El portavoz del grupo municipal Popular en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, ha lamentado hoy el trato que el Tripartito está dispensando al que ha sido el jefe de Bomberos de la ciudad durante los últimos 20 años, Tomás Duque, "un profesional que en absoluto merece que se manche su nombre acusándolo de insubordinación cuando ni tan siquiera existe expediente alguno al respecto".

Cardona califica de "bochornoso" que un funcionario municipal que ha prestado un servicio intachable a la ciudad, "sea apartado de su responsabilidad a petición de la directora general de Seguridad", María Eulalia Guerra, "un cargo de confianza, es decir puesto a dedo por el PSOE, cuyo nombramiento ha sido declarado ilegal por un juzgado", explica.

El portavoz popular recuerda que esta forma de proceder del alcalde Augusto Hidalgo, amparada por Podemos y Nueva Canarias, "no es en absoluto nueva". En este sentido, Cardona indica "que el jefe de servicio de Aguas", Rafael Bolívar, "fue cesado por poner en sus informes las irregularidades que Emalsa estaba cometiendo, y que incluso Hidalgo ya permitió que Emalsa se querellara contra él sin mover un solo dedo".

"La querella fue finalmente archivada y no nos consta que Hidalgo tan siquiera levantara el teléfono para disculparse con este trabajador", señala Cardona, que afirma con rotundidad que "no puede ser que cuando un funcionario mantiene algún criterio distinto a este grupo de gobierno, la respuesta de Hidalgo-Doreste-Quevedo sea su cese".

Cardona recuerda que "no son los dos únicos casos de esta forma de entender el respeto al criterio de los funcionarios, pues lo mismo hicieron con la responsable de la Unidad de Menores, o con el jefe de la Asesoría Jurídica, firmante de los informes de los incumplimientos de Emalsa, que fue apartado para colocar semanas después a una trabajadora que vino de fuera de la institución municipal".

Una respuesta continuada así, ante criterios funcionariales diferentes a los deseos del Tripartito, lo que realmente traslada es una concepción caciquil del Gobierno Local. "El Ayuntamiento no es el cortijo particular de Hidalgo-Doreste-Quevedo, donde poner y quitar de sus funciones a los trabajadores públicos según les plazca. Los funcionarios son los garantes de la legalidad y del buen hacer en la gestión pública, algo que el Tripartito parece despreciar", concluyó Cardona.