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Turismo Premio a los consignatarios y estibadores de buques

Una organización señera en el Puerto

Asocelpa recibe el galardón del Ayuntamiento por el Día Mundial del Turismo por su contribución a la promoción de la ciudad como destino de calidad

El presidente de Asocelpa, Juan Pérez (en el centro), junto a miembros de la junta directiva. LP / DLP

La Asociación de Consignatarios y Estibadores de Buques de Las Palmas (Asocelpa) es uno de los colectivos galardonados este año por el Ayuntamiento con motivo de la celebración del Día Mundial del Turismo, que se conmemora el martes, día 27, bajo el lema Turismo para todos. La organización ha sido premiada por su labor en la promoción de la ciudad como destino turístico de calidad, sostenible e integrador. El premio será entregado este sábado en una ceremonia en el parque Santa Catalina, que acogerá a lo largo de la mañana diversas actividades para festejar la fecha.

El origen de la asociación, una de las más antiguas del Archipiélago y del Puerto, hay que buscarlo en el periodo de entreguerras del siglo pasado tras el empuje del transporte marítimo gracias a los buques de vapor. El tráfico marítimo se incrementó gracias a estos nuevos barcos, pero también la burocracia. Los trámites que antes hacían los capitanes en nombre de las navieras pasaron pronto a manos de personas físicas o jurídicas en los puertos, convirtiéndose, posteriormente, en las empresas consignatarias que hoy todos conocemos.

En 1925 se constituía en el puerto de La Luz la Asociación Patronal de Consignatarios de Buques de Las Palmas (APCBLP), cuyo primer presidente, Emilio Ley, director de Elder Dempster Lines, tardó tres días en salir elegido ya que las empresas no se ponían de acuerdo sobre quién debía de ostentar el cargo.

El desacuerdo no era para menos ya que la mayoría de las consignatarias que trabajaban entonces en La Luz estaban en manos de familias extranjeras, principalmente ingleses, que se encargaban de los barcos de sus respectivas naciones que hacían escala en el Puerto para repostar carbón y víveres en su viaje hacia las colonias africanas y América. Mientras que los barcos españoles estaban en manos de peninsulares o canarios.

En 1929 había 23 empresas registradas en APCBLP, de las cuales 14 eran extranjeras, según un artículo de Miguel Suárez Bosa, doctor en historia y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, titulado Empresas consignatarias y estibadoras en el Puerto de La Luz y de Las Palmas : estrategia y organización y publicado en la revista Parabiblos (1998), donde también se explica cómo se convirtieron en un monopolio para controlar las tarifas de la mayoría de las actividades que se realizaban en el Puerto ya que gestionaban desde los depósitos de carbón, los remolcadores hasta la carga y descarga de los buques.

La asociación, que preside Juan Pérez, recuerda como el folklore canario, con su canción El Tartanero, se hizo eco del impacto que causó a la Isla la llegada de los grandes barcos a principios de siglo, muchos de ellos cargados ya de turistas.

"El Tartanero hizo popular la frase " hoy lunes llega el Castle y mañana martes el Yeoward". Con el Castle se referían a la llegada regular, cada semana, del buque correo de la Unión Castle en ruta desde Southampton a Sudáfrica. En cuanto al Yeoward, era el vapor de servicio semanal turístico desde Inglaterra a Canarias entre los años 1900 a 1916", subrayan desde la asociación.

Honrada

Asocelpa señala sentirse "muy honrada por el premio y por ese trabajo continuo que desde su fundación sigue hoy dando sus frutos", en clara referencia al papel que desempeñaron aquellos primeros años los directores de las consignatarias en atraer grandes trasatlánticos a la ciudad y que han proseguido sus sucesores.

"La reciente historia de la escala de los cruceros en el Puerto se debe al esfuerzo comercial y de captación de los consignatarios, que han puesto el nombre de Las Palmas de Gran Canaria en el mundo. Hoy la industria internacional de cruceros turísticos tiene una referencia obligada en el Puerto de La Luz", prosiguen.

Pero nada de ello hubiera sido posible sin el papel que ocupó Asocelpa en la economía grancanaria y el apoyo, posterior, que le dio la legislación puertofranquista tras los altibajos de la II Guerra Mundial y el impacto beneficioso que supuso para La Luz el cierre del Canal de Suez y la expansión del comercio atlántico antes que llegara el boom del turismo de cruceros.

Los consignatarios tuvieron siempre un papel central en los negocios portuarios y mantuvieron fuertes vínculos con los principales usuarios del mismo, bien fueran ingleses, alemanes, franceses o de tras nacionalidades, ya que consiguieron mantener unida la función de consignataria y estiba, algo que no ocurría en otros puertos. También por su fuerza dentro del entramado del empresariado canario. Primero en la Cámara de Comercio y después en la Confederación Canaria de Empresarios, que ayudaron a fundar.

En 1963, las gestiones del consignatario Eugenio V. Pavillard, director de Elder Dempster, daban sus frutos. Se lograba que los supertrasatlánticos de la Cunard Line visitaran el Puerto de la Luz en su temporada de invierno. Ese mismo año, el Queen Mary hacia su escala inaugural en la ciudad; años después lo haría el Queen Elisabeth.

Desde entonces, la llegada de cruceros a la ciudad ha sido imparable. En 2014 llegaron 229 buques con unos 609.570 turistas a bordo. El pasado año, la cifra batió el récord histórico de 682.885 viajeros.

Desde Asocelpa se subraya que se sigue trabajando como el primer día para que La Luz continúe siendo un puerto competitivo, donde tengan cabida todos los intereses. "Nuestros proyectos no se han movido un ápice en estos 91 años: Trabajamos por el desarrollo del Puerto y necesitamos el apoyo y colaboración de las instituciones pública y de los agentes del mismo para llegar a buen puerto".

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