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Menuda fiesta canaria

La Orden del Cachorro Canario reúne a cerca de un millar de escolares con las tradiciones y costumbres isleñas

La artesana Maite Ríos Santana era este viernes observada con detenimiento por un grupo de escolares del colegio Buen Lugar de Firgas, que seguían sin pestañear el movimiento de sus manos sobre una pieza de barro aún sin terminar. Alejandro Sanabria Trujillo preguntaba el sentido de que diera golpes con una piedra volcánica sobre el pequeño cántaro y su duda se despejaba al instante. "Voy allanando la pieza con la piedra y se va quedando un dibujo ¿lo ves?", le respondía la mujer, 16 años dedicada al antiguo oficio de la alfarería. El bombardeo de preguntas continuó sobre por qué algunas piezas eran negras y otras de color tierra y por qué se mojaba los dedos a cada instante. "He aprendido más en cinco minutos que en todo un día", soltaba de golpe el pequeño, tras resolver todas sus dudas.

Fue una de las escenas que se vivieron en la plaza de Santo Domingo, donde cerca de un millar de escolares de Infantil y Primaria de la Isla participaron de la fiesta que la Orden del Cachorro Canario les tenía organizada.

El encuentro escolar, que este año cumple su edición número 14, se enmarcó dentro de los actos que la entidad organiza con motivo de la celebración del Día de Canarias, el próximo 30 de mayo. Con la reunión escolar se cerró también, por este año, el programa educativo que sobre las costumbres y las tradiciones canarias desarrolla la organización en los centros educativos para mantener viva la memoria de nuestros ancestros entre las nuevas generaciones, así como para divulgar la geografía, historia, habla, folclore y gastronomía de las Islas.

La organización social, cuya sede social está en la misma plaza de Santo Domingo, invitó a 17 centros escolares entre los colegios -Padilla, Buen Lugar, Cambalud, Los altos de la Milagrosa, Cervantes, El Goro, María Muñoz Mayor, Islas Baleares y Policarpio Baez- y los colectivos de escuelas rurales de Santa Brígida-San Mateo -Ariñez, Gamonal, La Calzada, la Lechuza, La Solana, Las Lagunetas, Pino Santo Bajo y Utiaca- .

El único requisito para asistir a la fiesta era ir vestido de típico. Y así lo hicieron los pequeños de Primaria Carla Guerra González, Guayarmina Medina González, Aridane Pulido Santana y Santiago Pérez García, que junto a Alejandro Sanabria Trujillo, se habían detenido ante el puesto de cerámica de Maite.

Minutos antes de la conversación, a los escolares les había tocado bailar ante los presentes Bendita mi tierra guanche, mientras que a los de Infantil la danza de La punta y el tacón. "Ha sido muy fácil", respondía Carla Guerra González sobre si había sido muy complicado aprender los pasos.

Y es que en la fiesta que organizó la Orden del Cachorro Canario, que dirige Esteban Guerra de la Torre, todo el mundo puso su granito de arena, aunque el Ceip Islas Baleares quedó fuera de juego por un problema técnico y no pudo bailar.

La fiesta había comenzado a las nueve de la mañana y pasada las doce del mediodía había ya tal algarabía en la plaza de Santo Domingo que era imposible escuchar el toque del palo durante una lucha de garrote, por mucho que se empeñaba el conductor de la gala en que los asistentes mantuvieran silencio para oír el sonido de los palos.

Y es que la lucha canaria de los jóvenes y cadetes de la Escuela Atindamana había levantado los ánimo de los escolares, que jalearon a los luchadores y prosiguieron con los palistas del garrote.

Durante la jornada, los escolares disfrutaron también del trabajo de Domingo Suárez Ortega, especialista en trabajos con la caña, y de José Díaz Díaz, carpintero. Así como de las enseñanzas del pastor José Velázquez, que trasquiló algunas ovejas.

La locura se desató con los papahuevos y la música de la Rama de Agaete, con el que se puso el broche a la fiesta.

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