Karla tiene 19 años, ella y su familia llevan toda la vida ligados a su parroquia, a la Iglesia y a los valores cristianos. "Sentí la llamada, pensé que tenía que hacer algo que me gusta y me reconforta", piensa. Esta joven guatemalteca vive desde hace tres años en Santa Cruz de Tenerife. Pertenece a la parroquia del Pilar, de donde han salido varios chicos y chicas a la isla vecina para vivir de una manera distinta la Semana Santa.

Los Padres Claretianos organizan estos días, en el Colegio Claret de Las Palmas de Gran Canaria, la denominada como Pascua Misionera. Un encuentro donde jóvenes llegados de media España compartirán su fe y su devoción católica con los alumnos del colegio y vecinos de la parroquia del Sagrado Corazón de María. Llegaron el pasado fin de semana y estarán en la ciudad hasta el próximo Domingo de Resurrección, para muchos es su primera vez, pero, si algo tienen en común, son las ganas de compartir estas fiestas de una manera diferente.

Alejados del resto, preparando las actividades de la tarde se encuentran Beatriz, Beatrice y João. Cada uno cuenta con una nacionalidad diferente, pero les une el fervor religioso. Beatrice es italiana, vino este curso de Erasmus a continuar estudiando Arquitectura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Cuando contó en su tierra natal que venía a Canarias pronto le llegaron las críticas, "me dijeron que aquí solo había fiesta, que iba a perder mis valores como cristiana, pero no ha sido así, he encontrado una iglesia a mi medida", explica la futura arquitecta.

Junto a ella, su tocaya. De origen cubano, vive aquí y se encuentra encantada de vivir la semana profundizando en la vida de Jesús y estudiando los testimonios del Padre Claret. Como lema, ella y sus compañeros llevan la frase del padre: "Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y lo comprenderéis todo y haréis más cosas que yo". Una idea que intentarán inculcar a los alumnos durante los próximos días. A estas dos chicas les acompaña João, un seminarista portugués y misionero claretiano, que ha ayudado a pobres cristianos en la India y Sri Lanka.

Mientras, en la pequeña capilla, Aitor Bello y otros chicos están preparando un juego para las Olimpiadas Misioneras con los alumnos de 1º y 2º de ESO del Claret. En unos papelitos están escribiendo versículos de la Biblia relacionados con los conceptos de la comunidad y la escucha, ayudándose de la parábola de la casa sobre la roca.

Aitor es tinerfeño, al igual que Karla es miembro de la parroquia del Pilar. Con apenas 18 años, afirma que estar en este tipo de jornadas le ayuda a preparar su confirmación, que cada día se va acercando. Pero, realmente, su motivo para estar aquí es mucho más profundo: "Me gusta ayudar a los enfermos, me llena darme a los demás", cuenta. Anteriormente ha colaborado asistiendo a ancianos, acompañándolos y animándolos a no sentirse solos.

Si hay un sitio donde se viva la Semana Santa con intensidad, ese es la ciudad de Sevilla. Manuel Fernández ha participado en dos cofradías de la capital andaluza, en sus 18 años de vida nunca ha salido su tierra en estas fechas: "Ni siquiera se me pasó por la cabeza alguna vez no asistir a la Semana Santa sevillana", comenta. "Quería compartir mi fe y los valores en los que creemos, por eso decidí venir, para sentirme liberado y realmente feliz", continúa. Para Manuel esta es una época para olvidar el día a día y ponerse a pensar, reflexionar y compartir con el resto.

Este joven hispalense lleva varios años participando, de manera esporádica, en jornadas de voluntariado. Por ejemplo, repartió alimentos a las familias necesitadas del popular barrio sevillano de las Tres Mil Viviendas. A pesar de todas estas acciones, Manuel afirma que ser cristiano y joven en la sociedad actual es algo complicado, "muchas veces nos sentimos atacados, pero a pesar de lo que nos digan seguimos firmes", señala.

Este joven andaluz está acompañado de otros paisanos de Sevilla y Málaga, entre otros lugares. Preparan a los alumnos de 3º y 4º de primaria en el patio para los Olimpiadas Misioneras. Lo mismo que hacían Aitor y sus compañeros en la capilla. El juego es muy sencillo, consiste en dividir a los niños por parejas, luego, habrá que vendar los ojos de uno de cada pareja. A continuación, su compañero tendrá que guiarlo salvando los obstáculos que les pongan de por medio. Una red de voleibol, mesas, o puede que sea el mismo Manuel Fernández disparándoles con una pistola de agua.

La Pascua Misionera

Este tipo de actividades fomentan valores como la atención y la solidaridad, "lo hacemos de forma lúdica, aprenden a tomar atención de una manera divertida e indirecta", cuenta Manuel Fernández. Aunque parezca mentira, los niños están aprendiendo cosas sobre la ayuda a los necesitados. Las Olimpiadas están siendo todo un éxito, los niños gritan, juegan y se divierten en estos días festivos de Semana Santa.

De todas formas, no todo son actividades como estas. Los jóvenes claretianos también realizarán el jueves una visita a la Virgen del Pino en su basílica de Teror, de esta forma los que vienen de fuera podrán conocer la villa mariana. Las procesiones más reconocidas de la Semana Santa de Las Palmas de Gran Canaria tampoco podrán faltar, si la agenda se lo permite.

No obstante, las tareas de voluntariado y solidaridad centrarán las vidas de estos chicos y chicas durante los próximos días. "Esta tarde [ayer] iremos a las casas de varias personas mayores del barrio para ayudarles, hacerles compañía y platicar con ellos", cuenta Karla.

Los días de fiesta tendrán como colofón final la Noche de Vigilia del sábado al Domingo de Resurrección. Misioneros y jóvenes decorarán por completo con flores y papeles de colores la iglesia del Sagrado Corazón. Realizarán una particular procesión, la de las velas, y cantarán canciones todos juntos, como hermanos.