El hombre juzgado por matar a dos de sus hermanos en el barrio de Almatriche, Francisco Javier Manzano Álvarez, no cumplirá pena de cárcel. Un jurado popular le declaró ayer culpable del doble asesinato, pero también considera probado que tenía sus facultades anuladas cuando cometió los crímenes.

El tribunal, por tanto, establece que Javier Manzano ejecutó a tiros a sus hermanos con una escopeta de caza en pleno delirio mental. El veredicto, con siete votos a favor y dos en contra, conlleva la absolución del acusado al aplicársele una eximente completa de la responsabilidad, pero esto no implica que Manzano quede en libertad.

La fiscal Teseida García ha solicitado el internamiento en un centro psiquiátrico durante 40 años, 20 por cada crimen, que es la medida de seguridad máxima prevista en el Código Penal para este tipo de delitos. El magistrado que ha presidido el juicio celebrado en la Audiencia de Las Palmas, Emilio Moya , deberá ahora dictar la sentencia, que se ajustará a lo establecido por el jurado en su veredicto de culpabilidad.

Trauma de infancia

Ayer, tras la última sesión del juicio, el propio Manzano pidió al magistrado el internamiento en un centro para "curarse" de su enfermedad. También reclamó que le prohiban vivir en Gran Canaria para garantizar la seguridad de su familia. El acusado mató a los dos hermanos porque le despidieron de Lejías Manzano, la empresa familiar en la que trabajaba desde su infancia.

Los médicos forenses entienden que es "extremadamente peligroso" para su familia, sobre todo para sus padres, pues focaliza en ellos y en los dos hermanos asesinados sus problemas vitales. Tanto Javier Tapia como María Soledad Heredia, que mantuvieron cinco entrevistas con el acusado de hora y media, aseguran que ese delirio sigue activo y es uno de los más difíciles de detectar en psiquiatría, explicaron los expertos al jurado.

Los forenses declararon como peritos por la mañana. Su aportación fue fundamental para despejar las dudas del tribunal, que emitieron el veredicto de culpabilidad por la noche. Tanta rapidez al ponerse de acuerdo no suele ser habitual en los jurados, pero los forenses se pronunciaron con tanta contundencia que hasta la fiscal y la defensa coincidieron al pedir la absolución, lo cual no suele ser habitual en los juicios, como destacó en su informe final Isabel Saavedra, la abogada de oficio de Manzano.

Los hechos materiales no fueron discutidos por las partes porque el procesado admitió desde el principio el plan para ejecutar a sus hermanos, pero la sesión de ayer tuvo su momento de tensión precisamente por la prueba forense. Los médicos, al inicio de la vista, se ratificaron en su informe, donde inicialmente afirmaban que Manzano tenía "gravemente alteradas" sus facultades. Luego, en el curso del interrogatorio, fueron más allá y concluyeron que las tenía anuladas. Esto motivó la intervención del presidente, Emilio Moya, que pidió una aclaración ante la importancia de la modificación.

Ambos médicos se decantaron por la anulación completa de las facultades mentales. "Su voluntad estaba totalmente viciada por el delirio", explicó Tapia. Esto obligó a la fiscal a cambiar una eximente incompleta de la responsabilidad por otra completa, sustituyendo la cárcel o el internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario por otro no penitenciario (elevó la medida de 15 a 20 años por cada crimen ante la peligrosidad). La acusación particular, que reclamaba prisión al rechazar la enfermedad mental, se tuvo que sumar a las conclusiones de la fiscal.

El acusado planificó el doble asesinato de manera minuciosa, con una escopeta de caza, un coche de alquiler y una garrafa de gasoil para incendiar la empresa de productos químicos. Ocurrió el 13 de mayo de 2015. Francisco Manzano salió de su casa sobre las 05.30 horas, repostó en una gasolinera y llenó una garrafa con cuatro litros de gasoil.

En el coche llevaba una escopeta Beretta del calibre 12, que estaba cargada con dos cartuchos de perdigones, una bala y dos cartuchos de plomo. También una carabina Walther del calibre 22 con 30 balas. Las dos armas estaban preparadas para disparar. Su intención era "no fallar". Primero fue a la Almatriche, donde vivía su hermana María Noelia. Allí, en la calle Acebuche, esperó a que saliera del portal y le disparó tres tiros en el tórax. La mujer falleció a los pocos minutos de llegar al hospital por la gravedad de las lesiones causadas por la Beretta. Después se subió al coche y fue "en busca" de José Antonio. A esa hora de la mañana pensó que su hermano estaría en el polígono industrial El Cascajo, en Telde, donde está la fábrica .

El acusado llegó sobre las 08.30 horas. Su hermano salía del polígono industrial en dirección a la capital grancanaria y lo siguió con el coche, un Opel Corsa que había alquilado día antes y al que le había puesto pegatinas de la empresa para pasar desapercibido. El gasoil era para quemar la fábrica y forzar la salida de su hermano, pero no le hizo falta utilizarla. A la altura de la urbanización Eucaliptos I, en Jinámar, chocó contra su hermano y le disparó dos veces con la escopeta, que había recargado previamente. Luego se acercó y lo remató en la cara, añade la fiscal en su acusación. Posteriormente se entregó y confesó los hechos al cruzarse con dos policías locales en el municipio de Telde.