La Provincia - Diario de Las Palmas

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Ella siempre dice sí

Ella siempre dice sí, fue una película de Hollywood protagonizada por Kim Basinger en el género de comedia que asemeja la predisposición de la Autoridad Portuaria y la Alcaldía a cualquier propuesta empresarial que se le haga para el Istmo.

En tono más serio y preocupados por todo lo que se le está proponiendo a la ciudad en esa zona, quisiéramos hacer un escueto análisis en las diferentes propuestas antes de llegar a la última, que es en la que nos hemos comprometido.

1. Nos alarma que se diga sí, a terminar de tapiar de cemento el muelle de Sanapú con la construcción de un hotel taponando la visión del mar en uno de los dos únicos espacios que el edificio del acuario ha dejado libres. Este hotel hará competencia a los que se están abriendo y existen en la zona que ramificados en el deteriorado casco urbano rescatan edificios casi desahuciados o en ruina, e irradian salud económica, social y estética.

La ciudad de París ya había sido diseñada por Haussmann cuando en 1890 se tomó la conocida foto del Istmo de Las Canteras en el cual sólo había arena y mar. Muy malos planificadores hemos sido para tener hoy tal acumulación de cemento. A golpe de remordimientos muchas correcciones haríamos si pudiéramos retroceder en el tiempo. Hoy estamos en condiciones de evitar el mismo error en la ínfima porción de istmo que nos queda en el muelle Sanapú.

2. También nos alarma que se diga sí a que las preciosas siluetas de las montañas de La Isleta pretendan cablear una de ellas y le cuelguen 18 góndolas en permanente movimiento, el impacto no será minúsculo como parece que dice el presidente de la Autoridad Portuaria con el razonamiento de una fina acupuntura de las torretas clavadas en el terreno y lo compara con la superficie total de La Isleta. Viéndolo de otra forma, diríamos que toda la longitud del cable de ese teleférico sería la hipotenusa de un triángulo imaginario que tal como nos enseñaron en el colegio el resultado de su área afectada, base por altura partido por dos, difiere mucho de su también peculiar cálculo.

El impacto visual sería traumático 24 horas al día todos los días del año, para todos los habitantes que estén en tierra, esa duración contrasta con los aproximadamente 30 minutos de una visión que pretende ser idílica desde lejos, porque cuando ese turista baje a las calles de la trasera de Las Canteras, los fenómenos de apartamentos patera y deterioro urbano como el reciente conflicto del edificio Astoria, hará que surja la contradicción de cuáles son las prioridades en esta ciudad.

Cuando el istmo urbano esté saneado o saneándose, se puede ofertar visitas no masivas por otro medio de transporte a la también por sanear Montaña del Vigía, entonces serán visitantes motivados por el interés del vulcanismo, paisaje o flora y no una conducción masiva de embarque casi obligado por intereses de operadores turísticos. Creemos que es un planteamiento más justo con la calidad de la ciudad y sus habitantes y el paraje.

3. Y llegamos al último aspecto que es otro sí, a la intención de colocar un taller astillero en el muelle de El Refugio, ya lo hemos tratado en otros artículos los cuales están colgados en nuestra web, en ellos detallábamos la incongruencia que supone tirar por la borda las magníficas condiciones de un istmo que pocas ciudades tienen la fortuna de poseer para su revalorización y disfrute ciudadano.

En él, sí cabe colocar una ampliación del muelle deportivo o similares actividades de entorno amable y comercial, con mayor razón siendo ciudad turística con la vecindad de la estación de cruceros, el acuario, el Castillo de la Luz, el Mercado del Puerto, el barrio de La Isleta, la Playa de Las Canteras y la pasarela que nos llevará en volandas a la visión de un taller desde las alturas en flagrante inexplicable incongruencia. Esto es un error histórico con el agravante tener la posibilidad de instalar ese taller en los muelles exteriores o en Arinaga, ampliándolo si ya tiene ocupado su espacio, pero nunca en la ciudad. Es incomprensible la inacción del Ayuntamiento y el Cabildo en un hecho que no es inocuo, sino que fulmina las pretensiones de tener un istmo amable para los ciudadanos. Es incomprensible que seamos unos ciudadanos los que tomemos cartas en este asunto dándole el valor que indudablemente tiene.

La novedad en este tercer apartado es la inadmisión de nuestro recurso de reposición por parte de la Autoridad Portuaria alegando nuestra falta de legitimidad activa. Con este procedimiento la Autoridad Portuaria no se entra a juzgar la razón principal de nuestro planteamiento.

Apelamos al comité responsable de evaluar la rigurosidad del Estudio de Incidencia Ambiental, que es en lo que nos basamos, y además está sometida esta inoportuna instalación, y como en el desdichado caso de la Biomasa, la valoración independiente de un equipo de profesionales salve a la ciudad, otra vez, de esta nueva improcedencia.

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