Tras la estela de la ensaimada y las barras de pan. En el marco de las fiestas de San Francisco de Asís de este año, la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias, en colaboración con la asociación de vecinos Terrero Guiniguada, organizó ayer una ruta por cuatro panaderías y dulcerías históricas del barrio de Triana. O lo que queda de ellas, según el caso.
La primera parada fue la panadería Miguel Díaz, en la calle Viera y Clavijo, donde el cronista de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Laforet, quiso contextualizar el acto para poner en situación a los asistentes. "Empezamos con la Triana más contemporánea, puesto que toda la zona de Viera y Clavijo, Pérez Galdós y demás es la Triana que aparece en la segunda mitad del siglo XIX; hasta entonces, todo eso eran fincas", garantiza.
"De hecho", prosigue, "la calle Viera y Clavijo, en un primer momento, no tenía nombre y era conocida como la continuación de la calle Cano. En aquel momento, esa calle fue también un lugar donde algunas industrias, como carpinterías, herrerías y, sobre todo, panaderías, se instalaron en la zona aprovechando las edificaciones". "En esta zona se dio uno de los primeros pasos de ampliación y de modernización de Las Palmas de Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XIX. Siempre decimos que se tira la muralla y Arenales es la primera expansión, pero hay antes una expansión interna dentro de la antigua muralla, que es esa zona de Triana en la que hasta ese momento había fincas", agrega Laforet.
María Teresa Cabrera, cronista oficial de Valsequillo fue la encargada de contar la historia de la panadería, desde sus comienzos en 1920 hasta la actualidad. Todavía hoy, Miguel Díaz, con la ayuda de sus hijos, sigue al frente. "Es un hombre que ha guardado como oro en paño, durante todo este tiempo, toda la documentación de la panadería, desde escrituras hasta las cartillas de racionamiento", resalta Cabrera. Ayer se aprovechó también la coyuntura para descubrir, en la fachada del local, una placa conmemorativa por su labor durante todos estos años.
Tras esto fue el turno de la ya desaparecida dulcería-bar La Madrileña de la calle Triana. Ante la fachada de la antigua tienda, Norberto Angulo, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) e hijo del último concesionario, narró cómo en 1955 la compró la familia Angulo y se cerró por orden del Ayuntamiento por presunta ruina inminente en 1996. "Pero aquí sigue el edificio", apunta Angulo. El local tenía la dulcería en la entrada, a la derecha, y en ella eran conocidos algunos dulces como la ensaimada, la berlina y los pasteles de carne. Al fondo se encontraba el bar, donde eran famosas las tapas, así como los bocadillos de pata de cerdo.
La tercera estación fue la antigua dulcería y panadería Morales, situada en la calle Viera y Clavijo. Desde su origen, en 1920, hasta su cierre, en 2011, llegó a tener más de 400 empleados. Manuel Morales Suarez y su esposa Pino Torres Ruiz iniciaron su andadura empresarial en los años 20 del siglo pasado, cuando el local nació como panadería en la calle Valencia. Pedro Rodríguez, cronista oficial de la Vega de San Mateo, fue quien aclaró a los presentes la evolución de Morales, desde sus comienzos hasta su desaparición.
La última parada del recorrido se realizó en la dulcería y panificadora Parrilla de la calle General Bravo. Una vez allí, se descubrió en su fachada una placa que conmemora los 110 años de actividad ininterrumpida que cumple el local, desde su apertura en 1906 por José Parrilla. Asimismo, la asociación de vecinos Terrero-Guiniguada le otorgará hoy el premio de Vecino distinguido. En esta ocasión, fue José Antonio Luján, presidente de la junta de Cronistas Oficiales de Canarias y Cronista Oficial de Artenara, quien relató la historia de esta tradicional pastelería.
Otros trayectos en Triana
Tal y como resalta el propio Luján, estas rutas por Triana se iniciaron en 2014 con un recorrido dedicado al escritor e investigador José Miguel Alzola. En 2015 se continuó con un trayecto por las farmacias históricas del barrio y en esta nueva edición le ha tocado el turno a las panaderías y dulcerías de la zona.
Después de estas experiencias, Luján considera que existen tres barrios de Triana que casi se superponen: "Uno es el barrio de la memoria, de la historia que configuró este distrito en el pasado, y que queremos evocar con estas actividades. Otro es el barrio de los residentes actuales, que habitan preferentemente en la Calle Rafael Cabrera y en el entramado de las calles transversales hasta Primero de Mayo; el resto son almacenes, oficinas y comercios. Una tercera Triana es el barrio de los usuarios, personas del resto de la ciudad y de la isla que vienen al barrio a las compras, o al mundo del ocio que se genera en su entorno", subraya.
