"La lengua es tan patrimonio de lo que nos queda como la arqueología, y debemos ponerle cuidado y amor a ese patrimonio que identifica al español de canaria", afirmó ayer Maximiano Trapero en su conferencia sobre "Lo que queda de la lengua guanche", pronunciada ayer en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, en el acto conmemorativo del 241 aniversario de su fundación.

Trapero intervino antes de que se les concediese la condición de socios eméritos al doctor José Díaz-Saavedra de Morales y al obispo Francisco Cases. La Económica vuelve a contar, 109 años después con un obispo. Once antes que Cases han recibido la distinción de eméritos desde que otro alicantino, Juan Bautista Cervera, titular de la diócesis en 1776, fundó la Sociedad.

Maximiano Trapero abogó por proteger lo que queda de la lengua guanche (10% en nombres comunes, 5% en antropónimos y 85% en topónimos), como un patrimonio que no tiene "ningún otro dialecto español". Antes de anunciar que se ultima un trabajo de la toponimia con más de 3.500 nombres que siguen vivos "y pronuncian los lugareños ", Trapero desmontó dos tópicos sobre la palabra "guanche"; el primero, que es la que define a los naturales de Tenerife; y puso de ejemplo de la falsedad, a su juicio, una retahíla de nombres de lugares con raíz "Guancha", que jalonan todas las islas. "Y los topónimos no engañan. Es por algo que define el lugar", recalcó el filólogo. Y el segundo de los tópicos que echó abajo es que se trata de una palabra, a su vez, de origen "guanche". Trapero explicó que los que ponen los nombre a los indios, a los moros y a los guanches son los de fuera. "Los etnónimos los ponen los otros", señaló. "Guanche es una palabra francesa. Significa la habilidad para esquivar objetos, una característica de los aborígenes que llamó la atención a los primeros europeos que vinieron a las Islas".

Trapero, en un acto que clausuró el rector de la Universidad Rafael Robaina, concluyó que resulta imposible reconstruir la lengua guanche y que la mayoría de los nombres propios han sido un invento de Antonio de Viana. Y como ejemplo: "Guacimara".