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Pictogramas para Leroy

Las familias de niños con autismo reclaman un centro en la Isla para tratar a sus hijos cuando superen los 21 años, como hay en Tenerife

Leroy tiene cinco añitos y padece Trastorno del Espectro Autista (TEA). Su vida está rodeada de pictogramas y juegos didácticos con los que poder aprender a comunicarse y relacionarse con el mundo. Cuando tenía tres años y medio, sus habilidades comunicativas eran equivalentes a las de un bebé de cinco meses.

Su madre, Janette Duro, está en una guerra en materia educativa y sanitaria para que las autoridades tomen las medidas que ellos necesitan. "Ya no solo lo hago por mi hijo, hago esto por todos los niños con autismo y por todos los que vendrán, para que sus padres no sufran lo mismo que nosotros", cuenta.

Con mes y medio, los padres de Leroy percibieron que era especial. "No era madre primeriza y me di cuenta de que no era como los demás, la mirada perdida o su reacción a ruidos como el de la aspiradora nos decían que algo no iba bien", cuenta esta vecina del barrio de La Feria.

Según varias familias con hijos autistas, son muchas las necesidades que necesitan cubrirse por parte de la administración. Desde el ámbito educativo hasta el sanitario. "Cada hospital o centro de salud debería contar con un protocolo específico para niños con este problema", comenta Janette. "Hace poco estuve en urgencias del Materno Infantil, les tuve que enseñar un vídeo de cómo se trata con autistas en otros lugares para que me dieran una sala aislada, mi hijo no puede estar esperando, y menos rodeado de tanta gente", continúa.

En otras comunidades autónomas españolas existen hospitales con protocolos específicos para niños con TEA. Utilizan pictogramas, el personal tiene una preparación específica, cuentan con salas aisladas. Janette intenta que estos avances lleguen a Canarias.

La educación es otro de sus caballos de batalla. "Actualmente solo puedes ir a un centro especializado o a aulas diferenciadas", cuenta. Su intención es agilizar las listas de espera en las evaluaciones que realiza el equipo que dictamina las medidas que se deben tomar para el correcto desarrollo del niño. "El hijo de una amiga podría entrar ya en un aula ordinaria, con la ayuda de un auxiliar, pero tras meses de espera, le han dicho que hasta agosto no pueden evaluarlo", cuenta Janette, mientras recalca que estas situaciones provocan un retroceso en el aprendizaje del niño.

Además, cada centro debería contar, también, con medidas específicas para este tipo de alumnado. Su hijo Leroy acude al Centro Especializado La Casita, en el cual existe hoy una larga lista de espera. Por eso, los colegios públicos deberían contar con auxiliares y una didáctica adecuada que les ayude, denuncia esta madre.

Justamente por eso llevan mucho tiempo presionando al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para que se implique con el autismo. "Tenemos que presionar al Ayuntamiento, Cabildo, Gobierno, lo que haga falta, para que nos tengan en cuenta en educación y sanidad", cuenta Janette.

Por desgracia, los problemas de las personas con TEA no acaban al llegar a la mayoría de edad. Actualmente, en Tenerife existe un centro especializado, donde personas con autismo mayores de 21 años son atendidas con terapias pedagógicas. Un lugar donde pueden seguir desarrollando sus capacidades. Se trata del único de su especie en Canarias. "Si en Tenerife existe un centro de este tipo, ¿por qué no en Gran Canaria?", denuncia la madre de Leroy.

Con dos años, el niño acudió a la guardería de su barrio un par de meses, su madre nunca podrá olvidar las palabras de la cuidadora. "Me dijo que fui muy valiente al contar el problema de mi hijo y aceptarlo desde el principio, después de eso rompí a llorar", cuenta emocionada Janette. Desde entonces no ha parado de intentar hacer más fácil la vida de su pequeño.

Hoy las capacidades del niño han mejorado. Cada tarde se rodea de juegos y métodos para estimular sus habilidades, ya sea en casa de su padre o de su madre. "Puede dibujar los logos de coches a la perfección", cuenta su madre orgullosa. Los padres como ella esperan conseguir, algún día, las condiciones correctas para el tratamiento de los niños con autismo en las Islas.

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