La polémica por la actuación de Drag Sethlas en los carnavales de Las Palmas de Gran Canaria sigue viva en los juzgados capitalinos. Un ciudadano de Sevilla, a título particular, ha denunciado al ganador de la Gala Drag por supuesta ofensa a los sentimientos religiosos, al tiempo que la Asociación de Abogados Cristianos ultima una querella por el mismo delito contra Sethlas. Borja Casillas triunfó en los carnavales de La eterna primavera con un número que suscitó la condena del Obispado de Canarias: salió al escenario del Santa Catalina vestido de la Virgen María y acabó como Cristo en la cruz, con frases y bailes que no dejaron a nadie indiferente.

El obispo de Canarias, Francisco Cases, calificó la actuación de blasfema y los Abogados Cristianos denunciaron a Sethlas en Fiscalía por un delito de ofensa a los sentimientos religiosos. El ministerio público abrió diligencias de investigación en plenos carnavales y, tras analizar el vídeo, las bases del concurso y la jurisprudencia, entre otros medios de prueba, llegó a la conclusión de que no existió una ofensa de la relevancia exigida en el artículo 325 del Código Penal. Ese artículo castiga con multas aquellas acciones en las que se haga escarnio público de los dogmas o las creencias de una confesión religiosa.

"La actuación pública de Borja Casillas, caracterizado como Drag Sethlas, puede haber ofendido los sentimientos religiosos de un determinado número de personas, e incluso pudiera ser considerada como objetivamente irrespetuosa, pero no es necesariamente ofensiva en el sentido jurídico penal del término", sostiene en su decreto de archivo el fiscal jefe de Las Palmas, Guillermo García-Panasco, que asumió la investigación tras revocar la competencia de la Sección de Delitos de Odio.

Ese dictamen del ministerio público, que es del pasado mes de marzo, no cierra la vía para volver a denunciar los mismos hechos en comisaría o en el decanato de los juzgados, que es precisamente lo que ha ocurrido esta semana con el ciudadano sevillano.

La denuncia ha sido registrada por el Juzgado de Instrucción número 8 que, a su vez, la ha remitido al Juzgado de Instrucción número 1. Ambos órganos judiciales se cuestionan cuál de los dos estaba en funciones de guardia cuando se produjo la controvertida actuación de Sethlas el pasado 28 de febrero. Distintas fuentes judiciales han confirmado que la denuncia está presentada y que existe un incidente de competencia entre los juzgados.

Al margen de dicha iniciativa penal, la presidenta del colectivo Abogados Cristianos, Polonia Castellanos, aseguró ayer que tiene previsto querellarse en los próximos días contra Borja Casillas por los mismo hechos denunciados sin éxito ante la Fiscalía. "No entendemos por qué la investigación se archivó en tiempo récord ni por qué el fiscal jefe asumió personalmente el caso", asegura Castellanos. Fuentes del ministerio público aclaran que la decisión no se tomó de manera unilateral, sino con el respaldo de la Fiscalía General del Estado.

La portavoz del colectivo cristiano, sin embargo, rechaza las conclusiones de la Fiscalía porque contienen "inexactitudes" y considera que existe un "claro ánimo" de ofender por parte de Sethlas. Según Castellanos, uno de los casos que cita el fiscal para justificar el archivo sigue vivo en la Audiencia de Sevilla (se trata de un de fotomontaje de contenido sexual sobre la Virgen María).

Los Abogados Cristianos recuerdan que hace dos años se retiró de los carnavales de Tenerife la letra de una filarmónica por contenido homófono. "Queremos que se nos trate a todos con el mismo rasero", añade Castellanos.

García-Panasco, pese al archivo de las diligencias, tachó la actuación de "irrespetuosa" y consideró "legítimo" que un grupo de creyentes se sintiera ofendido, pero descartó que existiera una verdadera intención de humillar, sino una provocación propia del carnaval, donde se usa por costumbre la sátira para generar polémica.

El fiscal jefe también criticó al Ayuntamiento por la falta de control sobre los contenidos de una gala que tiene proyección internacional. "Realmente sorprende que, en apariencia, no exista control alguno sobre el contenido de la gala. El carnaval es signo de libertad, pero ningún derecho es ilimitado", argumenta García-Panasco.