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El hotel Santa Catalina podrá cerrar hasta tres años por la obra de reforma

Sale a concurso el arrendamiento con un canon anual de 550.000 euros y una inversión mínima de 15,5 millones para relanzar el establecimiento turístico

Fachada del hotel Santa Catalina. LA PROVINCIA / DLP

El futuro arrendatario del hotel Santa Catalina podrá tenerlo cerrado al público hasta tres años para efectuar la profunda reforma que requiere el histórico inmueble, según establece el pliego de condiciones del nuevo contrato de arrendamiento del establecimiento turístico, de propiedad municipal, que ayer sacó a concurso el Ayuntamiento de la capital grancanaria, a través de la empresa pública Geursa. La ciudad exige una inversión inicial mínima de 15,5 millones de euros y un canon anual, en concepto de arrendamiento, que asciende a 550.000 euros. El 80% de la inversión tendrá que realizarse en los primeros tres años y el resto, en el cuarto año, pero ya con el hotel abierto. No obstante, la empresa podrá optar por hacer las obras con el Santa Catalina abierto o en menos de los tres años que le permite el Ayuntamiento. Los 137 trabajadores contratados por la actual gestora, Hotelera Nueva Canarias SAU, tendrán que ser subrogados.

La duración de la concesión será de 35 años, prorrogable hasta un máximo de cuarenta, y el concesionario tendrá que reinvertir anualmente a partir del tercer año, el 3% de sus beneficios en el mantenimiento y conservación del emblemático edificio diseñado por Miguel Martín-Fernández de la Torre.

A los 20 años tendrá que inyectar otra inversión mínima de 5,4 millones de euros para la mejora y reposición del edificio. Esta reinversión no podrá ser inferior al 35% de la inversión inicial. Para controlar la "efectividad" de la inversión, el concesionario tendrá que hacer un proceso selectivo en el que participen, al menos, tres empresas que "no pertenezcan a un mismo grupo empresarial".

Aunque inicialmente se habló de la posibilidad de exigir al nuevo contratista la demolición del edificio que se añadió a finales del siglo pasado para albergar el antiguo Casino, esta intervención será voluntaria y sólo servirá para mejorar la puntuación, en el apartado de mejoras. Sólo podrán participar en el concurso empresas hoteleras que acrediten la gestión de un volumen anual de negocio de diez millones de euros y haber explotado en los últimos cinco años al menos un hotel de cinco estrellas o tres de cuatro estrellas.

La oferta económica se valorará con un máximo de 60 puntos, de los cuales la inversión puede puntuar hasta 40. La oferta técnica se evaluará con un máximo de 40 puntos y en este apartado se incluye el plan de inversión, gestión y explotación, el plan de promoción y comercialización, el plan de mantenimiento y, por último, las mejoras relativas a la explotación del hotel que se añadan a lo exigido por el Ayuntamiento. Las mejoras, relacionadas con siete apartados, podrán ser puntuadas con un máximo de 25 puntos.

La mayor puntuación (5 puntos) está relacionada con la mejora de las condiciones de los trabajadores y la creación de empleo de larga duración, al margen de la obligación de subrogar a los que componen la actual plantilla. La adquisición en plazo máximo de dos años de obras de artistas canarios, que refuercen la identidad canaria del establecimiento computará con cuatro puntos y la misma puntuación obtendrá la eliminación del edificio del antiguo Casino y la conexión del edificio hotelero con el spa.

Oferta gastronómica

El resto de las mejoras se puntuará con tres puntos. Entre ellas figuran las vinculadas a la oferta gastronómica y de restauración del hotel, valorándose sobre todo la incorporación de un chef que posea un reconocido prestigio a nivel internacional; el mejor aprovechamiento de los espacios del hotel y la oferta de nuevos servicios y la mejora de los jardines. Finalmente, se otorgarán hasta tres puntos a la promoción de acuerdos de cese de actividad y ubicación alternativa para el club de tenis, las piscinas de Julio Navarro y el restaurante Segundo Muelle, situados en el entorno del hotel. La arrendataria correría, según el pliego, con el coste del cese de la actividad y la búsqueda de otra ubicación para las tres actividades.

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