Sofía, de apenas unas horas de vida, convirtió esta mañana a sus jóvenes padres -Raquel Quesada Cabrera y Samuel Alvarado Santana, a su abuela paterna Margarita y al médico del Servicio de Urgencias Canario (SUC) del 112, Sergio Padrón Alonso, en protagonistas de su nacimiento, cuando el papel principal lo tenía ella desde hacía meses. La pequeña se presentó de imprevisto en casa a primera hora de la mañana y no hubo tiempo para acudir al hospital, por lo que su padre y su abuela actuaron de asistentes en el parto con las indicaciones que el médico les dio por teléfono teléfono. Todo tuvo un final feliz.

La bebe dormía a mediodía plácidamente en los brazos de su madre en una habitación del hospital Materno, ajena al barullo que se había organizado a primera hora de la mañana en su familia, que vive en el barrio de Lomo Blanco. Su mamá sintió las contracciones en la cama y rompió aguas mientras se vestía para ir al hospital con su padre. Solo dio tiempo a avisar a la abuela, que vive al lado, para que se quedara con su hermano, el pequeño Diego, llamar al 112 y convertir el salón de casa en un improvisado paritorio.

"Todo fue súper rápido. Empecé a notar contracciones leves y cuando me vestía para ir al hospital rompí aguas y empezaron las contracciones fuertes. Llamamos al 112 - la llamada entró 7.40 horas- para que nos enviara una ambulancia y ya noté que la niña sacaba la cabeza", comentaba la joven mamá, de 25 años, trabajadora en el sector de la hostelería.

La joven, que había salido hace tres días de cuentas, estaba aún en "shock" por lo vivido, pero contenta por el final feliz del maravilloso cuento que es la vida. La pequeña, que pesó 3,650 gramos y midió 52 centímetros, se llamará Sofía.

La pequeña tenía prisa por salir, por lo que el papá, de 26 años y a cargo de una empresa de mantenimiento de jardinería, llamó al 112 para solicitar una ambulancia, porque aquello iba más rápido que el nacimiento de su primer hijo, que "tardó 17 horas". "Los dolores no me dejaban pensar en lo que estaba ocurriendo, solo quería empujar y que la niña saliera bien", narraba su madre, asustada cuando sintió que la bebe se adelantaba.

"Cuando entré en casa me encontré a mi nuera delante del sillón con dolores. Le dije que se recostara, pero ya no podía, tenía la niña medio fuera", relataba la tercera mujer protagonista de la historia, la abuela paterna de Sofía, de 58 años. "No me quedaba otra cosa que ayudarla o la niña se caía al suelo". Y el operativo familiar se puso en marcha.

Colaboración

Mientras la ambulancia medicalizada llegaba al domicilio, el coordinador del SUC del 112, el médico de Atención Primaria y especialista en Cardiología Sergio Padrón, con 30 años de profesión y que ya se ha hecho cargo de unos cuantos partos de este calibre, comenzó a tranquilizar al padre y a indicarle los utensilios que se necesitan para estos casos: unos cordones, una traba de la ropa, una manta, antes de que hicieran las maniobras con el bebé que haría un profesional en otras condiciones. "Lo hizo magistralmente, aunque me decía que no podía, que no podía, que viniera la ambulancia. Todo fue bastante rápido", recordaba Padrón, "satisfecho por el trabajo bien hecho. El medico señalaba ayer que lo peor en estas situaciones es "la ansiedad familiar" que se origina. No es para menos. Pero ahí estaba la abuela Margarita, que siguió todas las indicaciones que le trasmitía su hijo Samuel, que, a su vez le indicaba Sergio. A nadie se le ocurrió poner el altavoz.

"No me dio tiempo a pensar, no he sido consciente de lo que he hecho hasta que no he llegado a mi casa, seguí con mi rutina", confesaba por la tarde la valiente abuela, de 58 años, que hasta llevó a Diego, de año y medio, a la guardería cuando su nuera y su nieta iban camino del hospital. "Ha sido una campeona", decía de su nuera, mientras se quitaba méritos, al decir que el final feliz se debía "a todos" los que habían colaborado en el nacimiento de Sofía, incluido de su marido que vigilaba la llegada de la ambulancia.

"Me siento muy orgullosa", confesaba después de las felicitaciones que había recibido a lo largo del día por su primera experiencia en la materia, pese a tener cuatro hijos y cuatro nietos. "Nunca me he visto en un caso así", decía.

Sofía llegó a este mundo en el sofá de casa en apenas "media hora". Así decía su padre, porque "estaba tan nervioso que ni me acuerdo. Sé que le saqué una foto de recuerdo a las ocho y un minuto".

Lo único que no hicieron Margarita y Samuel fue cortar el cordón umbilical de la pequeña, que fue ya cosa del médico que llegó con la ambulancia medicalizada. Sofía llegaba sana con la ayuda de todos, mientras su hermano Diego, que según cuentan todos es un revoltoso, dormía sin saber la que había originado su hermana en casa.