Rotura de peroné, luxación de tobillo, desgarramiento de membranas entre la tibia y el peroné y una operación para introducir varios tornillos. Este es el balance de la fatal caída que sufrió hace ocho días Marcial Viñoly, el cuidador de los camellos que pasean desde hace años a Melchor, Gaspar y Baltasar por la capital grancanaria en la cabalgata de Reyes. La caída tiene inmovilizado a Viñoly y obligará a Sus Majestades de Oriente a cambiar de montura y realizar su paseíllo en carruaje, según la concejala de Servicios Públicos, Inmaculada Medina, aunque el alcalde Augusto Hidalgo dejó ayer abierta la posibilidad de que se solucione el problema.

Camelleros del sur de la isla afirmaron, al ser preguntados por este periódico, que ayer ofrecieron sus animales al Ayuntamiento. Añadieron que desde el consistorio declinaron la oferta asegurando que "estaba todo solucionado". Un portavoz del gobierno Tripartito negó que existiera tal ofrecimiento y recalcó que Sus Majestades irán en carruaje y que, en el caso, de que se consigan camellos, estos irán sin montura en el desfile y cargando, en todo caso, los regalos. Las citadas fuentes indicaron que tras el accidente de Viñoly "se contactó con dos empresas que hacen rutas de camellos en San Bartolomé de Tirajana. Los primeros nos dijeron que tenían a todos sus animales comprometidos con excursiones y cabalgatas y los segundos no los alquilan para este tipo de eventos". "Por esa razón", añadieron, "se está negociando con camelleros de Lanzarote y Fuerteventura para que puedan participar en el desfile".

Medina fue tajante el pasado miércoles cuando descartó la posibilidad de que Sus Majestades se pasearan el próximo 5 de enero a lomos de camellos, pero el regidor no se mostró tan rotundo cuando fue preguntado por los periodistas en el muelle de Sanapú. "Igual hay camellos", afirmó. "Si podemos solucionar lo solucionaremos" y, en caso contrario, agregó, "se está preparando un plan b, "que son unas mini carrozas para que la gente se pueda acercar a los Reyes y darles todas las cartas con todas las solicitudes de regalo". Recordó que el cuidador de los camellos les advirtió que "los animales tienen problemas si no van con el cuidador principal" porque "se ponen nerviosos con tanta gente, son muy delicados, y dice que si no está él no da garantías de seguridad". Ante este panorama, aseguró, el Ayuntamiento busca "alternativas seguras" porque "no vamos a correr el peligro de que un animal se desboque y genere un problema de seguridad".

En toda esta historia, el que peor lo está pasando es el criador de camellos Marcial Viñoly, que ayer expresaba su pesar e impotencia por no poder estar presente, a causa de un accidente "tonto"; una caída en la puerta de su casa, en Lanzarote, tras resbalar en una rampa mojada.

"Estoy hecho polvo. Llevamos muchos años haciendo esa cabalgata y tenemos unos animales que hacen ese trabajo muy bien porque llevan muchos años en ello y están muy domados", explicó Viñoly, quien destacó que para estos animales "es fundamental la comunicación entre el camellero y los camellos. Es una animal que tiene un poquito de carácter. Son nobles, pero hay que entrenarlos con mucha constancia para que haga las cosas. Han hecho siempre ese tipo de eventos, pero no todo animal vale para eso, porque requiere una doma de muchos años. No se puede coger un camello cualquiera y meterlo sin entrenamiento previo en un evento de este tipo".

Mansos

El criador explota con sus hermanos una granja con 21 camellos, de los cuales 18 están entrenados para desfilar en cabalgatas, pero aseguró que no es posible contar con ellos porque en estas fechas están todos comprometidos con otros desfiles. Viñoly lleva más de 25 años participando en cabalgatas en todas las islas, la mayoría en la capital grancanaria. "Ver las caras de los niños cuando pasan los Reyes, eso es impagable y me siento muy mal por no poder participar y por el hecho de que en una capital como Las Palmas no puedan estar los camellos, pero es un caso de fuerza mayor. Los niños asocian a los Reyes Magos con los camellos y eso no hay quien lo cambie. Sólo puedo pedir disculpas", dijo. En los trece años que ha participado en el evento capitalino ha venido casi siempre con los mismos camellos. "Sólo los hemos cambiado dos veces", explicó. Los de los últimos años se llaman Andrés, Careto y Machote. Son animales con mucha experiencia y tienen entre 15 y 18 años. A pesar de eso, uno de ellos se paró en enero pasado en mitad de la cabalgata, hasta que el cuidador consiguió convencerlo para que siguiera.

"No sé si fue por la aglomeración de la gente o por el ruido, pero se negó a caminar. Se asustó un poco y una vez que le hicimos un par de caricias el hombre continuó y terminó su cabalgata. Hay que pensar también en la seguridad y no puedes llevar cualquier animal ahí", advirtió. Lo único bueno que ha tenido el accidente es que por primera vez podrá amanecer con sus hijos el día de Reyes. "Mi familia me dice, menos mal que en 20 años te vamos a ver en casa ese día. Tengo un niño de 8 años y otra de 16 y nunca me han visto amanecer, porque tengo que volver de Gran Canaria. Tenía pensamiento de traer al pequeño este año conmigo a la cabalgata, pero no podrá ser", se lamentó.

El profesor de la Facultad de Veterinaria y experto en camellos, Carlos Gutiérrez, coincidió con Viñoly en que estos animales necesitan una preparación para participar en cabalgatas, sobre todo si son tan multitudinarias como la de esta ciudad. Señaló que son unos animales de costumbres, rutinarios, que aprenden una serie de dinámicas en las granjas. "En ellas se les educa para que se echen al suelo, transporten turistas y se levanten, por ejemplo. Son bastante tranquilos, pero cuando los sacas de su ambiente y rutina y les pones en un sitio nuevo, lo notan. Si a eso le sumas el traslado, los gritos de los niños, los voladores, todo eso requiere que sea una persona adiestrada la que los lleve y que el camello la conozca", añadió. "Entiendo perfectamente a ese señor", en relación a Viñoly, "que se ha negado a dejar a sus camellos con otro camellero," porque estos animales no suelen obedecer a otros cuidadores, salvo que los conozcan porque trabajan en su misma granja. Indicó que para las cabalgatas se suelen seleccionar a los camellos "más mansos, más tranquilos; los más viejos, porque no tienen esa reacción típica de los jóvenes, aunque siempre puede ocurrir cualquier cosa. Con animales nunca se sabe, aunque sean vacas".

Así, por ejemplo, afirmó que en "una cabalgata con aglomeraciones, lo más que puede hacer un camello es rebelarse ante la situación, pero nunca haría daño a nadie. Todos sabemos que los chiquillos se abalanzan y hay que tener cuidado, porque son animales que están fuera de su entorno y se sienten ante un ambiente hostil. Les gusta la tranquilidad. Hay que tener en cuenta que siempre van con un paje, ni siquiera van en caravana; cada uno tiene un cuidador que en un momento determinado lo echa al suelo, si se encabrita, con la frase "tuche, tuche". Los camellos, dijo, están acostumbrados a echarse al suelo. "Cuando un camello se niega a caminar, es una reacción defensiva al ambiente que le rodea. Unos se echan al suelo, otros deambulan... Por eso es muy importante que la persona que lo lleva tenga control sobre el animal", dijo Gutiérrez, al que no le parece mal que los camellos desfilen en cabalgatas.