“El revolcón no se lo han dado a Fernando del Castillo. Se lo han dado al club y de lo más indebido”, asegura el presidente del Club Náutico de Gran Canaria para explicar lo ocurrido en la asamblea del pasado viernes en la que las cuentas fueron rechazadas por 112 votos en contra y 100 a favor.

A juicio del presidente del Club Náutico, que se encuentra de vacaciones por Extremadura, tierras de origen de su madre, hace unos veinte años que en el Náutico no se presentan unas cuentas tan bien armadas como las de 2016 que sometió al criterio de los socios sin éxito. Con un incremento de tesorería por ingresos por cuotas y por políticas de ajustes de gastos y con un pasivo que se ha reducido en 518.000 euros menos que en 2015.

Las políticas restrictivas en servicios subcontratados han permitido reducir un 50% la deuda. El Náutico ha tenido uno ingresos totales en el último ejercicio de 2016 de 5,48 millones de euros, lo que supone 77.000 más que en el anterior, en palabras de Fernando del Castillo. Derivado éste último de un leve incremento de los socios del Náutico y de las ayudas recibidas desde otras instituciones, como Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo y Gobierno de Canarias.

El capítulo de gastos del Náutico en 2016 en personal propio y subcontratado ha sido de 4,87 millones de euros. Es decir, 642.00 menos que el ejercicio anterior. El número de trabajadores subcontratados se ha reducido de 39 a 31 empleados y el personal propio del Náutico ha pasado de 68 a 63 trabajadores. Además, la entidad que preside Fernando del Castillo Morales ha provisionado 159.000 euros para litigios laborales.

La parte más conflictiva de la actual situación social del Náutico se encuentra en la renovación de las tarifas de atraque en la marina. El próximo mes de mayo se cumplen los diez años del actual contrato de los socios que tienen un barco en el puerto deportivo del club por lo que toca renovar las tarifas. Fernando del Castillo trata de negociar con los afectos, unos 125 propietarios de embarcaciones, conocido en el club de forma popular como “armadores” para que lleguen a un acuerdo con la directiva ya que caducan las concesiones de las láminas de agua.