La Provincia - Diario de Las Palmas

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45 años del IES Ramón Menéndez Pidal

Un colegio de "bellos recuerdos"

El IES Ramón Menéndez Pidal abrió hace 45 años como centro de primaria en el Cono Sur

El actual instituto público de Secundaria Ramón Menéndez Pidal justo antes de su inauguración como colegio en 1972. LP / DLP

A Mari Carmen Fernández Alonso todavía le viene a la memoria cómo en el hall de entrada, "que no tendría más de 25 metros cuadrados", pasaban los recreos los primeros alumnos del Instituto de Educación Secundaria (IES) Ramón Menéndez Pidal que, en sus inicios, era un colegio. "Salían por turnos y apenas duraban más de 10 o 15 minutos", explica justo en el mismo espacio donde parece que aún puede ver jugar a los chiquillos a pesar de que las instalaciones han cambiado considerablemente desde que ella era maestra de primaria en el centro educativo que abrió sus puertas en 1972 en el Cono Sur. El patio en condiciones no tardó mucho en llegar como tampoco lo hizo el enclave escolar en convertirse en un punto de referencia para los niños del barrio que, convertidos ahora en adultos, quieren rendir homenaje en su 45 aniversario al lugar en el que, además de aprender a leer y escribir, corrieron tantas veces "la milla" (cuatro vueltas al patio) durante las clases de Educación Física. Para ello, el próximo día 24 se celebrará un claustro extraordinario al que acudirán todos los docentes que han pasado por las aulas, así el 5 de marzo se hará un encuentro especial entre profesores y alumnado.

Mari Nieto era una de aquellas "fondistas" que tan solo contaba algunos cursos de EGB cuando lograba enfilarse en la carrera entre los primeros de la clase, si bien nunca consiguió ganar en velocidad a Loreto, por mucho que ella lo anhelara en silencio. "Iba tan rápido que como mi madre me había cortado el pelo como un macho, un día el profesor Pablo Moreno me preguntó que si era una niña o un niño", cuenta divertida en la puerta del ahora instituto desde donde todavía se ve la casa en la que ella pasó la infancia, sobre una pequeña loma que ella subía y bajaba a pleno trote. "Antes, la gente construía donde encontraba un hueco", explica mientras echa un vistazo a la zona en la que se crearon las barriadas en la segunda mitad del pasado siglo con la llegada de vecinos de otros municipios de como Agaete, La Aldea o Mogán.

Fue así como surgieron la urbanización Casablanca I, los barracones de Pedro Hidalgo y, más tarde, las de Hoya de la Plata y Tres Palmas. Y, con ello, nació también la necesidad de dar una respuesta educativa a la elevada población infantil de la zona que, según recoge un pregón de 1974 en honor a Nuestra Señora de Fátima, en aquella época era más frecuente verla en la calle sin escolarizar. Si bien más tarde el Menéndez Pidal llegó a tener hasta 1.600 alumnos que estudiaban en tres turnos: de mañana, de tarde y de mañana y tarde, sumados a uno nocturno para adultos. "Cuando yo entré en el colegio había amontonados muchísimos niños", rememora Mari Carmen Fernández, que comenzó a dar clases un año después de la apertura del centro, en el curso 73-74, a una de las diez clases de primaria que había en el momento. "Al principio se agrupaban por conocimientos y a los dos o tres año fue cuando se repartieron por edad". Aún así, muchos de los chiquillos seguían sin alcanzar los niveles mínimos de lectura y escritura, por lo que junto con el inspector de zona, Emilio Madrid, idearon un método inductivo inverso por el que se enseñaban frases para llegar a las letras. "El peral da peras", repite haciendo hincapié en cada una de las palabras que ella misma escribía en las cartulinas verdes y anaranjadas que reciclaba y que más tarde se pegaban por toda la clase. "Fue un año muy duro, pero profundamente satisfactorio porque logré que unos 40 niños leyeran", arguye con la misma sonrisa con la que ha narrado durante todo el rato su experiencia. Y es que como ella misma confiesa a sus 71 años, Pedro Hidalgo siempre le trae "bellos recuerdos" porque "los niños eran maravillosos y los padres también, apoyándonos tanto que los maestros éramos sagrados". Por supuesto, también alberga un gran cariño hacia los que fueron sus compañeros.

A la cabeza de aquel claustro inicial de más de 60 docentes estaba, Rafael Rivero Vega, que fue director hasta el año 1978, tal y como explica su hijo Víctor Manuel, que también fue alumno del en aquel entonces colegio. "Mi padre quiso democratizar el centro e implicar a la Asociación de Padres de Alumnos (APA) y a los propios alumnos", explica. Una labor que no fue fácil, si bien obtuvo sus frutos como otras luchas. Entre ellas, conseguir que quitaran la Clínica Paco de la Sociedad Protectora de Animales, conocida por todos como "la perrera". En su lugar, se construyó el CEIP Manolo Millares que más tarde también estuvo acompañado en la zona por el CEIP Doctor Negrín, el Polideportivo y la biblioteca en Tres Palmas. "Había tantos niños que pedimos que se abrieran otros centros porque estábamos desbordados", apostilla Fernández Alonso.

Aún así, el espacio estaba bien aprovechado y había hasta hueco para que ensayase la comparsa Los Mezclados que se fundó con integrantes de todas las barriadas en 1976 y que llegó a obtener cinco primeros premios, ocho segundos y cuatro terceros. También tenían cabida don Fidel, el portero al que todos querían y respetaban, y su mujer Mila quien, además de cuidar gratuitamente a los bebés de las madres del barrio para que pudieran ir a trabajar, también cocinaba en el comedor que durante los primeros años tenía el colegio para asistir de manera primaria a los menores. Asimismo, el Ramón Menéndez Pidal contaba con una guardería para los hijos de los profesores y un huerto escolar creado por Mari Carmen.

Fue en 1998 cuando el enclave educativo que pasó a convertirse en un instituto en 1984 en el que actualmente estudian Educación Secundaria Obligatoria (ESO) alrededor de 250 adolescentes de entre 12 y 16 años. Entre los que cursan sus estudios en 4º de la ESO se encuentra Christopher García Ruiz, cuyo padre también fue alumno del colegio; así como Sebastián Saavedra Hernández, y María Angélica Iribarren Herrera, que llegó desde su Venezuela natal en el tercer trimestre del 1º de la ESO. A pesar de que cada uno profesa pasiones distintas asignaturas como la música, el inglés o la literatura, respectivamente; hay algo en lo que los tres coinciden unánimemente: "el ambiente ha mejorado mucho en los últimos años". Y, con ello, queda desmentida la "mala fama" que le precede fuera de sus muros a base de la entrega y "el amor cercano de su profesorado", como así garantiza Iribarren.

Tanto es así que cuenta su actual directora, Montserrat García Lozano, que son muchos los antiguos pupilos que pasan a saludar una vez han finalizado sus estudios con el mismo sentimiento de añoranza arraigado. "Ellos demandan que también haya bachillerato aquí, lo cual es un claro síntoma de las ganas que tiene el alumnado de continuar en el centro y seguir formándose", confiesa con una pizca del mismo anhelo en la voz. Quién sabe si en un futuro los chicos y chicas puedan alargar su estancia en las aulas que ahora albergan una "metodología de enseñanza distinta a base de proyectos que apuestan por la igualdad y la convivencia de los menores con el objetivo de desarrollar su autonomía".

Y del futuro, así como del pasado, podrán hablar el próximo 24 de febrero, todos los profesores que han formado parte del centro educativo desde que abrió sus puertas, en el claustro educativo que se celebrará por el 45 aniversario. Asimismo, con el mismo motivo tendrá lugar un encuentro entre alumnos y profesores el próximo 5 de marzo en el Área Recreativa de Santa Cristina, como así informa ilusionada su promotora, Mari Nieto.

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