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El Jaime Balmes apaga 75 velas

El colegio concertado fue fundado por el maestro Pedro Sosa Santana en una casa terrera de Tafira

La comunidad educativa del colegio concertado Jaime Balmes celebra este viernes el 75 aniversario de la fundación del centro, una empresa familiar que hoy dirige Juan José Sosa Alsó y que creó su padre Pedro Sosa Santana en la postguerra siendo apenas un veinteañero y con el título de maestro recién sacado. El centro, en el que estudian hoy más de 500 alumnos de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachiller e imparten clase 35 docentes, ha estado siempre ligado a Tafira pese a que ha tenido varias ubicaciones desde que se creara en la planta baja de una casa terrera -número 192- de la carretera del Centro.

El reportero y presentador Salvador Solano, más conocido como Baby Solano y antiguo estudiante del centro, será el encargado de dirigir la ceremonia en la que no faltaran otros ex alumnos que hoy son conocidos en la sociedad isleña como el alcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo - que cursó toda la Educación General Básica (EGB) y primero y segundo de BUP (Bachillerato Unificado Polivalente)-; el embajador del Reino de Marruecos, Brahim Moussa; el médico pediatra, Manuel Lezcano González, y el abogado, Alfredo Sosa Santana; entre otros.

Y es que el Jaime Balmes, que debe su nombre al filósofo catalán del siglo XIX, se convirtió durante unas décadas del siglo pasado en uno de los pocos colegios de la Isla de enseñanza privada no confesional que además tenía la ventaja de contar con una media pensión e internado que funcionaba incluso en vacaciones, desde que en 1953 Pedro Sosa Santana comprara un gran chalet entre las calles Berruguete, Los Lagares y Zuloaga con un crédito, que ampliaría años después con la compra de un solar contiguo ante la demanda escolar que comenzó a tener el colegio.

Esa circunstancia, permitía a las familias con cierta soltura económica enviar a sus hijos al centro pese a vivir en otros municipios o en otras islas. Se recibieron hasta niños de Marruecos, Mauritania y Guinea Ecuatorial. Pero también fue el lugar elegido para enderezar a los estudiantes díscolos.

El actual colegio se levanta sobre un gran chalet a medio construir por las deudas de su propietario en la llamada Cruz del Inglés, que se adquirió en 1961 tras atender a la oferta de las compañías petrolíferas americanas que estaban trabajando entonces en el Sahara, cuando esté era español, de convertirlo en un colegio estadounidense. El edificio fue adaptado por el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre a los requisitos educativos pero el proyecto, finalmente, no cuajó. Posteriormente, el centro se irá ampliando con diversas parcelas colindantes, donde se construirán las instalaciones deportivas y el auditorio -a mediados de los 70-, así como el chalet donde se ubicarán los niños de Educación Infantil (1990), conocido como los Jaimitos.

Manuel San José, profesor de Primaria, llegó al centro desde Santander hace unos 30 años después de que un amigo le dijera que buscaban a un docente. Relata que, en aquellos años, no solo había internado para los alumnos, sino también para los docentes que hacían "guardias los fines de semana" con los chavales que se quedaban en el centro hasta que se puso la norma de que los chicos debían tener un tutor en la capital. El centro abandonaría la filosofía del internado a principios de la década del 2000 ante la falta de estudiantes.

La 'encerrona'

"Se trabajaba mucho", recuerda el profesor, que añade que una de las señas del centro, que entonces era totalmente privado, era la conocida "como encerrona entre los chicos" y que no era más que tenían que ir al colegio los sábados por la mañana para preparar los exámenes. Entre sus alumnos estuvo precisamente el hijo del dictador Teodoro Obiang, el actual ministro de Minas de Guinea Ecuatorial, Gabriel Mbega Obiang Lima; el reportero Salvador Solano, y el alcalde Augusto Hidalgo. "Era un buen estudiante y buena persona; y sigue siéndolo. Venía con una buena educación de casa", puntualiza, mientras habla de cómo ha ido evolucionando la educación y el centro al pasar de una empresa priva a ser un colegio concertado.

Ese hecho ocurrió en el año 2001, aunque el proceso comenzó tras la muerte del dueño Pedro Sosa Santana (1988), que se oponía ello. No en vano fue presidente de la Asociación Provincial de Centros de Enseñanza Confederada, que defendía la escuela privada.

El actual director del Jaime Balmes, Juan José Sosa Alsó, explica que el concierto fue la salvación para el centro debido a la pérdida de alumnos "por la situación económica" y la existencia de centros similares que les hacían la competencia. "De 800 alumnos habíamos bajado a 400; si no hubiéramos llegado al concierto no estaríamos hablando hoy aquí", afirma el director, que reconoce que aunque como dueños han perdido autonomía -en el mismo trabajan varios miembros de la familia- se han beneficiado porque han podido seguir trabajando y manteniendo el centro que fundó su padre al llegar más niños". Si hubiera estado en la capital nos hubiéramos beneficiado más", puntualiza. No obstante, en la caída de alumnado pesaron también otras circunstancias.

Sosa, que inició su trayectoria en el centro en 1984, confiesa estar orgulloso de haber logrado llegar a los 75 años como empresa; "que no es nada fácil". Los estudiantes de hoy en día siguen llevando uniforme, ya no van a clases de repaso los sábados pero los pequeños controles semanales no se los quita nadie. "Muchos padres no lo agradecen porque dicen que así se van enterando como van los chicos a lo largo del curso".

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