San Juan tenía ayer puestos sus ojos en el número 3 de la Calle Ciruelo. Se trata de un callejón peatonal, cuyas escaleras tratan de salvar el enorme desnivel de este barrio tan característico de la capital grancanaria, que creció de una forma muy desordenada. En este rincón, que confluye con la calle Batería San Juan, y situado justo en la puerta del colegio Alcorac Guanche, así como del edificio multiusos de la Asociación de Vecinos Artemi y el punto de reunión de los jubilados, entre otros colectivos sociales y de la iglesia, se desplegaron durante casi cinco hora unidades especializadas de la Guardia Civil para detener a una persona de origen marroquí, que supuestamente divulgó a través de las redes sociales su afinidad a los grupos terroristas de orientación yihadista.

Mientras los funcionarios inspeccionaban el inmueble, muchos de ellos con el rostro oculto por pasamontañas, un numeroso grupo de jóvenes, madres y vecinos de muchos años permanecía atento a los detallen que se iban conociendo en aquel lugar. Alguna madre, incluso, exteriorizaba con lágrimas su preocupación porque junto donde sus hijos aprenden los países, las distintas culturas, a sumar y restar, y a abrirse camino en la vida, ocurría esa noticia que hasta ese momento solo habían visto desde la lejanía física.

El revuelo había empezado muy temprano. "A las siete me despertó el ruido del movimiento en la calle, y cuando me asomé a la ventana y vi a la Guardia Civil le pregunté qué pasaban, y me dijeron que era secreto. Después oí los gritos de los agentes cuando entraban, y el golpe de la puerta y la rotura de cristales, que debe ser de la puerta de la habitación", narra 'Feluco', el dueño de la casa alquilada. "Entonces ya pensé que era por el yihadismo".

En cambio, otros vecinos colindantes ni siquiera se enteraron de este gran despliegue policial mañanero, hasta que se asomaron a la puerta y descubrieron el revuelo.

La modesta vivienda en la que residía el matrimonio con sus dos hijos tiene unos 95 metros cuadrados, con cuatro habitaciones, un patio central, baño y cocina. Y había sido alquilada hacía un par de semanas por 410 euros al mes, gracias al apoyo económico que recibe esta familia del Ayuntamiento, a través de las ayudas sociales.

El propietario del inmueble, que reside en la planta alta, reconocía su sorpresa por lo sucedido, ya que nunca esperaba que le pudiera pasar esta situación. Como también desconocía qué iba a pasar a partir de ahora, a pesar de que en la casa sigue viviendo la mujer con sus dos hijos pequeños.

Pero antes, había tenido que acudir a la ferretería a comprar las piezas para poder cerrar la puerta que le habían reventado los guardias civiles durante el asalto a la casa. "Espero que me lo paguen", decían con cierto humor.

Los vecinos detallan que el matrimonio va ataviado siempre con ropa apropiada para cumplir con su religión. Pero, a partir de ahí, poco se sabe de una familia que está recién llegada a este barrio de clase popular, y de su ritmo de vida.

El detenido salía a mediodía de ayer completamente oculto de la mirada general, con una chaqueta de cuero oscuro sobre la cabeza, así como una sudadera marrón cuya capucha le tapaba el rostro y desabrochada, bajo la cual mostraba una camiseta. Y sujeto por dos guardias civiles hasta el coche todoterreno que le esperaba en la calle, donde sería trasladado, bajo una fuerte escolta.

La Guardia Civil declara que la detención "se produce como resultado de la labor de seguimiento de la actividad en Internet y redes sociales de los individuos y colectivos radicales afines a grupos terroristas de orientación yihadista".

El despliegue policial también generó un gran revuelo en la zona de los medios de comunicación, que despertó la curiosidad de muchos de estos vecinos del barrio.

Sin embargo, escasas eran las referencias sobre la familia, ya que apenas habían coincido con ellos.

Pese a todo, los investigadores han encontrado en sus comentarios en Internet muestras de su fervor por los actos de terrorismo, lo que llevó a la Audiencia Nacional a formalizar esta detención. Y para recabar supuestamente esas pruebas, ya venían siguiéndole la pista con anteriordad.