La Provincia - Diario de Las Palmas

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Ciudad de Mar Memorias de sal y espuma

La modernidad que llegó con las olas

El investigador Daniel Esparza publica 'La historia del surf, un libro donde desgrana los orígenes del surf en Las Palmas de Gran Canaria y las Islas

Federico Romero, el 'Niño del Confital', antes de entrar al agua con su tabla en el año 2011. DANIEL ESPARZA

La memoria de Daniel Esparza se mece entre las olas que escuchaba cuando era un niño, murmullos de su Málaga natal y de sus visitas a Las Palmas de Gran Canaria, su 'casa' paterna. Pero esos fogonazos del pasado comenzaron a hacerse más intensos durante su estancia en la Universidad de Olomouc, en República Checa, donde Esparza imparte asignaturas como Historia de España o El Significado de los Mitos, y donde desarrolló la investigación sobre el surf -de nuevo las olas- que recoge en el libro La historia del surf en España, unas memorias de sal y espuma donde la capital grancanaria y la Isla en general juegan un papel fundamental en el panorama de este deporte en España.

"Mi interés por la historia del surf surge cuando dejo de coger olas y me voy a vivir a centro europa, lejos del mar", cuenta Daniel Esparza desde Olomouc. "Es paradójico y tiene su lógica. Un surfista es pura acción, y la historia, el pasado, le resbala. En su cabeza", dice, "solo importa la siguiente ola. En mi caso dejé la práctica porque el surf te acaba atrapando en un laberinto de búsquedas irracionales por la conocida tontería de 'la ola perfecta', y eso me dejó de producir felicidad. Dejé el arte de montar las olas pero no la imaginación por ellas, así que lejos del mar se me encendió el deseo por conocer los orígenes" de este deporte.

"Canarias en cuanto a surf es el Hawái del Atlántico", asegura Esparza, que recuerda que "en los años 70" del siglo XX "venían en invierno desde la península al Confital o a la playa de Las Américas gente conocida como Zalo Campa, Laura Revuelta, Íñigo Letamendia, Raul Dourdil, Jesús Fiochi o Javier Gabernet, y pasaban largo tiempo, huyendo del frío". Mientras que en otras regiones españolas, según dice en el libro La historia del surf en España, este deporte se populariza a través de la música (Elvis, The beach boys?) y las revistas internacionales. Sin embargo, en Canarias lo introducen sobre todo los extranjeros que comienzan a llegar a finales de los años 60 a la capital grancanaria y el sur de Tenerife.

Daniel Esparza rememora cómo hacia el año 2004 "sondeé librerías e internet para conocer los orígenes del surf en España, pero no existía ni libro, ni artículo alguno dedicado a este campo". Se dio cuenta que si quería conocer los orígenes tendría que descubrirlo por sí mismo y se puso manos a la obra. Durante casi una década, en sus viajes de vuelta a España, se dedicó a recorrer playas del Cantábrico, Mediterráneo y del Atlántico, a realizar cientos de llamadas y enviar emails en busca de pioneros para compilar testimonios y documentos de la época como fotos, cartas, telegramas, documentos federativos perdidos y diseminados en archivos privados. "Reuní mucha información que tuve que contrastar y los ordené minuciosamente, y al final, una vez que pude contestar todas mis preguntas (quiénes, dónde, cuándo, cómo y por qué), me decidí a compartirlas a través de dos libros, una decena de artículos académicos y otros de divulgación, así como a través de mi web www.olosurfhistory.com, la única en español dedicada exclusivamente a la historia del surf y del bodyboard", cuenta el profesor universitario residente en Olomouc, una ciudad enclavaba en la rica región de Moravia que ha dado ilustres personajes de la historia como Freud, el padre del psicoanálisis.

En Canarias, cuenta Esparza en su libro, el surf se difunde principalmente gracias a los extranjeros. A partir de los años 60 comenzaron a llegar surfistas americanos, australianos, británicos y franceses con sus tablas. Venían en busca de aventura y huyendo, sobre todo los americanos y australianos, del comienzo de la masificación en sus países por la gran popularidad que alcanzó el surf. "Algunos jóvenes canarios curtidos en todo tipo de juegos playeros, incluido cebar olas a pecho o con panas -las pequeñas tablas de madera provenientes de las pequeñas embarcaciones de los pescadores- y que además nadaban bien, vieron a aquellos guiris entrar al agua con aquellas tablas, y deslizarse de pie sobre las olas, que se les encendió la bombilla. "Les pedían las tablas prestadas, o se las compraban antes de que se fueran, y luego los más manitas se pusieron a fabricarlas como podían, a veces enseñados por los propios extranjeros", añade.

En Gran Canaria el punto de arranque desde donde se organizará y extenderá a otras partes de la isla, fue la bahía de Las Canteras, con La Cícer y El Confital. En Tenerife, los primeros núcleos se sitúan, hasta dónde he podido llegar, en el Puerto de la Cruz y Punta Hidalgo. El primer club de surf en Canarias surgió en 1973 en Las Canteras. Al año siguiente, en 1974, se fundó otro en Tenerife.

A partir de mediados de los años 70 el surf en Canarias alcanzó el mayor nivel del país. Surfistas como Máximo Sosa (Masito), Juan Ignacio Barreto, Jesús Sierra (Suso), Federico Romero, Francisco Arnáiz, Ángel García o José Manuel Vidal destacaron en los campeonatos de España que se celebraban cada verano en el Cantábrico, así como en los de invierno que se celebraban siempre en Canarias.

Hoy en día canarios y canarias tienen un nivel muy alto en el ámbito español y europeo, pero tienen dificultades para salir a competir, apenas reciben ayudas. "Una pena" para Daniel Esparza. "Pero, si en algo han destacado los canarios a nivel mundial, ha sido en Bodyboard. Canarias ha dado grandes bugueros a nivel mundial. Y sobre todo en féminas, no olvidemos que Marina Taylor, de Playa Chica, acabó convirtiéndose en campeona del mundo en 2006, tras la prueba reina del circuito, en Pipeline (Hawái), con olas de escándalo que hicieron saltar al público. O más recientemente la tinerfeña Alexandra Rinder, que siguiendo el camino de Marina se proclamó campeona del mundo en 2014 y 2015.

"En general no es un secreto para nadie que en Canarias no valoramos lo que tenemos hasta que lo hace alguien de fuera. Una gesta así debería de inmortalizarlas", continúa el investigador. "En el caso de Marina Taylor, Canarias está en deuda con ella. Yo la vi comenzar en Playa Chica, en los Lisos, con aquellos boogies prehistóricos de finales de los 80, y ¿quién podía imaginar que arrasaría en la meca de las mecas: la costa norte hawaiana?", concluye Esparza antes de responder misterioso a la última cuestión:

¿Y qué ha descubierto nuevo en su investigación?

He descubierto algo que no puedo, ni debo revelar. Suena místico, lo es y es importante que siga siéndolo.

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