Uno de los yates más lujosos y peculiares del mundo por su diseño aerodinámico y casi futurista -el Adastra- partió ayer del muelle de Santa Catalina con destino a Panamá después de llegar el miércoles al puerto de Las Palmas procedente de Italia. La embarcación, construida en 2012, no pasó desapercibida para los ciudadanos y visitantes que circularon estos días por el centro comercial El Muelle por su espectacular silueta.
El trimarán, diseñado por la compañía inglesa Shuttleworth y construido por McConaghy Boats en China, es uno de yates más lujosos que navega hoy en día. No tanto por sus grandes dimensiones, sino por sus singulares líneas que le hacen navegar con gran seguridad y estabilidad en el mar incluso en malas condiciones además de ser energéticamente eficiente.
Su diseñador, el inglés John Shuttleworth, ganó con él tres galardones en 2013: al yate revelación, al diseño exterior más innovador y a la mejor arquitectura naval.
La embarcación tiene 42,5 metros de largo por 16 metros de ancho y 1,12 metros de calado, puede ser controlado con un simple ipad o iphone. Además puede navegar 18.500 kilómetros sin necesidad de recalar en ningún puerto para repostar.
Gran confort
El yate, que puede alcanzar los 22 nudos de navegación, tiene una capacidad para albergar a 9 personas y otras 6 de tripulación.
Su interior, diseñado por la compañía Jepson, es de madera de roble y ha sido cuidado al máximo para que los pasajeros disfruten de un gran confort mientras navegan en alta mar. Cuenta con jacuzzi y con sauna en su interior además de solarium en el exterior.
La cubierta principal es especialmente llamativa ya que dispone de un salón al aire libre, un puente de navegación una habitación y un comedor, donde los pasajeros pueden disfrutar de una espectacular vista gracias a la curvatura de su ventanal.
Para lograr que la embarcación alcanzase gran velocidad y estabilidad sin gastar excesivamente combustible hubo que reducir al máximo su peso, de ahí que se utilizarán para su construcción materiales ligeros como la fibra de carbono y la espuma de vidrio; entre otros. En total, pesa 52 toneladas.
El Adastra, que costó 11 millones de dólares, no tiene de momento rival en el mar.
