Los pitos ya se oyen en el viejo cuartel de Manuel Lois, reconvertido en local de ensayo para los grupos de Carnaval después de que el pasado diciembre la concejala de Carnaval, Inmaculada Medina, entregara las llaves del recinto a los grupos del Carnaval. Una de las formaciones que ya calienta motores para la próxima edición de las fiestas más populares y divertidas de la ciudad son los Chacho Tú.

"Hasta septiembre no comenzaremos a meter el turbo", comentaba la pasada semana el presidente de la asociación, Alejandro Santana Melián, uno de los fundadores y que se estrenó este año como el máximo responsable de la sociedad tras once años en la vicepresidencia, para explicar que, de momento, están trabajando sobre los asuntos que darán la chispa sus canciones.

La formación, que en la próxima edición del Carnaval cumplirá quince años, tiene su origen en el barrio de Schamann y en los Riscos y es una de las más queridas entre los carnavaleros. Entre sus galardones figura el premio a la Mejor Letra Tomás Pérez en 2011 y el premio criticón en 2013.

La nueva edición del Carnaval tiene para los Chacho Tú un aliciente más aparte del de llegar a la final y alzarse con alguno de los galardones y es el estreno de su nuevo local de ensayo en el acuartelamiento militar de la marina.

Con una cuenta atrás en su cuenta de twitter, los murgueros inauguraron el pasado lunes el nuevo local, al que irán cada semana a ensayar a partir de ahora hasta que después del verano la presión de la fecha del Carnaval en el horizonte imponga un ritmo más fuerte.

Los Chacho Tu fueron una de las primeras formaciones que aceptaron un local del Manuel Lois los que les permitira ahorrarse los 500 euros mensuales que les costaba el loca de El Sebadal.

Limpieza

Los grupos que decidieron irse al Manuel Lois han limpiado y acondicionado sus locales y pagaran el agua y la luz, mientras que el Ayuntamiento se encargará de las zonas comunes del recinto.

Los Chacho Tu se trasladaron en cuanto acabó el Carnaval y durante unas semanas han estado limpiando y adaptando el barranco, que se divide en dos plantas, a sus necesidades. De momento, han elegido ocupar la planta superior, que tiene una terracita, donde han instalado una barbacoa.

En total, han invertido unos 6.000 euros en la mejora ya que ha habido que poner grifería y tazas de water en los baños, arreglar cristales, poner rejas y comprar extintores; entre otras reparaciones, ya que los ladrones y el vandalismo habían arramplado con todo lo de valor que había en el interior tras la reforma que se hizo, primero durante el mandato de Jerónimo Saavedra para ser un centro de educación ambiental, y después con Juan José Cardona para convertirlo en un campus tecnológico y cinematográfico. Los proyectos no llegaron a cuajar y aunque al recinto tenía vigilancia, los amigos de los ajenos hicieron de lo suyo.

Para evitar los robos, los murgueros han instalado una cámara de seguridad y han cerrado alguna puerta ya que pese a que hay seguridad a la entrada del recinto no hay que olvidar que el acuartelamiento está alejado de las viviendas y se encuentra en el fondo del barranco de Guanarteme. Nada más instalarse en el mismo, les robaron las sillas y las mesas que habían traído.

Pese a todo ello, los murgueros se encuentran felices y contentos porque tienen una zona amplía para ensayar y también de esparcimiento ya que no hay que olvidar que la formación es ante todo una asociación de carácter social. "Ha sido un cambio radical, es un aliciente nuevo para el Carnaval", puntualizaba su presidente.

El único pero del local es que al tener techos muy altos la acústica no es muy bueno por lo que han tenido que acondicionar un cuartito a la percusión forrado de corcho. Algo que también tendrán que hacer en el espacio de ensayo. La ventaja es que las paredes son muy gruesas y ningún grupo oirá lo que cante el otro.

Entre las anécdotas que ya han vivido es que falta señalítica para indicar dónde está situada cada murga y el panadero y el chico de la alarma se perdieron en el recinto. Para solventarlo ellos ya han puesto su nombre en una chapita a la puerta de entrada del local.