La Provincia - Diario de Las Palmas

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'Frío' para el tomate

El barco refrigerado 'Frío Nagato' se pone a punto para empezar con el transporte de tomates a Europa

El buque refrigerado, 'Frío Nagato', en el Puerto de La Luz.

El tomate necesita frío para su conservación. Exactamente, 8 grados para que aguante kilómetros y kilómetros de navegación hasta llegar al puerto inglés de Southampton, donde las grúas descargan las cajas que semanas antes recolectaron los trabajadores en los invernaderos de La Aldea. Para que la mercancía llegue en las mejores condiciones, los dos buques refrigerados que comparten nombre -Frío-, aunque con diferente apellido -Nagato y Mogami-, ya están preparados para conectar La Luz con el Reino Unido. El primero comenzó sus viajes hace dos semanas mientras que el segundo tiene previsto transportar su primera carga el próximo miércoles.

Para que todo salga como está previsto, el Mogami pasa sus últimos días en los astilleros de Astican donde lleva a cabo su puesta a punto. "Son pequeñas reparaciones y un poco de pintura", explica en un perfecto español el griego Theodoro Andriopoulos, representante de la compañía Baltmed, que opera estos buques. Lo dice mientras enseña algunas de las dependencias del barco, de donde a media mañana fluye un aroma a comida desde la cocina.

En otra de las dependencias presidida por una muñeca japonesa, puesta ahí por los primeros armadores de este buque de esa misma nacionalidad, se encuentra Borishenko Viacheslav, un ruso que creció en la pequeña porción de terreno situada en el Báltico entre Lituania y Polonia, allí donde surge la ciudad de Kaliningrado. Viacheslav es el capitán que se encarga de dirigir los 135 metros de eslora y los 21 de manga. A sus 54 años, es todo un veterano en esto de luchar contra el mar para que los alimentos lleguen a su destino. El frío lo lleva en la sangre, no sólo porque provenga de una tierra gélida ni tampoco porque sea el comandante de este Frío Mogami. El destino también ha querido que viva en un invierno eterno. Entre noviembre y mayo lo hace conectando Las Palmas de Gran Canaria con Southampton y Rotterdam para proveer a las estanterías europeas de tomate canario; el resto del año baja al hemisferio sur para transportar pescado congelado, justo cuando el sol se traslada al norte para calentar las tierras que le vieron nacer.

Entremedias hay épocas de transición, como la que pasa estos días en la Isla a la espera del primer servicio. Viacheslav cuenta que el barco tiene cuatro bodegas, donde puede viajar mercancía diferente a temperaturas diferentes. "Algún año hemos aprovechado para enviar también pepino", apunta Andriopoulos. Son grandes estanterías de cuatro alturas cada una con suelo de madera. En esos enormes frigoríficos se adentran los estibadores para colocar los aproximadamente 1.500 palés, con otras tantas toneladas, de capacidad del barco de forma ordenada. La operación dura entre diez y doce horas, en las que los puntales no paran de subir y bajar cajas.

La navegación se hace en unos tres días y medio, como comenta el capitán. En el interior viajan unas 20 personas, la mayoría de ellos de nacionalidad ucraniana, rusa y letona; que se ponen en sus puestos cuando comienza la operación de atraque en Southampton, primera parada después de surcar el Atlántico, el Cantábrico y cruzar el canal de La Mancha. Al sur de la Gran Bretaña, Viacheslav se encarga de gobernar el barco hasta el muelle. "Es bastante complicado entrar porque es muy estrecho", indica. En este punto él es quien decide si coger dos rutas: "Hay una más amplia pero también se tarda más, y la otra es más estrecha y más corta". Este veterano prefiere emprender la segunda cuando el sol está naciendo por poniente. "Intentamos llegar a primera hora de la mañana para coincidir con los estibadores porque por la noche es más caro", apostilla.

La parada en Inglaterra dura unas horas, las que se tardan en desestibar la fruta -ocho horas- y las operaciones propias de un barco que entra y sale de un puerto. Por delante, medio día más hasta llegar a Rotterdam, al otro lado del Canal de La Mancha, ya en el continente europeo. Misma operación y vuelta a embarcarse con las bodegas completamente vacías durante cuatro días hasta que, de nuevo, arriba al muelle León y Castillo, junto a la estación hortofrutícola de la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (Fedex).

A partir del próximo miércoles será un semestre de intenso trabajo. Decenas de viajes que, en diciembre, los frío Nagato y Mogami pueden estar acompañados de un tercer barco refrigerador tocayo, aunque de padre diferente ya que se apellida Chikuwa, siempre y cuando la demanda navideña de los europeos lo requiera. Al final de la zafra, tanto Viacheslav como sus colegas habrán transportado en sus neveras flotantes unas 76.000 toneladas de tomate aldeano que aportan color a la cocina.

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