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El mal estado del Hospital del Pino provoca la caída de cascotes

La red de obra que cubre el edificio no resiste el paso del tiempo. Los desprendimientos ponen en riesgo la integridad de las personas

El mal estado del Hospital del Pino provoca la caída de cascotes

Las fachadas del Centro Sociosanitario El Pino se encuentran en un estado avanzado de deterioro y abandono. En las últimas semanas se ha producido la caída de numerosos cascotes sobre la acera y la calle, e incluso han llegado a desprenderse losetas enteras. Las mallas que cubren el exterior de la antigua clínica no se han repuesto desde que se colocaran hace años, por lo que no han podido resistir el paso del tiempo y se están rompiendo por todos lados.

Grandes redes de obra cubren el edificio en las fachadas que dan al Paseo de Tomás Morales; además de las que lindan con los aparcamientos que hay a los lados, una zona que sirve a su vez de entrada de ambulancias y vehículos de emergencias. Es en este último tramo donde la red no ha podido más, por lo que ha cedido y se ha roto ante el peso de varias de las losetas que se han desprendido de las columnas entre ventanales.

El pasado 8 de marzo, Dolores Armas Suárez, representante sindical de Co.Bas, presenció restos de material caídos desde las columnas sobre la vía pública. Hace ocho años se encontró con la misma situación, por lo que denunció lo ocurrido a los medios de comunicación. La solución por parte del Cabildo grancanario, quien gestiona el servicio del Centro, fue colocar una malla de obra sobre las fachadas deterioradas del edificio. La actuación que se preveía provisional se ha alargado en el tiempo, por lo que después de casi una década, la dejadez ha jugado su papel rompiendo la malla en varios puntos.

Por el momento, la corporación Insular no ha podido hacer frente a la reforma del exterior del edificio. Mientras, la institución ha gastado miles de euros de las cuentas públicas en otras partidas relacionadas con eventos deportivos y de ocio.

Por el momento, la solución planteada ha sido colocar parches sobre la antigua red. "El otro día fui y encontré a un técnico de mantenimiento colocando un parche sobre la red dañada; por lo que ví, era casi imposible arreglarla porque estaba toda corroída" denuncia Armas. Asimismo, recalca la poca vo luntad por parte de las instituciones para reformar el edificio, "no saben la suerte que han tenido al no haber nadie cuando han caído las piedras", continúa.

La sindicalista reitera que son los usuarios de la residencia los más perjudicados. "Me preocupa la gente que vive allí, en los últimos días de su vida tienen derecho a poder mirar por la ventana dignamente", añade Armas. Precisamente, la existencia de esta red dificulta la limpieza de la mayoría del exterior del edificio, algo que se suma a las condiciones deplorables en las que se encuentra.

Desde la instituciones públicas, recientemente, la consejera de Política Social y Accesibilidad del Cabildo de Gran Canaria, Elena Máñez, solicitó al Ejecutivo regional que asuma las labores de mantenimiento de los centros sociosanitarios que son gestionados por la institución insular y su vez son propiedad del Gobierno de Canarias. A saber: Taliarte, CAMP Reina Sofía y El Pino.

Máñez aclaró la semana pasada que es el gobierno insular quien está llevando en solitario el mantiniemiento de estos edificios que no son de su propiedad. "Estamos asumiendo un sobrecoste continuo pues son centros que requieren inversiones permanentes" expuso Máñez. A su vez, Cristina Valido, consejera de Empleo, Política Social y Vivienda del Gobierno de Canarias, adelantó la posibilidad de incluir en el nuevo Plan de Infraestructuras Sociosanitarias vías de financiación para la reforma y acondicionamiento de estos centros delegados en Gran Canaria.

Mientras las instituciones barajan quien debe hacerse cargo de esta reforma, el edificio sufre el paso de más de cinco décadas a sus espaldas. Inaugurado en 1964, su interior fue totalmente reformado en la pasada década. En cambio, el exterior del hospital sigue esperando una mejora tras muchas décadas de espera.

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