Por primera vez desde 20 años un grancanario se ordena como sacerdote claretiano. Se trata de Alejandro Suárez Rosales, un joven de 27 años natural de Las Palmas de Gran Canaria que recibirá hoy el sacramento del orden sacerdotal de la mano del también miembro de la congregación, el obispo de Mondoñedo- Ferrol, Luis Ángel de las Heras. La celebración tendrá lugar esta tarde en la parroquia de San Antonio María Claret de Sevilla, ciudad a la que también se han trasladado sus familiares para arroparle en un día tan "importante".

A algo más de un día de convertirse en cura, Suárez Rosales confesó estar "ilusionado y en paz" para dar un paso más en el camino que comenzó hace más de una década cerca de casa, en la iglesia del Corazón de María de la capital. "Yo vivía cerca de Miller Bajo, en Copherfam, pero mi familia siempre ha tenido mucha relación con la parroquia y aunque no era la de mi barrio ahí es donde yo iba". Fue así como entró en contacto con los claretianos, si bien tardó un poco en plantearse el sacerdocio.

"Yo era un niño normal, no era excesivamente religioso ni de esos chicos piadosos que parece que lo tienen claro desde pequeños", comentó divertido. A él, las cuestiones sobre su vocación le llegaron a los 16, después de haber pasado por las catequesis y algunas colonias de verano que la congregación organiza en Loja, Granada. Bastó apenas un año más para que un todavía adolescente Alejandro hiciera las maletas para trasladarse a la Península y comenzar su andadura junto a la congregación como postulante para averiguar "qué quería Dios" de él.

Su primera parada fue en Sevilla, donde acabó los estudios de Bachillerato en el Colegio Claret que la comunidad también tiene allí. Después llegó el turno de Granada donde de entrada aprendió "qué significa ser claretiano" en un primer año de noviciado al que le siguieron otros cinco de estudios de Teología que, posteriormente, complementó en Madrid con una especialización en la materia. Fue el pasado mes de septiembre cuando recaló de nuevo en la ciudad andaluza donde permanece desde entonces al formar parte del equipo de Pastoral Juvenil Vocacional (PJV). "Nos dedicamos a animar a los jóvenes de la provincia Bética (Andalucía, Canarias y Extremadura) para que descubran a qué les llama Dios en sus vidas y cuáles son sus vocaciones", explicó quien no dentro de mucho podrá también darles la Eucaristía.

A partir de esta tarde, sin ir más lejos, Alejandro Suárez se convertirá en un nuevo sacerdote de la congregación y no lo hará solo. Estarán sus padres, sus dos hermanos mayores, sus tíos y la mayoría de sus primos, así como muchos de los compañeros que, al igual que él, quieren llevar por el mundo "el Evangelio". Entre ellos están los demás protagonistas de la jornada como Gabriel Ponce Carpintero, que también se ordenará sacerdote; y Martín Areta Higuera, Tomás Mekar y Rocky Xareal que se convertirán en diáconos.

Aún así, habrá que esperar hasta el próximo 7 de mayo para que el recién estrenado cura oficie su primera misa en la parroquia donde todo comenzó, la del Corazón de María de la calle Obispo Rabadán. Quienes se acerquen a ella descubrirán a un padre Alejandro que se esfuerza a diario en "intentar ser cercano y compresivo con las personas y acompañarlas en sus distintos procesos vitales". También se darán de bruces con su "alegría". La misma que para él contiene el Evangelio que quiere llevar a cada rincón siguiendo el legado de San Antonio María Claret, a quien en la Isla conocían como el Padrito. "Él dejó una huella muy profunda en Las Palmas y es esa itinerancia que tuvo para predicar la Buena Noticia a todo el mundo la que me ha servido a mí de motivación".