La Provincia - Diario de Las Palmas

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Clásicos de Las Canteras

"Había percheros en la playa y nadie te quitaba la ropa, era maravilloso"

"Hace cien años desaparecía el trozo de tierra que une a La Isleta bajo el mar y la gente tenía que esperar a que bajase la marea", asegura Rosa Jiménez

Rosa Jiménez mientras camina por el paseo de Las Canteras. QUIQUE CURBELO

¿Vive por la zona?

Sí, aquí mismito, donde antes terminaba La Cícer. Ahí he sacado adelante a mis cuatro hijos, que han jugado toda la vida en esta playa. Recuerdo venirme un mes de agosto a las 12 de la noche para que mis hijos se diesen un bañito, cuando se podía hacer, que ya no.

¿Cómo ha cambiado la playa?

Pues antes estaban las casetas enormes, donde tú podías entrar y cambiarte, estaba precioso. Ahora tienes que ir a cambiarte a un balneario. Aunque haya dos o tres, no son suficientes. Estábamos mejor con las casetas. Tú llegabas a tu playa, te cambiabas de ropa, la dejabas en un perchero. En el muro de la playa había percheros y tú dejabas ahí tu ropa y no te la quitaba nadie, era una cosa maravillo-sa. Te ibas a la Barra y volvías y seguía ahí. Luego ya pusieron taquillas con llaves, cuando empezó a venir más gente. Ahora ni taquilla ni llaves, está el balneario ese y dejas las cosas ahí y no te cobran. Tampoco estoy conforme con la policía, con que esté tan tranquila en la playa y tarden mil años en bajar, hay que tener más vigilancia, porque hay mucho turistas que dejan los bolsos ahí y se van a bañar sin estar seguros.

¿Cuál es su parte favorita?

Desde Churruca a Pizarro, la curvita que hay ahí, donde se jugaba antes al fútbol.

¿Ha cambiado el ambiente?

Pues la verdad que sí, porque antes en La Cícer cada uno tenía su espacio, unos jugaban a la pelota en un lado, otros con el surf y así toda la playa. Podías estar tranquila en la playa sin que nadie te molestase.

¿Y cómo ha cambiado la gente que viene a la playa?

Pues los chiquillajes hay veces que se pasan. Parece que no hay ni respeto ya. Eso es la juventud de ahora, la de antes no era así. La cuestión es la familia, que es la que educa de verdad, no el colegio. Si yo te invito a mi casa y tu chiquillo se pone a saltar en mi sofá, eso es porque también lo hace en tu casa.

¿Cuando usted era pequeña qué había en Las Canteras ?

En los 60 lo que había por ahí era muelle. Hace cien años desaparecía el trozo de tierra que une a La Isleta bajo el mar y la gente tenía que esperar a que bajase la marea. Del Reina Isabel hasta La Puntilla desaparecía. En La Isleta no había ni la mitad de las casas que hay ahora. Era los arenales de Guanarteme.

¿Cuando usted era pequeña seguían estando?

Claro que sí, El Corte Inglés hará 42 años que se construyó. Antes había gente que cuando quería ver el partido de la Unión Deportiva, pero no quería pagar la entrada, se subían al arenal y al muro de Paseo de Chil y lo veían desde ahí.

¿Qué cambiaría de la playa?

Yo tiraría de vuelta para atrás, cuando tú antes caminabas por Las Canteras ibas súper segura. Ahora, como está con el turismo y no es tan familiar, pues es distinto. Pero a mí me gustaba la libertad de venir aquí y conocer a toda la playa. Hay gente y gente, igual que con los jóvenes. Pero los que no respetan destacan. Aquí lo que hace falta es que haya más vigilancia. Que ahora la gente tiene que quedarse arriba vigilando mientras que el otro se baja a remojarse. Eso es lo principal, más vigilancia. Eso antes no se usaba, dejabas las cosas en el murito y cuando volvías estaba todo allí, te podías ir tres horas por fuera para allá y cuando volvías seguía ahí donde lo dejaste. Antes las cosas eran distintas, la gente dejaba la puerta de la casa abierta y no había ningún problema.

¿Y no pasaba nada?

Antes esta zona estaba toda clara, cada casa acababa teniendo el apellido de los que vivían dentro. Además había un solo guardia en la playa. Además no corría detrás de ti sino que te pegaba un silbido cuando te veía hacer una perrería y ya, como sabía dónde vivías, en casa te esperaba otra. Los guardias eran diferentes, no como los de ahora que todos son juventud. No son amables, antes era el mismo siempre y te lo conocías. Ahora parece que se les ha subido, se ponen un poco farrucos, la verdad.

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