¿Qué balance hace de la I Semana de la Náutica Profesional?
Bastante positiva. Al inicio la asistencia fue reducida pero se fue incrementando con el paso de los días. Era una semana para los profesionales pero dejamos la puerta abierta al público, en general.
¿Se ha hecho algún tipo de negocio ?
No tengo datos. Lo que sí que hemos logrado es que las empresas que trabajan en el sector se conozcan entre sí. Incluso las que están adscritas a la asociación. Han cerrado citas entre ellos y, lo más importante, han visto que la celebración de una semana como ésta va a facilitar nuevos proyectos. La entidad de seguros que ha promocionado el evento, por ejemplo, ha cerrado algunas citas con empresas que necesitan sus servicios.
¿Hay intención de continuar ?
Sí. Hemos tenido la grata sorpresa que nada más comenzar la semana nos llamaron empresas para participar, pero al tener el programa cerrado no pudieron venir. Así que han quedado pendientes para la próxima edición. Son empresas que no están asociadas a Aenautica y que podrían estarlo. Era también uno de nuestros objetivos; lograr que se asocien ya que solo el 5 o 10% de las empresas o autónomos que hay son miembros. Pero no solo por estar, sino con ánimo de proyectarnos fuera sabiendo que tenemos el respaldo de una entidad fuerte y conocida como Femepa (Federación Provincial de la Pequeña y Media Empresa del Metal y Nuevas Tecnologías).
De visibilizarse.
Sí, de visibilizarnos con respecto a la sociedad, y de que las mismas empresas vean que hay un canal para llegar al cliente.
¿Qué problemas tiene el sector?
Uno de ellos es que lleva dormido mucho tiempo. Es extraño que con nuestra situación geográfica y orografía, rodeados de agua por todas partes, las actividades empresariales náuticas sean muy reducidas. Hay empresas que llevan mucho tiempo establecidas, pero no se abren nuevas por lo que no hay competencia para hacer crecer al sector. La crisis ha hecho desaparecer a algunas y las que se han mantenido están a un rendimiento del día a día. Esa es mi visión. Otro problema que hay es que tenemos muchos kilómetros de costa pero no hay demasiados puntos de atraque. Uno sale en barco de la capital, pasa Taliarte, y hasta Pasito Blanco no puede abastecerse. Se lo hemos dicho a la Administración, que ahí se podrían crear nichos de mercado.
¿La Administración facilita la apertura de negocios?
No hay muchas trabas, lo que hay es poca iniciativa empresarial. La náutica en las Islas Canarias está mínimamente desarrollada respecto al potencial que hay.
Cuando se habla del sector se piensa en las empresas de recreo pero ¿cuántos otros negocios se mueven alrededor?
La mayoría de las empresas que hay en la asociación, por ejemplo, son de reparación y de accesorios. Si que es verdad que el sector se vincula siempre con el turismo pero una de nuestras intenciones es hacer ver que eso solo es una parte más de la náutica. Lo que verdaderamente mueve esto es la parte industrial, y así queremos que se reconozca. Es parte del sector primario porque hay una vertiente que es fabricación y reparación de barcos, de accesorios, de varaderos, de formación, de ciencias del mar. Es más, en ninguna de las administraciones canarias hay una persona especializada en la materia que nos entienda como empresarios, excepto la viceconsejería de Pesca para el trámite de títulos náuticos y permisos de pesca.
Ósea que la administración no ha visto el potencial industrial que tiene el sector
No. Hasta ahora han enfocado el desarrollo del sector en el ámbito turístico, y ese es el error que comete la Administración. Cualquier problema que tenemos nos derivan a Turismo. La prueba está en que la Autoridad Portuaria de Las Palmas no termina por crear un astilleros de megayates, que podría generar empleo. Un barco puede usarse para hacer turismo pero en su construcción y mantenimiento hay industria.
¿Qué proyectos tienen?
Uno es que se nos conceptué como industria. Y en esa dirección vamos a trabajar en todos los eventos que hagamos. Para Fimar (Feria Internacional del Mar), que en los últimos dos años parecía un mercadillo porque había otros negocios que nada tenían que ver con el mar, hemos conseguido el compromiso del Ayuntamiento de que en el muelle deportivo haya un espacio para vender y comprar embarcaciones de segunda y primera mano como ocurre en el salón náutico de Baleares o Barcelona. Porque si alguien quiere probar un barco, en el muelle de Santa Catalina no puede porque hay unas limitaciones de uso.
¿Esos inconvenientes que detectaron en Fimar es lo que les ha dado pie para hacer esta semana más específica?
Sí. Como no hay otro tipo de encuentro en la Isla hay que acudir a Fimar si te quieres afianzar en el sector. Aunque los empresarios no lo vemos como una feria del mar propiamente dicha. Cuando se les habla en la concejalía del desarrollo que tiene que tener la feria nos encontramos desamparados porque no terminan de enfocar bien el asunto. No por los técnicos, que saben de lo que se les habla porque llevan años organizando la muestra, sino por los políticos que entran; que de mar pueden saber porque quizás se montaron en un ferry. A mi modo de ver no se termina de enfocar la feria como un espacio para potenciar esta industria. Este año además asistirá el Gobierno y el Cabildo, que como es lógico, querrán imponer su impronta.
¿Qué volumen de negocio genera esta industria?
Como asociación desconocemos ese dato porque las empresas no nos lo dicen, pero es significativo el volumen de trabajo que hay en este mes y el que viene con la regata ARC. El resto del tiempo está bajo mínimos. Queremos constituir una mesa sectorial para involucrar a todas las administraciones. Principalmente, a los municipios de la costa para que todo empresario que quiera establecerse en este área se le faciliten las cosas, se solventen problemas como el estado de los puertos, su uso, así como que Canarias se fortalezca como destino. Los navegantes de fuera se quejan de que no pueden atracar porque no hay capacidad. Es el caso del muelle deportivo en estas fechas, que está saturado con la ARC. Los huecos que hay están reservados para ellos. Y ese nicho de mercado se deja de percibir porque optan por Cabo Verde, Madeira.
¿Y el resto del año?
Hay más posibilidades, pero hay que darse cuenta de que el único puerto deportivo público que existe es esté, el resto son privados, con el coste que eso supone de estancia. Hay un proyecto de ampliación pero un problema administrativo tiene parada la iniciativa. Tenemos además el handicap de los barcos abandonados. Puede haber un 40% de barcos abandonados de los 1.500 puntos de atraque que existen. Y hasta que no haya una sentencia judicial no se pueden mover. Ese espacio resta negocio a la Autoridad Portuaria y al sector porque no llegan navegantes. Ha eso hay que buscarle solución, y está en manos de la Administración.
