¿De dónde es usted?
Pues yo soy más canario que el gofio, además de aquí de Las Palmas. Nací circunstancialmente en Madrid, porque mi madre fue allí a dar a luz, pero a los 15 días ya estaba aquí. Otra cosas es que mi ascendencia es de sitios distintos, tengo un abuelo catalán, otro vasco, uno madrileño y otro canario, pero ya te digo que en la península no me quieren [se ríe]. Yo soy muy canario.
¿Tenía claro que quería ejercer aquí o le hubiese gustado probar en más ciudades antes de instalarse?
¡Que va! Estudié en La Laguna e hice la residencia en Madrid, pero tenía claro que en cuanto pudiera me volvía para acá porque aquí tenía y tengo toda mi vida. Por eso regresé cuando acabé en Madrid, en el 87, y fue cuatro años después cuando mi padre me dijo que quería vender la clínica, porque en ese momento estaba situada en el último puesto del ranking de todas las clínicas de la ciudad. No la llevaba entonces el Servicio Canario de Salud, sino el Insalud.
¿Desde entonces es el consejero delegado del Hospital?
Yo cogí la clínica en el año 91 y en el 94 empecé a hacer mis gestiones para intentar mejorar la clínica y quise recalificarla, pero cuando fui a hacerlo me dijeron que tenía que descalificarla porque había dos expedientes de cierre y que no la habían cerrado porque no habían podido. A mí se me vino el alma a los pies, porque era la clínica de la familia. Así que la idea fue hacerlo poco a poco, me recomendaron ir a Madrid para intentar solucionarlo, porque desde aquí no podían hacer nada, y el director general de allí me dijo que no hiciera nada porque iban a construir aquí el Pino II y que las clínicas como la mía no tenían mucho sentido.
¿Cómo encajó eso? Porque aún así sacó el hospital adelante.
Pues fue todavía peor, pero más adelante volví a insistir otra vez con un proyecto mucho más definido y en esta ocasión me encontré menos reticencias en Madrid y me orientaron sobre cómo tenía que hacerlo. A raíz de ahí ganamos una subvención europea de los Fondos Feder, que no era mucho, pero nos dio un empujoncito que nos sirvió para hacer cosas importantes como reformar los quirófanos y las urgencias. Ya después vinieron las transferencias a Canarias y conseguimos una recalificación que nos colocó en el nivel donde de verdad teníamos sentido y desde entonces empezó una carrera a lo bestia con la inversión de todos los beneficios que podíamos obtener en la clínica, de los propios de la familia, de los accionista y alguna subvención más que pudimos coger e hicimos un plan estratégico a diez años. Nos salió bien y empezó a ser una clínica de éxito desde ese momento.
¿Cuáles son las fortalezas actuales del Hospital Perpetuo Socorro?
Siempre he dicho que la fortaleza de esta clínica es su personal. Somos 700 personas, entre ellas 200 médicos y cuando empecé tan solo éramos 30. Ahora hablamos de un proyecto totalmente distinto y el éxito son las personas porque ellas son las que tiran del carro.
¿Como cuáles?
Pues por ejemplo, una insuficiencia respiratoria. Nosotros nos planteamos cuál es la causa de esta, sino que luchamos para que sobreviva en el enfermo y después es un especialista el que trata las causas de ese síndrome.
Usted además es especialista en Medicina Intensiva. Es una especialidad un poco dura, ¿no?
Es una especialidad muy bonita porque está muy ligada a todo el hospital, ya que cuando trabajas en una unidad de cuidados intensivos estás relacionado con todos los demás especialistas y por eso conocen muy bien los hospitales. De ahí me viene a lo mejor a mí el interés por la gerencia hospitalaria, porque al final también es una orquesta que tienes que dirigir desde un sillón con todos los especialistas que, la mayoría, sabe más que tú. Porque un gestor de hospital no tiene por qué saber de todas las especialidades, pero sin embargo tiene que organizarlas y ordenarlas y eso aquí se hace sin imponer, sino hablando y negociando con ellos. La gestión hospitalaria también es muy bonita porque hablas con grandes sénecas de la profesión.
¿A usted qué le gusta más, la gestión o la Medicina?
Yo llevo muchos años ya en la gestión. De hecho, no ejerzo como especialista desde 1994. Y una de las cosas queme motivó a mí para decirle a mi padre que me diese la oportunidad de ponerme al frente de la clínica fue que durante la rotación que tenemos que hacer los médicos cuando acabamos la carrera por distintos hospitales, para ver su funcionamiento, vi a una mujer llorar cuando le dijeron que tenía que venir aquí a tratarse. Eso me hizo cuestionarme sobre el estado que tenía la clínica, que además era de la familia, y supuso un revulsivo que ha marcado mi trayectoria para que nunca más pase algo así. Sino todo lo contrario, para que la gente nos elija. De hecho, el Servicio Canario de Salud solo nos manda un 17% de los pacientes, el resto nos eligen porque quieren. Y ese ha sido el gran cambio por el que hemos luchado.
¿Cuán de importante es el aspecto social en su hospital?
Esta es una vivencia mía más personal en la que yo creo que la empresa tiene que devolver a la sociedad parte de lo que esta le reporta. Nosotros creemos que tenemos que fomentar la cultura y el deporte. La primera porque de alguna manera es salud mental y el deporte porque es salud física. En estas dos facetas patrocinamos la carrera San Silvestre todos los años, la maratón de Gran Canaria o la Transgrancanaria. Tenemos un equipo que se llama HPS de triatlón y múltiples carreras más y nos han dado hace poco el premio Isla Europea del Deporte del Cabildo. En el otro ámbito patrocinamos la Ópera de Gran Canaria, estamos en el Gabinete Literario y en otras muchas fundaciones como la Fundación Puerto, la FULPGC, la Fundación Mapfre Guanarteme y en la Fundación IVI. Así que lo social lo llevamos en el ADN.
En esta ocasión el premio se lo ha llevado usted, ¿se lo esperaba?
Jamás me lo planteé. Es más, cuando me llamó el alcalde le pregunté qué méritos tenía yo. Pero una vez te lo conceden piensas en que en gran parte eso se debe a la empresa, con lo cual también la hago partícipe. Además este año nos han dado un montón de premios, como el de Mecenas de la Universidad y ahora el de Puertos. Aunque tengo que decir que recibir premios no es el fin, no obstante, yo estoy agradecidísimo a mi ciudad.
¿Y qué es lo que más le gusta de su ciudad?
Que es la más grande al sur de Europa, con un puerto que nos abre al mundo y un aeropuerto que siempre está a rebosar de turistas. Además, tenemos África enfrente, y Canarias la tiene que ayudar, no en el sentido caritativo, porque para eso ya hay otras instituciones, sino a través de relaciones comerciales honestas. Además esta ciudad se caracteriza por ser muy cosmpolita y por el carácter abierto de sus gentes. Ahora nos quieren enfrentar con Tenerife, a Santa Cruz y eso nunca ha sido así, es una cosa reciente.
