Lo dicen algunos muros de la ciudad: el sol sale para todos. En Paseo de Chil, por ejemplo. O en García Morato y la trasera de Los Militares, lo que ahora es La Minilla, en los viejos búnkeres. Y es verdad, porque ayer el sol salió por el Este, como siempre, pero esta vez con una intensidad diferente. Quizá por la calima que flotaba a primera hora del día, entre los mástiles de los barcos atracados en el Muelle Deportivo, cuando aún no había viento y la Policía Local retiraba dos coches accidentados en la Avenida Marítima por culpa del alcohol, la velocidad o el despiste. Quizá porque en 2017 toca brillar con más fuerza. El de ayer, al menos, fue el mejor de los comienzos, un espectáculo de fuego apagado que salió, como dicen esos muros sin autor, para todos.