Decir que Las Palmas de Gran Canaria tiene uno de los mejores climas del mundo no es ninguna novedad. Millones de personas lo saben y por eso se acercan hasta las Islas año tras año. Es el caso de la tripulación del buque británico Lord Nelson. Un barco diferente por ser diseñado especialmente para personas con movilidad reducida.

Con una capacidad de hasta 50 personas, entre grumetes y tripulación, surcan los mares dando la oportunidad a personas que no podrían subir a otro tipo de embarcaciones. Su lema en inglés es changing lives, cambiando vidas, justamente lo que intentan todos los años ayudando a personas con discapacidad. No obstante, en el interior del Lord Nelson todo está pensado para ellos. Con rampas eléctricas y ascensores para poder solventar la diferencia entre las distintas cubiertas.

Su construcción se termina en 1984, aunque será en 1986 cuando realice su primer viaje por el Atlántico, saliendo desde el puerto británico de Southampton, donde se encuentra su sede. Actualmente, este buque y el Nasious forman parte de la sociedad sin ánimo de lucro Jubilee Sailing Trust.

Su parada en el Muelle de Santa Catalina no es aleatoria. Llevan allí desde el pasado noviembre. Su intención ha sido pasar en aguas canarias todo el invierno. Así pueden beneficiarse de su privilegiado clima. Además, no solo el tiempo supone un incentivo para llegar hasta aquí. El carácter de la gente es otro pretexto para recalar en el Archipiélago. El ambiente que se vive aquí es inmejorable. No obstante, el oficial de puente, Jim Phillips, reside en Gran Canaria temporalmente.

Durante su estancia, han realizado distintas excursiones por el interior. Además, se han abastecido de los supermercados de la ciudad y han contratado servicios de mantenimiento a diversas empresas del área portuaria.

En estos momentos terminan pequeñas reparaciones y se preparan para zarpar mañana domingo, previsiblemente a La Gomera, si el tiempo lo permite. Su viaje continuará por los puertos de otras islas. Así hasta final de mes, cuando inicien su vuelta a Inglaterra. Viajarán por el Atlántico Norte hasta que el próximo invierno vuelvan a las Islas Canarias. En el futuro tienen la intención de invitar a isleños con movilidad reducida a formar parte del pasaje. Según Phillips sería un auténtico placer, el único requisito exigido es dominar en menor o mayor medida el inglés.

El número de pasajeros con movilidad reducida que puede ir en el barco varía en función de dónde se encuentren. Si están realizando un viaje costero pueden llevar hasta ocho pasajeros en silla de ruedas. En caso de ser una travesía por alta mar, el número de estas personas debe limitarse a cuatro. En cualquier caso, su bienestar durante los diferentes traslados está totalmente asegurado. No obstante, estarán acompañados durante todo el viaje por un buddy, o lo que es lo mismo, un compañero de camarote que debe ayudarles en todas las tareas que se tercien. Asimismo, cuenta con dos baños mixtos totalmente adaptados para personas con movilidad reducida.

Por otro lado, al ser un barco pensado de forma inclusiva, a la hora de realizar una tarea todos tienen que echar una mano. Desde izar la bandera hasta echar el ancla. Nunca dejan a nadie de lado, ahí es donde residen los valores que se quieren transmitir en el Lord Nelson. La tecnología no discriminatoria del buque permite incluso subir a personas en sillas de ruedas a mitad de mástil.

Por otra parte, el buque cuenta con tecnología avanzada. Tiene una sala de control y un timón de mando, lugar donde el capitán, Darren Naggs, dirige la embarcación durante la travesía. Bajo sus mandos, hay una tripulación que se compone ahora de ocho personas, en parte voluntarios. Por otro lado, el pasaje está formado por 38 grumetes. Cabe decir que el Lord Nelson no es un barco de pasajeros propiamente dicho. Todo aquel que vaya en el barco debe participar en las tareas relacionadas con la travesía y el mantenimiento del buque, obviamente no con las mismas funciones o responsabilidades.

De la misma forma, los momentos de relax y convivencia son muy importantes. La cocina del barco tiene capacidad para repartir hasta tres raciones diarias para un máximo de cincuenta personas. Igualmente, en la popa cuentan con un bar y una sala de estar. Donde, por cierto, rara vez falta la botella de Ron Arehucas.