Las calles de Vegueta se vieron repletas de color, olor a hierba y sal un año más. Las alfombras del Corpus Christi son toda una tradición en Canarias. Grupos de escolares y vinculados a Cáritas realizaron los tapices desde las últimas horas de la tarde del sábado. La sal tintada , las flores y la hierba, que desprendía un fuerte olor, fueron los materiales empleados.

A media tarde aún eran pocos los curiosos que se acercaban hasta Santa Ana. Abundaron los turistas de múltiples nacionalidades que no dudaron ni un segundo en inmortalizar con sus cámaras el colorido de los lienzos en sal que cubrían las históricas calles.

Para las hermanas Martín Guillén, isleteras ellas, esta era su primera vez. "Teníamos la intención de ir a Santa Rita, pero cambiamos la ruta para pasar por aquí y nos encontramos con esto", comentó Angélica Martín. "Habíamos visto el Corpus en la Catedral, sobre el altar, y nuestros padres siempre venían aquí, pero las alfombras así en la calle es la primera vez que las vemos", explicaba su hermana Otilia. Ambas siguieron su camino, frente a la iglesia de San Francisco Borja, destacando lo coloridos de los dibujos.

Hasta 15 alfombras se colocaron en el entorno de la plaza de Santa Ana y las calles Obispo Codina, Reyes Católicos, Espíritu Santo y Dr. Chil, correspondientes al recorrido de la procesión final. Poco a poco, el goteo de gente iba acercándose al a las puertas de la catedral de Canarias.

Las palomas también se quisieron apuntar a la fiesta, uno de los barrenderos que custodiaban la gran alfombra de la plaza de Santa Ana tuvo que insistir a una paloma para que abandonara el manto de hierba recién cortada.

De hermanas a primas, Cabrera Reyes y Reyes Cabrera. Ambas venían de la misa de Santa Rita cuando, pasando por las inmediaciones de la Casa de Colón, no dudaron un segundo en sacar el móvil y posar ante los diseños que realizaron mayores y pequeños la noche anterior.

"Son unos artistas, unas obras de arte, esto es precioso", gritaba un señor que iba recorriendo en bicicleta el final de la calle Reyes Católicos. El hombre no cabía en su asombro ante tanto colorido.

A eso de las seis de la tarde la gente comenzaba a prepararse en el entorno de la Catedral, a falta de una hora para comenzar la misa. La Custodia del Corpus que sale en procesión cada año llegó de Sevilla en 1615, cuyo autor fue el platero Juan Alfaro. Se considera una de las piezas de plata más valiosas del Archipiélago.

Tras la misa, autoridades religiosas y feligreses recorrieron las calles custodiando el trono del Corpus hasta llegar a los pies de las Casas Consistoriales. Una vez allí, la pieza religiosa desciende por los tres tapices que cubren la emblemática plaza. El primero representa la isla de Gran Canaria, con una silueta del Roque Nublo. El segundo, se trata del mayor de todos los expuestos, realizado a base de cesped y flores. Por último, el trono entraría en el templo después de pisar sobre la obra realizada por Cáritas.