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Clásicos de Las Canteras

"Ahora todo el mundo se pega por comprar una casa en La Isleta"

"El turismo deja dinero y puedes hacer las avenidas y todas las mejoras, todo lo que hacen para ellos lo aprovechamos para nosotros también", afirma el jubilado Santiago García

Santiago García durante su paseo matutino en la playa de Las Canteras. QUIQUE CURBELO

¿Vive por la zona?

Mi familia y yo nos mudamos a Las Canteras hace ya 17 años, vivimos por la calle Pizarro.

¿Cómo era la playa cuando usted era chico?

Pues toda esta zona de la Cícer era tierra pura, hasta mi calle justo, a partir de allí, siempre ha habido avenida. Antes las barandillas eran de madera, pero lo que ha cambiado es el paseo, la playa podríamos decir que sigue igual.

¿Qué había en La Cícer?

Estaba la fábrica de la Cícer, donde está ahora el gimnasio municipal nuevo, más para donde está ahora el auditorio estaba Lloret Linares, el que fabricaba sardinas. También había una fábrica tabacalera, vamos que era un mundo totalmente distinto.

¿Qué había más allá?

En la calle Pizarro había un muro y se cortaba la playa, había casitas pequeñas y las fábricas. Era eso tierra, piedra e industria.

¿Cómo eran los días de playa?

Hombre es que antes, en todas las playas, se permitía tener las casetas. El fin de semana se iba el padre a las cinco de la mañana del viernes y se quedaban hasta el domingo. La gente prácticamente vivía en la playa, acababa siendo como un barrio, todos nos conocíamos. Evidentemente esto ha cambiado, ahora no se conoce nadie.

¿Cree que ha mejorado la playa el turismo?

Sí, por qué no. Ha ido obviamente a mejor. El turismo deja dinero y puedes hacer las avenidas y todas las mejoras, todo lo que hacen para ellos lo aprovechamos para nosotros también. Claro que ha mejorado muchísimo esta zona, es como en La Isleta que antes nadie quería vivir allí, pero ahora todo el mundo se pega por comprarse una casa allí. Aquello era un barrio marinero con gente buena y amable, luego tuvo una época más dura en los 60 con los vicios. Ahora ya está perfecto y quedan algunos isleteros de toda la vida. De La Isleta han salido la mitad de los habitantes de la capital, cuando se hizo Schamann muchos se fueron para arriba, a Escaleritas también. Lo que siempre se cumple es que puedes encontrar un isletero en cada rincón de esta ciudad.

¿Cómo era la seguridad?

Guanarteme siempre ha sido un barrio de obreros buena gente, pero quién iba a pasar por la zona de tierra. No podías pasar por la zona porque, por no haber, no había ni luz. Aquí lo que venían eran las parejas a darse el lote. Después pusieron un bar allí, un quiosquito, y allí te tomabas las copas con la chiquilla mientras te la camelabas.

¿Cómo se entretenían ustedes en la playa cuando eran pequeños?

Pues el clavo era lo mejor y la raqueta también. A lo que a mí me encantaba era jugar al teje. Ponías una piedra, una tangana, y luego monedas encima, lo que te ibas apostando. Luego cogías una laja, el teje, y lo lanzabas. Todo lo que se caía de la tangana era para ti. Era una forma de ganarte unas perras. Una diferencia que sí noto, es que antes tú le decías a un chico de la playa que parase quieto y el padre le cruzaba la cara. Ahora tú le dices que baje la música o que está molestando a la gente y se monta una tangana impresionante. El niño parece que se comió al diablo, acabas pareciendo tú el malo. El otro día estaba yo tumbado en la playa relajado y llegó un colegio con los niños y les comenté que está prohibida la pelota a partir de la calle Pizarro. Que no era cosa de la juventud, porque si desde pequeños les enseñamos a no hacer caso a las normas, luego no podemos quejarnos cuando nos molestan.

¿Tiene alguna anécdota?

Pues antes, donde está ahora la Cruz Roja, había un autobar donde costaba media peseta el bocadillo. Abrían el pan, pasaban el cuchillo por el chorizo, que solo le daba el olor, y con eso ya tenías para toda la tarde.

¿Qué cambiaría ahora mismo de la playa?

Pues nada, para mí está perfecta. Bueno quizás la vigilancia, sobre todo, por la noche. Yo salgo a pasear cada noche y por aquí no hay guardias, aparecen a las nueve de la mañana, en vez de cuando se les necesita.

¿Qué es lo que más le gusta de la playa?

Este clima que tenemos, que no lo tiene nadie. Eso de poder bajarte en plenas Navidades a la playa y bañarte porque hace 25 grados, no es normal. Es un placer que pocos tenemos.

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