Una playa familiar en medio de Las Palmas de Gran Canaria. A pesar de no presentarse ayer un cielo demasiado despejado, el bochorno invitaba a refrescarse. Cientos de personas acudieron a Las Alcaravaneras para pasar el día festivo en honor a la Virgen del Pino acompañados por sus más allegados con la idea relajarse en el litoral capitalino. Algunos, incluso, llegados directamente desde Teror, a donde acudieron en peregrinación, tal y como marca la tradición.

Fue el caso de Ana Leal, residente en la zona que, tras llegar a las siete de la mañana a su casa después de visitar la villa mariana y sin haber dormido, se plantó con su familia en Las Alcaravaneras. "Vengo a relajar los pies, porque estoy hecha polvo", confiesa. Leal, que lamenta la ausencia de agentes de policía en la zona, disfruta de esta playa porque le parece "limpia y, sobre todo, familiar".

Esa última es, precisamente, una cualidad que la mayoría que la elige destaca de Las Alcaravaneras. "Hacía muchos años que no venía, pero la verdad es que es una playa más tranquila que Las Canteras. Es más familiar, el agua está más limpia y hay menos gente. A mí, además, me dan respeto las olas, pero aquí el mar está en calma", reconocía Carmen Delia Herrera, vecina de Las Rehoyas, a la vez que disfruta del tímido sol que poco dejaron pasar las nubes y de un par de margullos en el agua.

No son pocos los que aprovechan también los balnearios que se encuentran junto a la arena, en el pequeño paseo. Los baños, instalados hace un lustro, los suelen frecuentar los bañistas para regresar al hogar ya duchados. Nauzet García, junto a su familia, abandonaba ayer el edificio con su familia después de haber pasado la mañana en la playa. "Hemos estado relajaditos con los niños en el día de descanso y ahora aprovechamos los bañitos para irnos ya duchados y así poder dar una vuelta por aquí antes de volver para casa", explica.

También con sus hijos visitaron ayer Las Alcaravaneras Serafín Fages y Pilar Rodríguez, andaluces afincados en la Isla desde hace nueve años. Ambos valoran el sosiego que caracteriza a esta playa. "Solemos venir aquí con los niños porque es tranquilita, cómoda y no hay oleaje, además de que el transporte nos deja justo al lado", apuntan, si bien reconocen que "como playa, Las Canteras es mejor". En cualquier caso, Pilar lamenta que únicamente exista una rampa de bajada y subida: "Es una faena, hay escaleras en varios tramos pero sólo una rampa".

Cuestionados acerca de alguna desventaja de la playa, ambos aciertan a señalar la plaga de abejas que se ha instalado en la parte baja de las tablas que recorren una parte de la arena. "Hay que tener cuidado, la verdad es que deberían ponerle remedio a esto", advierte Serafín.

Quien también es crítica con algunas de las decisiones que se han tomado respecto a la que es la playa de sus amores es Carmen Hernández: "En su momento intentamos que el muro que separa la playa del Club Náutico no se hiciera, porque lo que hicieron es quitarnos espacio en la playa; y el paisaje, con tantos barcos y contenedores, sale perdiendo con respecto al de Las Canteras", se queja. "También deberían retirar las piedras que aparecen en la orilla cuando baja la marea, porque son incómodas; y habría que evitar de alguna manera que las regatas, cuando vienen, tiren basura al mar".

Con todo, Carmen es asidua de Las Alcaravaneras, su playa preferida y en la que se crió: "He venido aquí toda mi vida, y en los últimos años está mejor, el agua está muy limpia. Me encanta Las Alcaravaneras porque le tengo cariño y es tranquilita".

Quien también frecuenta el mar de la zona -que no la playa- es José Luis Ulacia, socio del Club Náutico, que cada día acude a nadar porque "la temperatura del agua de aquí es genial". "Pero para pasar el día no es una playa que me guste demasiado, soy más de Las Canteras o del Sur", añade.

Eso sí, admite que Las Alcaravaneras tiene sus ventajas: "Este verano, por ejemplo, la aprovechó bastante la gente para entrenar deportes acuáticos; la verdad es que es una playa que ha ido ganando vida".

Todavía más asiduas son las familias Peñate y Zumbado, que desde tiempos inmemoriales se reúnen cada domingo y festivo del verano para jugar al bingo. Unas 30 personas con sus mesas, tumbonas y sombrillas se plantan en la arena desde las siete de la mañana para coger sitio y empezar a jugar y no parar hasta doce horas más tarde.

También enamorados de esta playa, Amelia Aguiar, María del Cristo Acuña, Milagros Acuña y José Luzardo se encontraban ayer disfrutando del día. "Para pasar el día es una playa genial, es muy tranquila y familiar. No tiene olas y el agua está muy limpia, no como hace unos años cuando dejamos de venir", expuso Amelia, que igualmente quiso aclarar que pudieron relajarse en Las Alcaravaneras porque este año "no fuimos a Teror" debido a que "ya no es lo que era: ahora todo el mundo va a beber nada más; si vamos será por promesas, pero ir por ir no".

Menos habituales son Zara Pérez e Ibán Gil, ambos residentes en la zona que eligieron la playa capitalina con la idea de permanecer allí "hasta que el cuerpo aguante", una aventura para la que la pareja se llevó incluso el almuerzo. Además, ambos coinciden en que se trata de una playa que prefieren por delante de Las Canteras: "aunque Ibán es más de playa, nos gusta más Las Alcaravaneras que Las Canteras porque esta es más tranquila, en la otra hay mucha gente", comenta Zara.

También en pareja se presentaron Jonathan Fernández y Laura González, ambos de la capital. "La verdad es que es la playa que más nos gusta, porque está muy limpia y bastante cuidada, a diferencia de hace unos años. En Las Canteras, sin embargo, suele haber algas y hasta te puedes encontrar aguavivas; aquí no", valora Jonathan.

Lo cierto es que, tal y como apuntan muchos de los usuarios de Las Alcaravaneras, se trata de una playa con ciertas ventajas. Más allá de su tranquilidad, no son pocos los niños que también la disfrutan, entre otras cosas, por el pequeño parque infantil que la acompaña. "Y no olvidemos que se permite jugar a distintos deportes a lo largo de toda la arena, e incluso hay redes para quienes quieren jugar al voleibol; es una playa muy bien aprovechada", opina Nauzet García. Para gustos, colores.