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"Me apuñaló porque llevaba mal que no le dejara entrar al bar con el perro"

Un vecino de Schamann afronta nueve años de cárcel al intentar matar al dueño de un salón recreativo en Pedro Infinito

"Me apuñaló porque llevaba mal que no le dejara entrar al bar con el perro"

La Audiencia de Las Palmas ha dejado visto para sentencia un juicio contra un vecino de Schamann que apuñaló a otro porque no le dejaba entrar con los perros a su negocio de juegos recreativos. "Oí golpes en la puerta, abrí y sentí el pinchazo. Llevaba mal que no le dejara entrar con los perros", declaró la víctima durante la vista oral celebrada el miércoles en la Sección Segunda de Audiencia. El fiscal y la acusación particular solicitaron nueve años y once meses de prisión, mientras que la defensa alegó legítima defensa y reclamó la absolución.

Y es que el autor de las cuchilladas negó el relato de la víctima. "Saqué mi navaja después de que me diera dos palos seguidos. Lo pinché sin saber dónde porque estaba ciego. Me había rociado de arriba a bajo con un espray de pimienta", declaró Carmelo Roque Z. R. El acusado asegura que llevaba la navaja no para acuchillar al dueño del negocio, sino porque es una costumbre que conserva del sector del taxi, donde trabajó 40 años y existe cierta inseguridad en el turno de noche. Sostiene que sólo se defendió porque el dueño del negocio salió del bar y la prendió a golpes con él, tras perseguirlo varios metros por Pedro Infinito porque había golpeado la cancela metálica con la correa de los perros.

El negocio recreativo es conocido en la zona por sus mesas de futbolín. Ese 14 de febrero de 2015, sobre las 19.00 horas, la víctima cerró antes porque no había fútbol, según los testimonios prestados en la vista oral, donde compareció un hijo del denunciante. El testigo explicó que tuvo con el procesado un enfrentamiento previo al de su padre. Ocurrió en 2014 y se saldó con una orden de alejamiento tras una condena por amenazas, la cual había cesado cuando se produjo el apuñalamiento.

La víctima recibió una cuchillada que le alcanzó el hígado y paró otra con la mano. Afirma que recibió las puñaladas nada más subir la cancela de hierro, tras sentir que alguien la aporreaba con insistencia. Acto seguido cogió el palo y salió a la calle para defenderse. "Temía por mi vida", revela el comerciante, que niega el uso de un espray de defensa contra el acusado. Los agentes encontraron el palo y la navaja, que se las entregó Carmelo Roque tras ser detenido en su casa, pero no apreciaron indicios de haberse usado un espray ni el arrestado les manifestó nada en ese sentido.

Las versiones de víctima y acusado se contraponen en cuanto a la intencionalidad homicida. Tampoco coinciden en la secuencia de los hechos, pero otro vecino que iba a coger el coche presenció la agresión. Asegura que caminaban uno detrás del otro por Pedro Infinito y discutían de forma airada cuatro portales más allá del bar. Ese enfrentamiento entre "dos personas mayores" llamó su atención. Por eso miraba. Entonces uno de ellos se guardó en el bolsillo un objeto plateado y el otro se llevó la mano al pecho. Pensó que había sido un infarto, pero al acercarse vio la sangre y llamó a emergencias. La frialdad del agresor, que se fue caminando, sin prisas, se le quedó grabada. En ese testimonio se apoya el fiscal para pedir la condena.

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