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Ocupas en las viejas oficinas del Insular

Vecinos de la zona denuncian haber visto a personas en el edificio por el que se accedía a la Grada Sur, que está lleno de restos de mobiliario en su interior

Ocupas en el viejo Estadio Insular

Ocupas en el viejo Estadio Insular

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Ocupas en el viejo Estadio Insular Lourdes S. Villacastín

Un grupo de abubillas se paseaba este jueves por el parque municipal Estadio Insular, un remanso de paz entre Ciudad Jardín y Alcaravaneras, abierto al público en mayo de 2015, después de que el campo de fútbol de la Unión Deportiva dejara de ser sede oficial del equipo en 2003 y sufriera varios años de abandono. Pero no todo es tan bucólico como aparenta. La verja que circunda el perímetro del parque, que permanece cerrado por la noche, de once a siete de la mañana, no ha sido un obstáculo para que algunas personas hayan entrado en los restos del inmueble. En concreto, en el acceso a su Grada Sur, colindante con el paseo de Chil y el centro de control de los túneles, en cuyo interior se pueden ver sofás, camas, sillas de plástico del viejo estadio, además de otro tipo de objetos y basura acumulada. Y todo ello con vistas a Ciudad Jardín.

Así lo han denunciado a este periódico algunos vecinos que han visto asomarse a personas desde una de las ventanas del último piso que está abierta, ya que el resto han sido tapiadas. El acceso al interior de la edificación no parece haberse hecho por la puerta que da al mismo paseo, que sigue sellada, sino saltando la misma valla. Bien la del propio parque, que tiene varios metros, o bien por otra más baja que hay en el interior del recinto y que da a la azotea del inmueble tras pasar unos jardines, justo al lado de la puerta de entrada al recinto de ocio por el paseo de Chil.

A pesar de las dificultades de acceso, las personas que han utilizado este espacio para vivir han podido acceder al inmueble abandonado, a tenor del mobiliario de gran volumen que hay en el interior. O bien se quedaron los muebles durante el cierre del viejo Estadio Insular - propiedad del Cabildo insular y ahora cedido por 30 años al municipio- o los ocupas transportaron los trastos entre varias personas.

No es la primera vez que las gradas del viejo Estadio Insular han sido ocupadas por personas sin hogar. Durante el tiempo en que el recinto permaneció cerrado desde que el equipo subió a Siete Palmas hubo que desalojarlo en varias ocasiones.

Los ciudadanos que el jueves disfrutaban de un cálido día bajo la carpa que instalada en el centro del parque urbano recibían con sorpresa la noticia y confesaban que no habían visto a personas sin techo circular por el recinto, ni tampoco a nadie saltar la valla.

Nancy Paladines aseguraba que no había visto a nadie, a pesar de que es una asidua del parque desde que lo abrieron, a donde baja con su hijo pequeño Valentín. "De vez en cuando, por la noche, ves a algún grupo de chicos jóvenes, quinceañeros, que corretean por las gradas, se suben a los aparatos infantiles pero nada más", confesaba la joven madre, convencida de que este tipo de actitudes no tienen otro sentido que destrozar los cochitos, aunque confirmaba que en cuanto se rompen se reparan. "Algún menudeo de droga puede haber entre los jóvenes, porque la policía entra en el recinto alguna que otra vez".

En su opinión, el parque "está muy bien cuidado; es muy acogedor", aunque echa en falta más vigilancia a lo largo del día.

El recinto, que tiene una explanada de césped de 6.000 metros cuadrados y un palmeral de 2.300 metros cuadrados, donde hay varias especies, además de un espacio para aparatos biosaludables, un circuito de arena de 300 metros lineales y un área infantil, presentaba esta semana un buen aspecto. Sobre todo en lo referido al cuidado de las especies vegetales, incluido el olivo que el alcalde de la ciudad plantó junto a varios embajadores árabes el pasado abril, en pro de la paz y en recuerdo de los lazos que unen a España con los países árabes.

Algunos elementos del parque público están ya deteriorados, como las banderas de los equipos de fútbol que ondean en la grada que da a Pío XII. Los banderines están rotos por el viento y descoloridos por el sol.

Los carteles de los días de gloria de la Unión Deportiva que se instalaron en una de las puertas de entrada al recinto, por la calle Manuel González Martín, están también semiarrancados de la pared. Hay algunas pintadas y los baños públicos no estaban limpios y apestaban a orín. No en vano, están abiertos y sin vigilancia, por lo que cualquiera puede entrar.

La falta de limpieza en los baños es uno de los aspectos que resalta el joven Tasarte Ramos, que acude al parque a la hora de comer para después retornar al trabajo. También "alguna mesita para poder leer el periódico".

Para Alberto Martín y Andrea Rodríguez, por su parte, es fundamental que abran la cafetería, cuyo local no ha sido aún adjudicado por el Ayuntamiento. Mientras que para los jóvenes Iván Domínguez, Siria Pérez y Samuel Guzmán falta un poco más de sombra y aprovechar el recinto para conciertos o espectáculos.

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