Cuando en el año 2012 Carmen Nuez León decidió embarcarse en el sindicalismo activo no se imaginó que cuatro años más tarde asumiría la presidencia del Sindicato Profesional de Médicos de Las Palmas, la primera mujer que ocupa ese cargo. En esos días sus hijas María, Marta y Elena, la sentaron en el salón. Era una especie de asamblea familiar en la que el único tema a debatir era una pregunta: "¿Qué pasa mamá?", pregunta que tenía que ver con la actividad sindicalista en la que ya estaba inmersa. No era consciente de lo que estaba cambiando su vida, su forma de trabajar "y el tiempo que le robaba a los míos" así que, recuerda, "hicimos un pacto; a casa no se trae trabajo".

A veces lo consigue pero la mayoría de los días no puede ser. Hay que atender a compañeros, contestar a la prensa, estar al día. Esa es Carmen Nuez. Ni una ficha fuera de su sitio, todo en orden. Hoy una de las hijas, Marta, es cardióloga del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín y de alguna manera también lucha con su madre desde el sindicalismo por sus derechos como médico. Reconoce que le enternece esa relación, médico a médico, madre e hija.

Carmen estudió Medicina en Las Palmas y La Laguna. En 1981 se licenció, lo que para su madre, como hija única, supuso una de las satisfacciones más grandes de su vida. Sus destinos laborales han sido muchos siendo Agüimes, y el centro de salud de Guanarteme -del que fue siete años directora-, los que más la han marcado profesionalmente. "Este centro de salud es un referente en la medicina primaria, con una población compleja, con pacientes de multitud de razas y procedencias, personas mayores, algunos ya enfermos, y donde poco a poco el equipo de trabajo hizo una labor tan maravillosa que formamos una familia. Yo hasta llamaba a los enfermos a sus casas a ver cómo estaban, gente fantástica que no estaba acostumbrada a eso, claro".

Cuando a Carmen Nuez le preguntas que por qué hizo Medicina su respuesta es tan escueta como sincera: "siempre me gustó la ciencia y estar con la gente". No duda de que en esa decisión hubiera alguien que reforzó su pasión por la profesión. "Te cuento. Mi suegro, Enrique Blanco, era médico en Guía. Le recuerdo con muchísimo cariño, no sabes cómo. Quiso la desgracia que la única hija que había estudiado Medicina, de los seis hermanos que eran, falleciera con 25 años en un accidente de tráfico. Imagina. Creo que desde ese momento entre los dos se creó un vínculo paterno filial que nos unió para siempre. Él tenía entonces 60 años y siempre ejerció la Medicina en Guía. Recuerdo tanto sus consejos y sus confidencias. Era un médico maravilloso, solo te diré que durante unos años llevó él solo el Hospital San Roque de Guía; era de esos médicos de antes, mucho más que un médico, mucho más. A cualquier hora del día o de la noche que lo llamaran salía para Fagajesto, Caideros o Montaña Alta de Guía para atender a un enfermo. Nunca lo oí protestar o poner mala cara. Aprendí tanto de él que fue el hombre que más me ha marcado. Maravilloso doctor Blanco".

Carmen es la vocación en persona. No recuerda haber ejercido otra modalidad asistencial que no sea estar cerca de sus enfermos, con los que, dice, "tengo una relación de auténtico cariño y respeto por mis pacientes. He tenido la suerte de estar años en cada destino y de todos ellos tengo recuerdos y anécdotas maravillosas. En Agüimes, trabajé como APD (Asistencia Pública Domiciliaria) muy cerca de Antonio Morales como alcalde, los dos estábamos empezando. El día que me destinaron a ese municipio no me quedó otro remedio que ir pero nunca sospeché que viviría allí dos años inolvidables y que el día que me fui sería uno de los más tristes y que llorase con una sensación de pérdida y de orfandad infinita. Agüimes me dio mucho, muchísimo".

Autocontrol

Esta mujer como sindicalista tiene un don; salvo quienes la conocen bien, cuesta captar en sus declaraciones públicas, en el tono de su voz, el nivel de enfado que tiene con las listas de esperas, las urgencias, los incumplimientos de la Consejería de Sanidad con los médicos?"En ocasiones tengo que hacer un ejercicio de autocontrol para no decir lo mismo pero sin agresividad. Algunas veces lo logro, otras no. Y lo que sí tengo claro es que en tiempo de conflictos, de recortes y de promesas incumplidas, siempre le digo a mis compañeros que a las reuniones, a las negociaciones con los políticos hay que ir con la lección muy bien aprendida. Los datos contrastados son la mejor arma frente a los que hablan de oído y viven lanzando promesas que incumplen".

Su hija Marta, la cardióloga, le pide consejo. "Es lógico. A veces me llama desde el hospital por alguna duda aunque te diré que sabe mucho más que yo", dice con un mal disimulado orgullo.

Un asma que se desarrolló con 48 años ha obligado a Carmen a prestarle atención a su salud. En casa del herrero, cuchara de palo: "Como muchos médicos, damos cientos de consejos a nuestros enfermos y después no hacemos caso cuando el cuerpo te dice que "algo está pasando". Y habla por ella. "Un ataque de asma grave, por el que estuve ingresada, me obligó a replantearme la vida. "Carmelita, hay que bajar peso, comer mejor, caminar, vamos, lo que tú aconsejas siempre a otros y tú no haces. En los últimos meses he perdido 14 kilos algo que para mí era impensable y me siento con un grado de autoestima que hacía años que no tenía." A la líder sindical le encanta pintar y coser, es su bálsamo. Sus clases de manualidades son su psicoterapia: "Un plan perfecto es pasarme el fin de semana en casa cosiendo, haciendo patchwork con los retales y rodeada de cintas, hilos y botones. Una quedada con las amigas en Triana y un bañito con caminata en Las Canteras ya es el momento soñado"

Pero la cara de Carmen es de satisfacción máxima cuando habla de su familia: "Un día en casa con mi madre, mis hijas y mis primos acompañados de las tres perritas de la familia es sencillamente la bomba". Ay, los perros, seres únicos: "Mira, cuando alguien me habla de perros siempre le pregunto si tiene uno, si me dice que no ya no digo nada más. En esa parcela sólo te entiende el que los tiene. En serio. Su fidelidad, cómo te miran, lo que te acompañan; sin duda de las mejores cosas que te da la vida son ellos. El placer del paseo nocturno con tu perrito, saludando a gente del barrio que ya nos conocemos por el nombre del animalito produce una satisfacción, un sentimiento de protección únicos".