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Intranquilidad en Altavista

Los vecinos se quejan de las 'perrerías' de un grupo de jóvenes que vive en un hogar tutelado

Un vecino muestra imágenes y escritos sobre el centro de menores. ANDRÉS CRUZ

Atemorizado. Así se encuentra un grupo de residentes de la zona de Altavista, en Escaleritas, desde que cerca de sus casas terreras se abrió un hogar tutelado para menores en situación de riesgo por motivos familiares o judiciales. Los vecinos, algunos de ellos octogenarios, piden que las administraciones busquen una solución a los continuos desmanes que los jóvenes provocan en el barrio.

Ninguno quiere dar su nombre por temor a represalias, pero confiesan que viven con desasosiego desde que hace cuatro años abrieron en su calle un hogar tutelado. Las perrerías que los jóvenes hacen fuera y dentro del hogar, que está gestionado por una entidad social y que, por protección a los menores no se indica su ubicación, ha dado un giro a sus vidas y al barrio, hasta ahora un remanso de tranquilidad.

Los menores están tutelados por el Gobierno de Canarias, aunque los hogares están a cargo del Cabildo de Gran Canaria pese a que su funcionamiento y organización está delegada a entidades y organismos sociales.

Los mayores confiesan estar todo el día sobresaltados porque cuando menos se lo esperan se oyen gritos, golpes en las paredes de los inmuebles colindantes y aparece la policía a altas horas de la madrugada a resolver algún conflicto que se da en el interior.

Entre las perrerías que los jóvenes han hecho a los vecinos ha sido lanzar huevos a una fachada, tirar boliches y pañuelos de papel mojado a los cristales de algunas casas, rallar un coche, llenar una azotea de zapatillas y de grapas e incluso abrir un extintor en el mismo centro, entre otras. Además de insultarles por la calle o de hacerles alguna provocación desde las ventanas del inmueble, incluso de tipo obsceno.

Los vecinos quieren dejar claro que entienden que los jóvenes necesitan ayuda para volver a integrarse en la sociedad, pero creen que el edificio en el que están no reúne las características adecuadas para su educación ya que se trata de una vivienda terrera que no cuenta con el espacio suficiente para el esparcimiento o la formación.

"No cuenta con espacios libres ni patios, programas educativos y complementarios como algún taller donde se les abra perspectivas de futuro", aseguran los vecinos en el escrito presentado a la consejería de Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias , que enviaron el pasado año bajo el nombre de la asociación vecinal Avecalta ya que se sienten "indefensos y que nadie nos escucha".

También han enviado quejas al Cabildo, al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y a la Fiscalía del Menor porque, aseguran, no se encuentran tranquilos ni en sus propias casas, después de años viviendo en el barrio con total normalidad. Temen que en algún momento los jóvenes cometan alguna tontería y haya peligro para todos. Para los propios jóvenes y también para ellos, ya que el hogar tutelado es un adosado al resto de las viviendas terreras, construidas en los años cincuenta. Desde la consejería de Política Social y Salud del Cabildo se asegura que la casa reúne todos los requisitos legales y de seguridad para atender a estos jóvenes, además de contar con un equipo de personas para su atención durante las 24 horas al día.

Reconocen que hubo un problema con un menor hace unos menos "por circunstancias determinadas" y que éste fue trasladado a otro hogar pero que, desde entonces, todo ha vuelto a la normalidad.

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