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La fuerza del acrílico y el óleo

Francisco Cabrera Capinetti se alza entre 150 artistas con el primer premio del Concurso de Pintura Rápida de la capital grancanaria

"Trabajo con el acrílico porque es más rápido y más cómodo para este tipo de concursos", comentaba Itahisa González, mientras pintaba su lienzo, inspirado en las carnestolendas capitalinas. Con ella, otros 149 artistas participaron en la edición número 22 del Concurso de Pintura Rápida de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

El primer premio fue para Francisco Javier Cabrera Capineti. Al acto de entrega acudieron el concejal del Distrito Centro, José Eduardo Ramírez, acompañado de los empresarios que sponsorizan ocho de los diez galardones que ha otorgado el certamen. En el jurado se ha contado con la presencia de críticos y artistas profesionales. Los aspirantes tuvieron que completar sus obras en un corto espacio de cinco horas.

Algunos de los candidatos han repetido en numerosas ocasiones. Paco Navarro es uno de esos incondicionales del certamen, ha acudido a todas las ediciones. "Soy el más antiguo aquí, probablemente, me encanta la pintura, imparto clases y tengo mi propia tienda", explicaba el veterano. En 2007 consiguió alzarse con el primer premio. Mientras, trabajaba, en un amplio lienzo, una gran panorámica de la playa de Las Canteras vista desde La Isleta.

En este caso, Navarro se ha decantado por el óleo, otra de las técnicas pictóricas más utilizadas en el concurso. "Ojo, óleo a espátula, deja un acabado mucho más definido, da relieve y fuerza, puesto que aporta más material en los detalles", señalaba el creador.

El óleo también fue la técnica escogida por Javier Mola, un joven estudiante de arquitectura que, con 24 años, ya se ha presentado en varias ocasiones a este concurso. "Me gusta pintar, es algo que hago mucho en mi casa", subrayaba el estudiante. En esta ocasión, ha dejado volar a su imaginación e intenta representar a un muchacho que se lanza en trampolín al cielo en busca de sus sueños.

Miriam Godoy, también arquitecta, fue fiel a la tendencia del acrílico. En la pasada edición utilizó la técnica del pastel y el directo le jugó una mala pasada. "Vino un niño y manchó con el dedo una línea negra sobre la pintura, eso ya no se podía arreglar", comentaba Godoy apenada. Frente a la adversidad, la pintora se encontraba como en su hogar. "Voy descalza porque así estoy más cómoda, me siento como en casa y me inspiro mejor, con más frescura", señalaba la mujer.

Sentado sobre su monopatín, rodeado de lápices de colores y botes de pintura, a modo de atrezzo, Keder Sontag, crea arte sobre un trozo de madera. Este gomero-alemán llegó al certamen con una ligera idea para después ponerla en practica sobre un trozo de madera que encontró en la calle. Luego, pintaría unos papeles donde colocaría la frase "un espacio transformado en lugar".

Por séptima vez, Himar Suárez decidió acudir al concurso con una propuesta que ya causó furor en la pasada edición, obteniendo el premio Lamido. Sobre trozos de pvc deformado, Suárez representó en tonos otoñales escenas de la capital grancanaria. "Primero le he puesto una base de acrílico, después he dibujado con carboncillo entero, para difumarnorlo luego con el dedo; por último, estoy definiendo los detalles con acrílico", explicaba el joven el proceso de su obra con entusiasmo.

Giuseppina Eva Loiacono y Paola Francesca de Marco es la primera vez que se presentan. Ambas italianas, llevan unos meses viviendo en Gran Canaria, pero su fervor por la pintura las trajo a este concurso. "Nos dedicamos a la pintura, es una pasión", comentaba De Marco. En este caso, se decantaron por el óleo, "con los dedos", remarcaba Giuseppina, y por la acuarela, respectivamente.

Los bodegones florales, los retratos profundos y las escenas cotidianas de la vida urbana de Las Palmas de Gran Canaria son algunas de las temáticas que más se repitieron entre el centenar y medio de participantes. Muchos curiosos, foráneos incluidos, se acercaron a las ramblas de Mesa y López para observar de cerca el arduo trabajo de estos artistas. Eso sí, siempre con la amenaza de una tímida lluvia rondando sobre sus cabezas.

El teldense Ernesto Rodríguez, otro de los grandes veteranos del concurso, quiso cambiar un poco esa normalidad imperante. "Como muchos aquí representan escenas de la ciudad, pensé que era mejor reproducir algo más del campo", exponía Rodríguez, mientras daba el toque final a su obra, una campesina isleña junto al simbólico Roque Bentayga.

Itahisa González si se decantó por una escena centrada en la capital grancanaria. "Como este año se hizo aquí la Cabaldrag quise un poco plasmar el Carnaval sobre este escenario, soy muy carnavalera claro", comentaba la joven González, mientras comía una hamburguesa para reponer fuerzas antes de finalizar con los últimos retoques de sus comparseros cariocas, pintados al acrílico. Apenas quedaba una hora para terminar.

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