El obispo Cases Andreu pidió perdón ayer a las familias de las víctimas del accidente de Spanair por haber comparado su dolor con el que sintió al ver la Gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, donde, según su apreciación, la actuación del ganador Drag Sethlas atentaba contra la sensibilidad de los católicos.

La equiparación de ambos hechos provocó una inmediata reacción de los afectados, que consideraron completamente desafortunadas y fuera de lugar las apreciaciones del prelado. Para Pilar Vera, presidenta de la Asociación del Víctimas del JK5022, estas líneas del religioso fueron hirientes y una "canallada". El máximo representante de la Diócesis de Canarias reconoció ayer su error y se mostró "arrepentido" de haber redactado esas opiniones.

Cases reveló en su escrito remitido anoche, a las 22.00 horas, que se había puesto en contacto telefónico con Vera para expresarle sus excusas por el daño que pudieron causar sus declaraciones, en las que señalaba que el peor día de su estancia en Canarias había sido el del accidente de Barajas hasta el momento en el que vio el espectáculo de Drag Sethlas y, sobre todo, el enorme respaldo del público a su performance, donde salía vestido de Virgen y luego era crucificado, al ritmo de la música de Madonna y Lady Gaga.

Vera se preguntó si el obispo no podía haber citado a las familias en todas las ocasiones en las que tuvo oportunidad de hacerlo y no por un hecho que a él le producía "más tristeza que la muerte y destrucción, no solo de 154 personas, sino de sus familias". La presidenta de la Asociación reconoció que los afectados se han sentido "muertos en vida" y condenados a luchar contra un sistema que los "ha victimizado todavía más" al negarles "verdad y justicia". Ante estas manifestaciones, el alicantino reconoció ayer que sentía la necesidad de buscar el modo de aliviar el dolor de las víctimas, incluso de "cancelarlo".

En las horas que siguieron a la carta enviada por el obispo a los medios de comunicación el pasado martes, a las nueve de la mañana, se produjo una oleada de reacciones en relación a la definición de "blasfemia" del espectáculo de Borja Casillas por parte del mitrado. En unos casos, a favor y en otros en contra.

Sin embargo, hubo una práctica unanimidad en el rechazo a la comparación de la propuesta artística con la tragedia del 20 de agosto de 2008. Ese daño causado a las familias fue, según el escrito del prelado, remitido 36 horas después de sus primeras líneas, lo que más le "duele y entristece" de cuanto ha ocurrido.

Durante el día de ayer este periódico consultó al Obispado si se había producido algún cambio de parecer, pero se especificó que Francisco Cases se ratificaba. Horas después, envió una segunda nota con las disculpas a la Asociación JK5022.