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Fiestas Fundacionales El Modernismo entró por la calle mayor

La pequeña Triana de madera

El Castillo de Mata saca a la luz una maqueta que reproduce la calle mayor de principios del XX

Más de la mitad de los edificios que fueron construidos a principios del siglo pasado en la calle Mayor de Triana han sobrevivido milagrosamente al paso del tiempo. Algunos han cambiado de color, han perdido elementos o les ha crecido alguna planta, pero conservan la fisonomía que imprimieron los arquitectos que las diseñaron, Fernando Navarro y Laureano Arroyo, principalmente. A través de ellos se coló el Modernismo en Las Palmas de Gran Canaria y su construcción fue propiciada por el cambio de era, una transformación brutal, tanto desde el punto de vista económico como cultural y social, que transmutó a la ciudad entre finales del siglo XIX y principios del XX, a través de la entrada en escena del Puerto de La Luz y la llegada de los ingleses. La incorporación de la ciudad a "los nuevos ritos comerciales", en palabras de Tomás Morales, la metió de lleno en el movimiento comercial de aquella época e impulsó su desarrollo. La ciudad quedó "incorporada", de esta manera, "a las nuevas rutas económicas de la primera mundialización, ganada para el capitalismo europeo y su maquinaria imperial". Así describe ese cambio de era Belén González Morales, profesora de Lengua y Literatura. Esa nueva riqueza dejó su huella en la arquitectura de Triana.

Una reproducción a escala de esa nueva Triana de principios del siglo pasado se puede contemplar en el Castillo de Mata, en una exposición que ha organizado el Ayuntamiento capitalino. La maqueta ha permanecido oculta en los almacenes de El Secadero durante más de catorce años. Sólo el módulo que representa a la Triana más modernista permanece expuesto de manera permanente en Mata, desde que abrió el museo. El autor de la maqueta, Enrique Fernández Álvarez, la realizó en el 2000, cuando se empezó a hablar de la candidatura del casco histórico a Patrimonio de la Humanidad y aclara que lo que está expuesto en la plante tercera de Mata es sólo una cuarta parte de la maqueta. "La hice por iniciativa propia. Yo pretendía hacer una reproducción de Vegueta y Triana, pero sólo hice Triana", explica Fernández, que muestra su satisfacción por el hecho de que una parte haya salido a la luz.

Las maquetas son de madera DM y reproducen medio centenar de edificios, tal y como eran entre 1920 y 1940. "Toda la estructura lleva una imprimación base y encima la pintura. Las molduras están hechas con listones de madera y las que son curvadas con algún tipo de cable o cordel. La hice con la intención de que esa maqueta pudiera exportarse a otra parte del mundo", explica Fernández, que ahora se dedica al documentalismo, mientras desvela la accidenta historia de la maqueta.

El maquetista relata que llevó los módulos a un guardamuebles, porque el Ayuntamiento rechazó comprarlos. Fernández habló con el exconcejal del Partido Popular (PP) Melchor Camón, pero fue en vano. "El guardamuebles me cobraba 300 euros todos los meses. El tiempo fue pasando y yo no pude hacer frente al alquiler, así que la empresa le vendió la maqueta al Ayuntamiento en 2002 o 2003, que en esta ocasión sí quiso comprarla, y desde entonces estaba perdida en los almacenes de El Secadero. Sólo se sacó una vez para exponerla en el Museo Néstor", explica. "La operación no fue correcta, pero yo no voy a pleitear. Yo sé que esa maqueta es ahora del Ayuntamiento y me parece mejor que esté expuesta, aunque me gustaría que la colocaran en algún sitio para los turistas. Sería un atractivo muy interesante, pero la maqueta completa". Según Fernández, falta la calle central, con la vía para que pasara el tranvía eléctrico. "Sólo está una parte de los bloques", indica el autor, que permaneció varios meses buceando en los planos del Archivo Histórico Provincial antes de hacer las maquetas. Y luego tardó casi siete meses en reproducirlas en madera, con sus fachadas, los nombres de los comercios, como el desaparecido Bazar Nueva York; el águila de la sombrerería Esquerra, que desapareció de la calle Travieso en 2015; el reloj que instaló Pflüeger y que sigue en la calle, aunque ha cambiado de sitio; y la campana, que también sobrevive.

Destacan por su belleza el edificio del antiguo Palacio de lo Juguetes, que hace esquina con Arena, donde hoy está Stradivarius y la denominada manzana modernista, los números 76 a 81. La coordinadora del departamento de Educación del Castillo de Mata, Patricia Santana, explica que en esa manzana están las dos representaciones más puras del Modernismo, que llegó a Canarias cuando daba los últimos coletazos, mezclado con el Art Nouveau franco belga y el Eclecticismo. "La idea de la exposición", explica Santana, "es mostrar a través de estas maquetas el cambio de siglo y lo que trajo consigo. Contemplamos el pasado del antiguo régimen a la modernidad a través de la arquitectura". En la exposición se puede ver la casa del socialista Juan Negrín, de estilo ecléctico, en el número 101; o la que hoy alberga Mango, donde el escocés Thomas Miller fundó su primer negocio a finales del siglo XIX. El edificio no es modernista.

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