Expertos en Arquitectura, Urbanismo y Medio Ambiente plantearon ayer la necesidad de que todas las administraciones públicas, y especialmente el Ayuntamiento, protejan y desplieguen todas las medidas necesarias para garantizar la conservación de la palmera canaria y todos los árboles de gran porte del municipio. El hecho de que las palmeras estén en fincas privadas no exime al Ayuntamiento de su deber de garantizar su protección, advirtieron. El catedrático en Derecho Urbanístico, Carmelo Padrón, el arquitecto y urbanista, Faustino García Márquez y el técnico ambiental, Marco Díaz-Bertrana Sánchez, lanzaron ayer la voz de alarma sobre las muertes de ejemplares históricos, que son símbolo de la ciudad, como las palmeras de El Pambaso que se cayeron el pasado fin de semana, o la desaparición del histórico jardín de la plazoleta Milton en Ciudad Jardín y muchos otros ejemplares en peligro. Por ello, aplaudieron la iniciativa de crear un catálogo del patrimonio natural de la ciudad, lanzada por la plataforma ciudadana en defensa del patrimonio natural de la capital.
"La palmera", sostuvo Carmelo Padrón, "es el símbolo de Canarias, está protegida, forma parte del paisaje y debería tener un plus de conservación. Aunque esté en terrenos de particulares hay que protegerlas y aplicar una sobrevigilancia a los árboles de gran porte. Es inaceptable que estas palmeras se caigan por la negligencia de las administraciones públicas. De la misma manera que se protegen los edificios privados que están catalogados, se debe vigilar la conservación de las especies de gran porte". En opinión de Padrón, "hay que buscar fórmulas para que todas las especies vegetales, aunque estén en espacios privados formen parte del espacio público. El Ayuntamiento debe preocuparse sí o sí, estén en terreno privado o no", sostuvo el arquitecto. Una afirmación que contrasta con la postura de la edil de Parques y Jardines, Inmaculada Medina, que eludió la responsabilidad del Ayuntamiento en la caída de las palmeras, porque estaban en suelo privado.
Faustino García Márquez lamentó que los ciudadanos y las administraciones de esta tierra sigan sin convencerse de que los árboles son "elementos definidores del paisaje que hay que proteger, independientemente del lugar en que se encuentren". El arquitecto consideró que se podía haber hecho más por las palmeras de El Pambaso, actuando en el muro y dejando más espacio a las raíces, entre otras medidas. "Como sigamos así, cualquier día nos encontramos a La Palmita en el suelo. Hay que empezar ya a elaborar un catálogo de árboles singulares y arboledas. Tenemos que ser conscientes de que forman parte del patrimonio paisajístico de esta ciudad y tenemos que protegerlos", enfatizó García Márquez, quien consideró que esa tarea es competencia, fundamentalmente, del Ayuntamiento".
Centinelas
A juicio de Marco Díaz-Bertrana Sánchez, "lo que ha ocurrido con las dos palmeras caídas, no tiene nombre. Se veía venir. Era previsible que esas palmeras de más de veinte metros acabaran como han terminado. Están en una parte de una finca en la que se desmanteló todo y se quedaron en un promontorio al lado de un pequeño muro, porque la salida hacia el norte invadió la parcela que le daba continuidad a esos ejemplares. Hace tres años planteamos al Ayuntamiento y al Cabildo la necesidad de intervenir con esas y otras palmeras y también con otros árboles, para evitar su muerte". "Lo que está pasando", añadió, "con las palmeras de El Pambaso es una lástima, porque son las descendientes directas de las que tomó nombre Las Palmas de Gran Canaria. Yo siempre las he llamado las centinelas del Guiniguada, por su situación tan emblemática y porque se ven de todos lados. Son las que están custodiando todo ese entorno abierto hacia la cumbre y el mar. Eran un referente para esta ciudad, tanto desde el punto de vista botánico, como emblemático y cultura. Ha sido un mazazo lo de estas palmeras. Siempre han sido un referente a cuidar, a mimar, pero no hicieron nada, ni siquiera echarles una cuba de agua.
