital grancanaria, pero el Risco de San Nicolás continúa siendo una especie de islote de marginación y pobreza en pleno centro de la ciudad, una situación de abandono con la que quiere acabar el actual gobierno tripartito. Al menos, esto es lo que asegura el concejal de Urbanismo de la capital grancanaria, Javier Doreste, cuyo departamento ha presentado un proyecto a la Unión Europea para invertir cinco millones durante los próximos cuatro años en la rehabilitación social del barrio.

El Ayuntamiento quiere utilizar la creación de un mirador en la parte alta del barrio, al lado del antiguo hospital militar, para introducir el Risco en las rutas de los turistas y que sean los propios vecinos del barrio los que se beneficien de los negocios y puestos de trabajo que ello generaría. Los vecinos han recibido el proyecto, entre escépticos y esperanzados.

"Es un proyecto", aclara Doreste, "de urbanismo social, que está centrado en la rehabilitación social de la zona para generar economía en el propio barrio". Su departamento pretende aprovechar el movimiento de visitantes y turistas que puede generar la instalación de un mirador al lado del hospital Juan Carlos I, como una especie de espoleta para impulsar la rehabilitación urbanística y social de las tres zonas que conforman el Risco: San Francisco, San Nicolás y San Lázaro. El Ayuntamiento ha incorporado al proyecto a la fundación canaria Farrah, una ONG que trabaja en el barrio desde hace años.

Según el responsable de Urbanismo, el Ayuntamiento "se va a encargar de poner los medios y que sea la sociedad civil la que pilote el proyecto, para evitar el paternalismo y el intrusismo de la administración y potenciar las herramientas de participación ciudadana".

Según sus palabras, "lo que se pretende es que sean los propios vecinos los que protagonicen el proyecto, que contempla una parte urbanística", basada en la creación de un parque y un mirador en San Francisco, en los terrenos que acaba de ceder a la ciudad el Ministerio de Defensa, y generar al mismo tiempo cursos para formar artesanos que puedan gestionar, pequeñas tiendas y otros negocios, con los que se impulse una pequeña economía turística en el barrio.

Se trata de la cesión de 6.000 metros cuadrados que son propiedad del Ministerio de Defensa, cuya cesión gratuita a la ciudad se está negociando desde hace meses. En esa parcela se construirán jardines y un mirador y además está previsto mejorar los senderos que conectan la parte al ta del Risco, San Lázaro y San Francisco, con el Castillo de Mata.

Rutas

"Si logramos hacer el mirador y conseguimos que los turistas vayan al mirador y que luego bajen caminando a través del Risco y descubran todo lo que un barrio popular e histórico como San Nicolás puede ofrecer, se puede generar toda una pequeña economía, pero eso, sin la implicación de la sociedad del lugar es imposible hacerlo. Si lo haces por decreto, se produce la gentrificación, es decir, se expulsa a los habitantes del barrio y se promueve la especulación inmobiliaria", reconoce Doreste, que añade: "El otro camino, que es el que hemos elegido, es que sean los propios habitantes del barrio quienes lo hagan. El urbanismo para nosotros es una herramienta. Si le das vida económica y permites que la gente encuentre trabajo en el barrio, la vinculas a lugar". Doreste asegura que si Europa le da el visto bueno al proyecto piloto de San Nicolás, se extrapolará a otros barrios del municipio. "Si sale bien este proyecto piloto, haremos lo mismo en otros barrios de esta ciudad", explica el edil, que añade que está previsto que el Cabildo de Gran Canaria también colabore y también los empresarios. "La propia sociedad se pone en marcha y la administración le da los medios", afirma.

Entre las múltiples asignaturas pendientes del Ayuntamiento con el barrio figura el arreglo del muro y el pavimento de la calle Álamo, cuyas obras se están ejecutando ahora, y el cierre del anillo de San Nicolás, pendiente desde hace más de diez años.

El cierre del acceso por la parte alta del barrio es otra eterna asignatura pendiente, según denuncian los vecinos, que están hartos de las sucesivas inauguraciones y presentaciones de sus diferentes fases. El anillo sigue sin cerrarse. Falta un trecho de menos de ocho metros para cerrarlo y la expropiación de una casa, que está en medio.

La asociación cultural y vecinal Cofiris asegura que "la partida llegó a estar en los presupuestos, pero finalmente se destinó a otra cosa. Y ahí sigue pendiente".