Una banda criminal integrada por 12 miembros irá a juicio la próxima semana por asaltar a mano armada dos burdeles y cuatro viviendas en la capital grancanaria. La Fiscalía solicita penas que van desde los 39 años de cárcel para el supuesto cabecilla de la organización, Pascual Taylor, hasta los tres años de prisión para una mujer que actuó como cómplice en uno de los robos, Nayra María C. S.

El fiscal Manuel Santos formula acusación por seis delitos diferentes: pertenencia a organización criminal, robo con violencia o intimidación, robo con fuerza en las cosas, contra la salud pública, lesiones y receptación. De ahí que las penas reclamadas se incrementen por el grado de participación e implicación en los asaltos, que ocurrieron entre septiembre y noviembre de 2015.

El fiscal sostiene que la "organización criminal" estaba especializada en la comisión de delitos contra el patrimonio. Actuaban de manera "estructurada", "jerarquizada y "permanente" para "enriquecerse de manera ilegítima" con la entrada en las casas y prostíbulos, usando para ello "grandes dosis de intimidación, violencia y agresión", destaca Santos en su escrito de conclusiones provisionales. El juicio está señalado para los días 8, 9, 10, 11 y 12 en la Sección Primera de la Audiencia de Las Palmas. Los abogados de las defensas han emprendido negociaciones con el ministerio público para llegar a un acuerdo y aminorar las elevadas penas de prisión que se reclaman. Dicho acuerdo, de cerrarse, estará condicionado al pago de la responsabilidad civil derivada de los robos y deberá de ratificarse en el juicio, explican fuentes judiciales.

La investigación la realizó la Unidad de Delincuencia Organizada y Violenta de la Brigada de la Policía Judicial de Las Palmas, con la dirección del Juzgado de Instrucción número 4 de la capital grancanaria. Los agentes lograron desarticular la banda e individualizar el papel que desempeñaba cada acusado en la trama delictiva.

Pascual Taylor, según la Fiscalía, asumía el liderazgo de la organización y seleccionaba las víctimas de los atracos. A sus órdenes, con tareas de vigilancia y control, estaban José Iván T. H., Fernando M. C., Ernest Rubén N. M., Alexander M. C. y Juan Jonay S. A. En el último escalón de la organización se encontraban Leandro Agnelo I. Z., René C. H., Halinson M. C., Guillermo Q. G. y Yhorman Alexis R. A, que se encargaban del transporte para procurar la huida al resto del grupo, todos menos Yhorman Alexis. Este último no participaba de manera directa en los asaltos, sino le daba salida a las joyas sustraídas a través de un negocio de oro que regentaba en Telde. Esas compras no quedaban reflejadas en los correspondientes libros o registros para encubrir la actividad ilegal.

El primero de los golpes lo dieron el 27 de septiembre de 2015. Sobre las 21.15 horas se colaron a través de la cocina en el Geisha Garden, un prostíbulo situado en la zona de Ciudad Jardín. Amenazaron a una de las trabajadoras con un "cuchillo en el cuello", la tiraron al suelo con violencia y registraron el negocio. Se llevaron un teléfono inalámbrico, tres móviles, 2.500 euros de la caja fuerte y 450 euros de otra empleada del burdel.

Luego, el 3 octubre, también por la noche, asaltaron otro negocio dedicado a la prostitución que estaba situado en la calle Salvador Manrique de Lara. Esta actuación resultó más violenta que la anterior. Con una pistola eléctrica redujeron a una de las trabajadoras, a otra le dieron un bofetón y con un trozo de cristal, tras romper una puerta, cortaron en el muslo a otra mujer. Se llevaron joyas y un reloj de oro valorados en 1.750 euros, 11 teléfonos móviles, un portátil y pequeñas cantidades de dinero procedente de los servicios sexuales, como los 58 euros que una de las chicas tenía en una hucha.

Entre el 8 de octubre de 2015 y el 5 de noviembre del mismo año se sucedieron los cuatro robos en las diferentes viviendas de la capital. En todos entraron a la fuerza, con la ayuda de una maza o reventando la puerta a patadas. En al menos dos de los atracos usaron armas de fuego para amenazar a los inquilinos, incluso dispararon con una pistola de fogueo a una de las víctimas, con la finalidad de amedrentarla e impedir que les siguiera, tras no encontrar nada de valor en la vivienda. En el otro caso amenazaron al dueño del inmueble con pegarle un tiro y le quitaron 290 euros en efectivo.

A otro perjudicado le golpearon delante de su esposa y de una hija. En este caso el botín fue más suculento: 400 euros en metálico, 2.305 euros en joyas y un móvil valorado en 100 euros. El agredido se ha tenido que gastar 2.620 euros para arreglar los desperfectos causados en su aparato de dientes por los golpes recibidos. De la última vivienda sustrajeron 2.353 euros en joyas, entre otros objetos de valor.