La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Como otras asociaciones, la masonería se está adaptando a la nueva sociedad española"

José Antonio Ferrer Benimelli. LP/DLP

¿Qué supone estas jornadas divulgativas para la masonería?

Suponen la conmemoración de los 300 años de la Fundación de la Masonería Moderna, que surgió en Londres en junio de 1717, y que se conmemora en todo el mundo. Es un hecho importante porque son 300 años de vida y eso ya indica bastante para una asociación en cuanto a su historia, supervivencia y futuro. Es un acontecimiento que aquí está fomentando la propia Gran Logia de España, que desciende de la Gran Logia de Inglaterra, pero que no es la única masonería que existe en el mundo. La masonería moderna surge de la masonería operativa, la de aquellos constructores y arquitectos medievales, constructores de catedrales, que, posteriormente, derivó en una masonería filosófica.

¿Qué momento está viviendo ahora la masonería?

En España la masonería ha tenido diferentes épocas. Desde la II República y, especialmente después de la Guerra Civil española, estuvo prohibida y perseguida durante más de 70 años ya que era un delito ser masón con pena de muerte y sin pasar por ningún tribunal. Aquí prácticamente desapareció y renació con muchas dificultades a partir de la Constitución de 1978. No ha sido un proceso fácil, ha habido muchos problemas externos e internos. Por eso, en España está en precariedad con respecto a otros países.

¿Cuáles han sido esos problemas?

No es lo mismo una sociedad que ha vivido en un país sin interrupciones a otra que se le ha roto su trayectoria durante más de 70 años y ha tenido que renacer de nuevo. Ha habido, además, que luchar para ello. Durante muchos años el masón ha sido el germen de todos los males, aquel contubernio judío masónico del que se hablaba como eje de los problemas del presente y del pasado del país caló. Y, para el imaginario popular, la masonería era algo desconocido, tenebroso, peligroso; algo muy distinto a lo que ocurrió en otros países del entorno. En los países democráticos era un honor pertenecer a la masonería y sus templos, universidades e instituciones han sido y son públicas y abiertas, mientras que aquí los masones tuvieron que ocultarse durante muchos años.

¿Les está costando rehacerse como organización?

Sí. Los años pasados han dejado una huella muy profunda. Los masones españoles no son muchos hoy en día por esas dificultades que le comento. Unos 3.000 ó 4.000 frente a los 46 millones de habitantes que hay en España. Su situación no es nada fácil frente a, por ejemplo, EEUU, donde hay unos 5 millones de masones, o Gran Bretaña, Francia, donde hay más de cien mil. Además, están divididos en varias masonerías.

¿Qué utilidad tiene hoy en día la masonería?

La masonería tal y como la conocemos hoy nace en el siglo XVIII, después de las guerras de religión, cuando no había libertad, ni derechos humanos. Si nos trasladamos a nuestro siglo XXI vemos que esta situación continúa. Hay ideologías que siguen matando en nombre de un Dios y, en muchos países, los Derechos Humanos no son admitidos, no se respetan, no hay libertad; la fraternidad no existe de ahí que despierte este interés. Hay que aclarar que la masonería no es un partido político, ni una religión o pseudoreligión, aunque las logias que derivan de la masonería inglesa creen en un Dios superior no piden que éste un Dios único. Un musulmán puede ser masón.

¿Por qué un ateo o agnóstico no podría serlo?

En 1723 dos pastores protestantes redactaron que había que creer en un Dios porque los puritanos de la época consideraban a los ateos unos libertinos si en materia religiosa no creían en nada. Hay otras masonerías, como la francesa, que fueron más tolerantes en esta materia. Pero las masonerías que predominaron en España durante el siglo XIX y XX hasta la II República están más vinculadas con esa lucha, con la de crear una sociedad diferente, pero no en el sentido de las líneas orientales de la masonería, sino de formar al hombre. Es decir, entendiendo la masonerías como una escuela de formación, de búsqueda de la fraternidad.

¿Sobrevivirá la masonería otros 300 años en un mundo como el de hoy, donde todo parece ser de usar y tirar, la gente se mueve en redes sociales y expone su vida?

Como historiador me ocupo del pasado, no soy futurólogo para saber qué pasará. Lo único que puedo reconocer es que como todas las asociaciones actuales, tanto sociales como políticas y académicas, están en crisis de crecimiento. El algunos países la renovación de la pirámide de edad se nota ya, va disminuyendo el número de miembros. En unos países se nota esa crisis más que en otros. Todo depende de cómo sea esa sociedad en el ámbito político, social y religioso.

¿Y en España?

Todas las asociaciones tienen vida y recaídas. Tendrán momentos de mayor o menor esplendor, pero se irán adaptando. Por sus circunstancias, la masonería ha tenido que ser muy reservada, secreta, pero ahora está abierta a las redes sociales, organizan actos públicos y dan charlas. Se están adaptando a la nueva sociedad, otra cosa es si lo lograrán a corto o a largo plazo. En otros países, como le digo, es una asociación con total transparencia e incluso da prestigio. En estados Unidos, por ejemplo, ha habido 12 presidentes masones, hay universidades. Aquí se está empezando a conocerse, con dificultades por el peso antimasónico que hay.

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